Rom 6:23
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Porque el estipendio y paga del pecado es la muerte; pero la vida eterna es una gracia de Dios por Jesucristo nuestro Señor.
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Rom 7:4
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Así también vosotros, hermanos míos, quedasteis muertos a la ley en virtud de la muerte del cuerpo de Cristo , para ser de otro, esto es, del que resucitó de entre los muertos, a fin de que nosotros produzcamos frutos para Dios.
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Rom 7:6
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pero ahora estamos ya exentos de esta ley de muerte, que nos tenía ligados, para que sirvamos a Dios según el nuevo espíritu, y no según la letra o ley antigua.
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Rom 7:22
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De aquí es que me complazco en la ley de Dios según el hombre interior;
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Rom 7:25
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Solamente la gracia de Dios por los méritos de Jesucristo, Señor nuestro. Entretanto yo mismo vivo sometido por el espíritu a la ley de Dios, y por la carne a la ley del pecado.
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Rom 7:25
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Solamente la gracia de Dios por los méritos de Jesucristo, Señor nuestro. Entretanto yo mismo vivo sometido por el espíritu a la ley de Dios, y por la carne a la ley del pecado.
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Rom 8:3
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Pues lo que era imposible que la ley hiciese, estando como estaba debilitada por la carne, lo hizo Dios cuando habiendo enviado a su Hijo revestido de una carne semejante a la del pecado, y héchole víctima por el pecado, mató así al pecado en la carne,
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Rom 8:7
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por cuanto la sabiduría de la carne es enemiga de Dios; como que no está sometida a la ley de Dios, ni es posible que lo esté, siendo contraria a ella.
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Rom 8:7
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por cuanto la sabiduría de la carne es enemiga de Dios; como que no está sometida a la ley de Dios, ni es posible que lo esté, siendo contraria a ella.
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Rom 8:8
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Por donde los que viven según la carne, no pueden agradar a Dios.
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Rom 8:9
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Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el espíritu, pues el espíritu de Dios habita en vosotros. Que si alguno no tiene el Espíritu de Cristo , éste no es de Jesucristo.
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Rom 8:11
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Y si el espíritu de aquel Dios, que resucitó a Jesús de la muerte, habita en vosotros, el mismo que ha resucitado a Jesucristo de la muerte dará vida también a vuestros cuerpos mortales, en virtud de su espíritu que habita en vosotros.
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Rom 8:12
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Así que, hermanos míos, somos deudores no a la carne, para vivir según la carne, sino al espíritu de Dios,
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Rom 8:14
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siendo cierto que los que se rigen por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.
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Rom 8:14
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siendo cierto que los que se rigen por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.
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Rom 8:16
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Y con razón, porque el mismo espíritu de Dios está dando testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
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Rom 8:16
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Y con razón, porque el mismo espíritu de Dios está dando testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
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Rom 8:17
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Y siendo hijos, somos también herederos, herederos de Dios, y coherederos con Cristo , con tal, no obstante, que padezcamos con él a fin de que seamos con él glorificados.
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Rom 8:19
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Así las criaturas todas están aguardando con gran ansia la manifestación de los hijos de Dios.
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Rom 8:21
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de que serán también ellas mismas libertadas de esa servidumbre a la corrupción, para participar de la libertad y gloria de los hijos de Dios.
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Rom 8:23
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Y no solamente ellas, sino también nosotros mismos, que tenemos ya las primicias del Espíritu Santo, nosotros, con todo eso, suspiramos de lo íntimo del corazón, aguardando el efecto de la adopción de los hijos de Dios, esto es, la redención de nuestro cuerpo.
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Rom 8:26
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Y además el espíritu divino ayuda a nuestra flaqueza; pues no sabiendo siquiera qué hemos de pedir en nuestras oraciones, ni cómo conviene hacerlo, el mismo espíritu hace, o produce en nuestro interior, nuestras peticiones a Dios con gemidos que son inexplicables.
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Rom 8:27
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Pero aquel que penetra a fondo los corazones conoce bien qué es lo que desea el Espíritu, el cual no pide nada por los santos, que no sea según Dios.
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Rom 8:28
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Sabemos también nosotros que todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios, de aquellos, digo, que él ha llamado según su decreto para ser santos.
