III Rey 1:36
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Banaías, hijo de Joíada, respondió al rey, diciendo: Amén, así lo confirme el Señor y Dios del rey mi amo.
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III Rey 1:47
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y los criados del rey han entrado ya para felicitar a David, nuestro rey y señor, diciendo: Haga Dios el nombre de Salomón más glorioso todavía que tu mismo nombre, y engrandezca su trono aun más que el tuyo. Y el rey desde su cama ha adorado al Señor,
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III Rey 1:48
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y ha dicho: Bendito sea el Señor Dios de Israel que me ha concedido el ver hoy con mis ojos al hijo mío sentado en mi solio.
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III Rey 2:3
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y observa los mandamientos del Señor Dios tuyo, siguiendo sus caminos, guardando sus ceremonias, sus preceptos, sus leyes y sus estatutos, como está escrito en la ley de Moisés, para que aciertes en todo cuanto hagas y en cuanto pongas la mira.
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III Rey 2:23
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Por lo cual juró el rey Salomón por el Señor, diciendo: Tráteme Dios con todo el rigor de su justicia, si no es verdad que en daño de su propia vida ha entablado Adonías esta pretensión.
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III Rey 2:24
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Ahora, pues, vive Dios, que me ha establecido y colocado sobre el solio de mi padre David, y que me ha fundado casa como lo tenía prometido, que hoy ha de morir Adonías.
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III Rey 2:26
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Dijo asimismo el rey a Abiatar, sumo sacerdote: Retírate a la posesión que tienes en Anatot. Tú, a la verdad, mereces la muerte, pero yo no te quito hoy la vida, por cuanto llevaste el arca del Señor Dios delante de mi padre David, y acompañaste a mi padre en todos los trabajos que padeció.
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III Rey 3:7
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Ahora, pues, Señor Dios, tú me has hecho reinar a mí, siervo tuyo, en lugar de mi padre David; mas yo soy aún como un niño pequeño que no sabe la manera de conducirse.
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III Rey 3:28
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Se divulgó por todo Israel la sentencia dada por el rey, y se llenaron todos de un respetuoso temor hacia él, viendo que le asistía la sabiduría de Dios para administrar justicia.
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III Rey 4:29
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Dio además Dios a Salomón una sabiduría y prudencia incomparable y una magnanimidad inmensa, como la arena que está en las playas del mar.
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III Rey 5:3
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Bien sabes el deseo que tuvo mi padre David, y que no pudo edificar el templo al Nombre del Señor su Dios a causa de las guerras que tenía con sus vecinos, hasta que el Señor se los puso bajo las plantas de sus pies.
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III Rey 5:4
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Mas ahora el Señor mi Dios, me ha dado reposo por todas partes, y no tengo enemigo ni obstáculo alguno.
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III Rey 5:5
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Por eso pienso edificar un templo al Nombre del Señor Dios mío, como lo dejó el Señor ordenado a mi padre David, diciendo: Tu hijo a quien pondré en tu lugar sobre tu solio, ése ha de edificar el templo al Nombre mío.
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III Rey 5:7
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Así que oyó Hiram la embajada de Salomón , se alegró sobremanera, y exclamó: Bendito sea hoy el Señor Dios que dio a David un hijo sapientísimo para gobernar un pueblo tan numeroso.
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III Rey 7:51
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Así completó Salomón toda la obra que tenía trazada para la casa del Señor, y metió en ella el oro, la plata y todos los vasos que su padre David había consagrado a Dios, y lo mandó guardar todo en los tesoros de la casa del Señor.
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III Rey 8:13
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No he descansado, oh Dios, hasta ver concluida una casa para tu habitación, para trono tuyo firmísimo para siempre.
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III Rey 8:15
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Y añadió Salomón : Bendito sea el Señor Dios de Israel, el cual por su propia boca predijo a David, mi padre, lo que con su poder ha ejecutado, diciendo:
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III Rey 8:17
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Quiso, pues, David, mi padre, edificar una casa al Nombre del Señor Dios de Israel.
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III Rey 8:20
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El Señor puso en ejecución la palabra que pronunció; y yo ocupé el lugar de mi padre, y me senté sobre el trono de Israel como el Señor lo había dicho, y he edificado la casa al Nombre del Señor Dios de Israel.
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III Rey 8:23
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dijo: ¡Oh Señor Dios de Israel!, no hay Dios semejante a ti, ni arriba en el cielo, ni acá abajo en la tierra; tú guardas el pacto y usas misericordia con tus siervos, que andan en tu presencia con todo su corazón.
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III Rey 8:23
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dijo: ¡Oh Señor Dios de Israel!, no hay Dios semejante a ti, ni arriba en el cielo, ni acá abajo en la tierra; tú guardas el pacto y usas misericordia con tus siervos, que andan en tu presencia con todo su corazón.
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III Rey 8:25
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Ahora, pues, Señor Dios de Israel, confirma a tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste, diciendo: No faltará jamás de tu linaje quien se siente ante mí sobre el trono de Israel, con tal que tus hijos vigilen sobre sus pasos, y anden delante de mí como tú has andado en mi presencia.
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III Rey 8:26
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Sí, oh Señor Dios de Israel, confírmense hoy tus promesas hechas a tu siervo David, mi padre.
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III Rey 8:27
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Mas en efecto: ¿es creíble que verdaderamente Dios ha de habitar sobre la tierra? Porque si ni los cielos, oh Señor, ni los altísimos cielos pueden abarcarte, ¿cuánto menos esta casa que yo he construido?
