Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

Dios

I Rey 23:11 Y en seguida dijo David: Señor Dios de Israel, tu siervo ha oído decir que Saúl se prepara para venir a Ceila, y destruirla por mi causa.
I Rey 23:12 ¿Me entregarán los ciudadanos de Ceila en manos de Súl? ¿Vendrá en efecto Saúl, como ha oído decir tu siervo? Señor Dios de Israel, manifiéstaselo a este siervo tuyo. Y respondió el Señor: Sí, vendrá.
I Rey 23:17 En ese tiempo Jonatás, hijo de Saúl, se puso en camino, y fue allí a encontrarle; y le confortó recordándole las promesas de Dios, y diciéndole:
I Rey 24:13 De impíos es hacer acciones impías, según dice el antiguo proverbio; y así Dios me libre de extender mi mano contra ti.
I Rey 25:26 Ahora pues, mi señor, vive Dios, y vive tu alma, que el Señor es quien te ha estorbado, haciéndome salir a mí, el derramar sangre, y te ha detenido la mano. Que sean desde luego tan débiles como Nabal tus enemigos, y cuantos maquinan contra mi señor.
I Rey 25:29 Y si alguna vez se levantare algún hombre que te persiga y quisiere atentar contra tu vida, será guardada como en un ramillete de vivientes en el seno del Señor Dios tuyo; y al contrario el alma de tus enemigos será agitada y expelida de la vida como la piedra tirada con la honda.
I Rey 25:31 no tendrás tú, señor mío, este pesar y remordimiento de corazón de haber derramado sangre inocente, y vengándote por ti mismo; y cuando Dios te haya colmado de bienes, te acordarás, ¡oh mi señor!, de tu esclava.
I Rey 25:32 Respondió David a Abigaíl: Bendito sea el Señor Dios de Israel por haberte hoy enviado a mi encuentro, y bendito sea el consejo que me has dado.
I Rey 25:34 Que si no, juro, por el Señor Dios de Israel, el cual me ha prohibido hacerte daño, que a no venir tú tan presto a encontrarme, no hubiera quedado en casa de Nabal, de hoy a mañana, cosa con vida, ni siquiera un perro.
I Rey 26:8 Dijo entonces Abisai a David: Dios ha puesto hoy en tus manos a tu enemigo; ahora, pues, voy a clavarlo en tierra de una sola lanzada, y no será menester repetir golpe.
I Rey 26:10 Y añadió: Vive Dios que a no ser que el Señor lo mate, o llegue el día de su muerte natural, o perezca en alguna batalla, no morirá;
I Rey 26:11 líbreme Dios de levantar mi mano contra el ungido del Señor. Ahora, pues, toma la lanza que tiene a su cabecera, y el jarro del agua, y vámonos.
I Rey 26:16 No es esto cumplir bien tu obligación. Vive Dios, que sois reos de muerte, vosotros que no habéis guardado a vuestro dueño, el ungido del Señor; y si no, ved ahora donde está la lanza del rey, y el jarro del agua que tenía a su cabecera.
I Rey 28:10 Mas Saúl le juró por el Señor diciendo: Vive Dios que no te vendrá por esto mal ninguno.
I Rey 28:15 Pero Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué has turbado mi reposo, haciéndome levantar? Respondió Saúl: Me veo en un estrechísimo apuro; los filisteos me han movido guerra, y Dios se ha retirado de mí, y no ha querido responderme, ni por medio de los profetas, ni por sueños; por esta razón te he llamado, a fin de que me declares lo que debo hacer.
I Rey 29:9 Respondió Aquis, y le dijo: En cuanto a mí, bien sé que me eres fiel, y te tengo por un ángel de Dios; pero los príncipes de los filisteos han dicho resueltamente: No irá con nosotros al combate.
I Rey 30:6 Y se halló David en extremo angustiado, porque el pueblo trataba de apedrearlo, estando todos poseídos de la mayor amargura por la pérdida de sus hijos e hijas. Pero David puso su confianza, y se confortó en el Señor Dios suyo.
I Rey 30:15 Le dijo David: ¿Y podrás tú guiarme a donde está esa gente? Respondió el egipcio: Júrame por el nombre de Dios que no me matarás, ni me entregarás en manos de mi amo, y yo te llevaré a donde está aquella tropa. Se lo juró David.
II Rey 3:9 Que Dios trate con todo su rigor a Abner, si no procurare a favor de David lo que tiene el Señor prometido con juramento,
II Rey 3:28 Al oír David lo que había sucedido, dijo: Sea Dios mi testigo para siempre de que yo y todo mi reino somos inocentes de la muerte de Abner, hijo de Ner.
II Rey 3:35 Se levantó, pues, David y toda la gente para ir a comer, siendo aún día claro, juró David diciendo: No me haga Dios bien, y hágame si mucho mal, si antes de ponerse el sol probare yo pan, ni cosa ninguna.
II Rey 4:8 y la presentaron a David en Hebrón diciéndole: He aquí la cabeza de Isboset, hijo de Saúl, tu enemigo, que atentaba a tu vida. Dios ha vengado hoy al rey, mi señor, de Saúl y de su linaje.
II Rey 5:10 De esta suerte se iba fortificando y engrandeciendo más y más, y el Señor Dios de los ejércitos estaba con él.
II Rey 6:2 y se puso en marcha con toda la gente principal de la tribu de Judá que con él estaba, para traerse de Cariatiarim el arca de Dios, en presencia de la cual es invocado el nombre del Señor de los ejércitos, que está sentado encima de ella sobre los querubines.