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Rom 8:31
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Después de esto, ¿qué diremos ahora? Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?
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Rom 8:33
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Y ¿quién puede acusar a los escogidos de Dios? Dios mismo es el que los justifica.
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Rom 8:33
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Y ¿quién puede acusar a los escogidos de Dios? Dios mismo es el que los justifica.
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Rom 8:34
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¿Quién osará condenarlos? Después que Jesucristo no solamente murió por nosotros, sino que también resucitó, y está sentado a la diestra de Dios, en donde asimismo intercede por nosotros.
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Rom 8:39
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ni todo lo que hay de más alto, ni de más profundo, ni otra ninguna criatura podrá jamás separarnos del amor de Dios, que se funda en Jesucristo nuestro Señor.
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Rom 9:4
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los cuales son los israelitas, de quienes es la adopción de hijos de Dios, y la gloria y la alianza, y la legislación, y el culto, y las promesas,
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Rom 9:5
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cuyos padres son los patriarcas, y de quienes desciende el mismo Cristo según la carne, el cual es Dios, bendito sobre todas las cosas por siempre jamás. Amén.
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Rom 9:6
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Pero no por eso la palabra de Dios deja de tener su efecto. Porque no todos los descendientes de Israel son verdaderos israelitas;
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Rom 9:7
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ni todos los que son del linaje de Abrahán son por eso hijos suyos y herederos; pues por Isaac, le dijo Dios, se contará tu descendencia.
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Rom 9:8
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Es decir, no los que son hijos de la carne, éstos son hijos de Dios; sino los que son hijos de la promesa, ésos se cuentan por descendientes de Abrahán.
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Rom 9:11
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Pues antes que los niños naciesen, ni hubiesen hecho bien, ni mal alguno (a fin de que se cumpliese el designio de Dios en la elección),
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Rom 9:12
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no en vista de sus obras, sino por el llamamiento y elección de Dios, se le dijo:
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Rom 9:14
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¿Pues qué diremos a esto?; ¿por ventura cabe en Dios injusticia? Nada menos.
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Rom 9:15
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Pues Dios dice a Moisés: Usaré de misericordia con quien yo quiera usarla, y tendré compasión de quien yo quiera tenerla.
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Rom 9:16
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Así que no es obra del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que usa de misericordia.
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Rom 9:19
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Pero tú me dirás: ¿Pues cómo es que se queja Dios, o se enoja?; porque, ¿quién puede resistir a su voluntad?
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Rom 9:20
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Mas, ¿quién eres tú, ¡oh hombre!, para reconvenir a Dios? ¿Un vaso de barro dice acaso al que le labró: Por qué me has hecho así?
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Rom 9:22
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Nadie puede quejarse si Dios, queriendo mostrar en unos su justo enojo, y hacer patente su poder, sufre con mucha paciencia a los que son vasos de ira, dispuestos para la perdición,
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Rom 9:26
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Y sucederá que en el mismo lugar en que se les dijo: Vosotros no sois mi pueblo, allí serán llamados hijos de Dios vivo.
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Rom 9:28
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Porque Dios en su justicia reducirá su pueblo a un corto número; el Señor hará una gran rebaja sobre la tierra.
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Rom 10:1
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Es cierto, hermanos míos, que siento en mi corazón un singular afecto a Israel, y pido muy de veras a Dios su salvación.
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Rom 10:2
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Yo les confieso y me consta que tienen celo de las cosas de Dios, pero no es un celo según la ciencia.
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Rom 10:3
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Porque no conociendo la justicia que viene de Dios, y esforzándose a establecer la suya propia, no se han sujetado a Dios para recibir de él esta justicia.
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Rom 10:3
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Porque no conociendo la justicia que viene de Dios, y esforzándose a establecer la suya propia, no se han sujetado a Dios para recibir de él esta justicia.
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Rom 10:9
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Pues si confesareis con tu boca al Señor Jesús , y creyeres en tu corazón que Dios le ha resucitado de entre los muertos, serás salvo.
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Rom 10:19
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Mas digo yo: ¿Será que Israel no lo ha entendido? No por cierto. Moisés es el primero en decir en nombre de Dios: Yo he de provocaros a celos por un pueblo que no es pueblo mío; y haré que una nación insensata o ignorante venga a ser el objeto de vuestra indignación y envidia.
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