II Rey 6:3 Y pusieron el arca de Dios en un carro nuevo sacándola de casa de Abinadab, que habitaba en Gabaa; siendo Oza y Ahío, hijos de Abinadab, los que iban guiando el carro nuevo.
II Rey 6:4 Luego que sacaron el arca de Dios de la casa de Abinadab, en cuya custodia estaba en Gabaa, Ahío iba delante del arca .
II Rey 6:6 Mas así que llegaron a la era de Nacón, extendió Oza la mano hacia el arca de Dios, y la sostuvo, porque los bueyes coceaban y la habían hecho inclinar.
II Rey 6:7 Y el Señor indignado en gran manera contra Oza, lo castigó por su temeridad, y quedó allí muerto junto al arca de Dios.
II Rey 6:8 Se entristeció David por haber castigado Dios a Oza; y llamó aquel lugar Castigo de Oza, nombre que conserva hasta hoy.
II Rey 6:12 Dieron luego aviso al rey David de que el Señor había echado la bendición sobre Obededom y sobre todas sus cosas, por causa del arca de Dios. Fue, pues, David, y trasladó el arca de Dios de la casa de Obededom a la Ciudad de David con gran regocijo; e iban junto a David siete coros de músicos y un becerro para el sacrificio.
II Rey 6:12 Dieron luego aviso al rey David de que el Señor había echado la bendición sobre Obededom y sobre todas sus cosas, por causa del arca de Dios. Fue, pues, David, y trasladó el arca de Dios de la casa de Obededom a la Ciudad de David con gran regocijo; e iban junto a David siete coros de músicos y un becerro para el sacrificio.
II Rey 6:18 Así que acabó de ofrecer los holocaustos y las víctimas pacíficas bendijo al pueblo, en el nombre del Señor Dios de los ejércitos.
II Rey 7:2 dijo al profeta Natán: ¿No reparas que yo habito en una casa de cedro, mientras el arca de Dios está debajo de pieles?
II Rey 7:17 Conforme a todas estas palabras de Dios, y conforme a toda esta revelación, así habló Natán a David.
II Rey 7:18 Entonces David fue a presentarse delante del Señor en el Tabernáculo, y permaneciendo allí en oración, dijo: ¿Quién soy yo, Señor Dios mío, y cuál es mi casa para haberme elevado hasta este punto?
II Rey 7:19 Y pareciéndote aún, ¡oh Señor Dios!, que esto era poco a tus ojos, has querido asegurar a tu siervo la permanencia de su casa para los siglos venideros; que tal es la ley o el deseo de los hijos de Adán, ¡oh Señor Dios!
II Rey 7:19 Y pareciéndote aún, ¡oh Señor Dios!, que esto era poco a tus ojos, has querido asegurar a tu siervo la permanencia de su casa para los siglos venideros; que tal es la ley o el deseo de los hijos de Adán, ¡oh Señor Dios!
II Rey 7:20 ¿Qué más podrá decir ahora David hablando contigo, puesto que tú, Señor Dios mío, conoces bien a tu siervo y su gratitud?
II Rey 7:22 En lo cual, ¡oh Señor Dios mío! has ostentado tu grandeza; que nadie hay semejante a ti, ni hay Dios fuera de ti, según todas las cosas que hemos oído con nuestros mismos oídos.
II Rey 7:22 En lo cual, ¡oh Señor Dios mío! has ostentado tu grandeza; que nadie hay semejante a ti, ni hay Dios fuera de ti, según todas las cosas que hemos oído con nuestros mismos oídos.
II Rey 7:24 Pues tú escogiste a Israel para que fuese para siempre tu pueblo; y tú, ¡ah Señor Dios!, quisiste hacerte su Dios.
II Rey 7:24 Pues tú escogiste a Israel para que fuese para siempre tu pueblo; y tú, ¡ah Señor Dios!, quisiste hacerte su Dios.
II Rey 7:25 Ahora, pues, ¡oh Señor Dios!, mantén siempre viva la promesa que has hecho a tu siervo para él y para su casa, y hazlo como has dicho;
II Rey 7:26 para que tu nombre sea eternamente engrandecido, y se diga: El Señor de los ejércitos es el Dios de Israel. Sí, la casa de tu siervo David será estable delante del Señor;
II Rey 7:27 porque tú, ¡oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel!, revelaste y dijiste a tu siervo: Yo te fundaré una casa estable; de aquí es que tu siervo se ha animado para dirigirte esta plegaria.
II Rey 7:28 Ahora, pues, Señor y Dios mío, tú eres Dios, y se cumplirán tus palabras. Ya que has prometido a tu siervo tales bienes,
II Rey 7:28 Ahora, pues, Señor y Dios mío, tú eres Dios, y se cumplirán tus palabras. Ya que has prometido a tu siervo tales bienes,
II Rey 7:29 empieza desde luego y echa la bendición sobre la casa de tu siervo, para que siempre subsista en tu acatamiento; puesto que tú, ¡oh Señor Dios!, has hablado y dicho que la casa de tu siervo será bendita con tu bendición eternamente.
II Rey 10:12 Pórtate como hombre de valor, y peleemos por nuestro pueblo y por la ciudad de nuestro Dios; por lo demás el Señor dispondrá lo que sea de su mayor agrado.
II Rey 11:11 Respondió Urías a David: El arca de Dios, e Israel y Judá están en tiendas de campaña, y mi señor Joab y los siervos de mi señor duermen en el duro suelo; ¿e iría yo a mi casa a comer y beber, y dormir con mi mujer? Por la vida y por la salud de mi rey juro que no haré tal cosa.