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III Rey 8:28
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Como quiera, oh Señor Dios mío, atiende a la oración de tu siervo, y a sus súplicas; escucha los himnos y las plegarias que tu siervo pronuncia hoy en tu presencia;
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III Rey 8:53
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ya que tú, ¡oh Señor Dios!, los escogiste de todos los pueblos de la tierra para posesión tuya, como lo declaraste por boca de tu siervo Moisés, cuando sacaste de Egipto a nuestros padres.
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III Rey 8:57
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El Señor Dios nuestro sea con nosotros, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deseche;
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III Rey 8:59
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Y estas mis palabras, con que acabo de orar al Señor, estén presentes día y noche ante el Señor Dios nuestro, para que en todo tiempo ampare a su siervo y a su pueblo de Israel;
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III Rey 8:60
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a fin de que todas las naciones de la tierra reconozcan que el Señor es el verdadero Dios, y que fuera de él no hay otro.
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III Rey 8:61
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Sea también nuestro corazón recto para con Dios nuestro Señor; de suerte que obedezcamos sus preceptos, y observemos sus mandamientos, como hacemos hoy.
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III Rey 8:65
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Celebró, pues, entonces Salomón una fiesta solemnísima, y con él todo Israel, congregado en grandísimo número desde la entrada de Emat hasta el río de Egipto, en la presencia del Señor Dios nuestro, por espacio de siete días, y después otros siete, esto es, catorce días.
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III Rey 9:9
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Y le responderán: Porque abandonaron al Señor Dios suyo, que sacó a sus padres de la tierra de Egipto, y se fueron tras los dioses ajenos, y los adoraron y dieron culto; por eso el Señor ha descargado sobre ellos todos estos males.
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III Rey 10:9
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Bendito sea el Señor Dios tuyo, que te ha amado y puesto sobre el trono de Israel, por el amor que siempre ha tenido a este pueblo, y te ha constituido rey para que ejerzas la equidad y la justicia.
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III Rey 10:24
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y todo el mundo deseaba ver el rostro de Salomón , para oír la sabiduría que había infundido Dios en su corazón;
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III Rey 11:4
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Y siendo ya viejo, vino a depravarse su corazón por causa de las mujeres hasta hacerle seguir los dioses ajenos; de suerte que su corazón ya no era puro y sincero para con el Señor Dios suyo, como lo fue el corazón de David, su padre.
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III Rey 11:9
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Por lo que se irritó el Señor contra Salomón , porque había enajenado su corazón del Señor Dios de Israel que por dos veces se le había aparecido,
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III Rey 11:23
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También le suscitó Dios a Salomón otro enemigo que fue Razón, hijo de Elíada, el cual había huido de Adarecer, rey de Soba, su señor.
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III Rey 11:31
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y dijo a Jeroboam: Toma para ti diez pedazos; porque esto dice el Señor Dios de Israel: He aquí que yo voy a dividir el reino que tiene Salomón , y te daré a ti diez tribus;
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III Rey 12:22
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Pero el Señor dirigió su palabra a Semeías, varón de Dios, diciendo:
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III Rey 13:1
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Mas he aquí que mientras Jeroboam estaba en el altar y echaba el incienso, llegó de Judá a Betel por orden del Señor un varón de Dios,
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III Rey 13:3
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Y al mismo tiempo, en prueba de la verdad de su predicción, añadió: Esta será la señal que os hará conocer que Dios es quien os habla: He aquí que va a partirse el altar, y se derramará la ceniza que hay en él.
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III Rey 13:4
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Así que oyó el rey las palabras que el varón de Dios pronunció en alta voz contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar, diciendo: Prended a ése. Mas al punto se le secó la mano que había extendido contra el profeta, y no pudo retirarla hacia sí.
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III Rey 13:5
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Al mismo tiempo se hizo pedazos el altar, y se derramó la ceniza que había en él, conforme a la señal que había predicho el varón de Dios en nombre del Señor.
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III Rey 13:6
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Dijo entonces el rey al varón de Dios: Ruega al Señor Dios tuyo, y ora por mí, para que me sea restituida mi mano. Hizo el varón de Dios oración al Señor, y el rey recobró su mano, y quedó como antes estaba.
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III Rey 13:6
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Dijo entonces el rey al varón de Dios: Ruega al Señor Dios tuyo, y ora por mí, para que me sea restituida mi mano. Hizo el varón de Dios oración al Señor, y el rey recobró su mano, y quedó como antes estaba.
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III Rey 13:6
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Dijo entonces el rey al varón de Dios: Ruega al Señor Dios tuyo, y ora por mí, para que me sea restituida mi mano. Hizo el varón de Dios oración al Señor, y el rey recobró su mano, y quedó como antes estaba.
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III Rey 13:7
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Por lo que dijo el rey al varón de Dios: Ven conmigo a casa a comer, y te llenaré de regalos.
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III Rey 13:8
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Mas el varón de Dios respondió al rey: Aunque me dieras la mitad de tu casa no iría yo contigo, ni comería pan, ni bebería agua en este lugar;
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III Rey 13:11
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Moraba a la sazón en Betel cierto profeta anciano; a quien fueron sus hijos y le contaron todo lo que aquel día había hecho en Betel el varón de Dios, refiriendo a su padre las palabras que había hablado al rey.
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III Rey 13:12
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Les dijo su padre: ¿Qué camino tomó? Le mostraron sus hijos el camino por donde se había vuelto el varón de Dios que había venido de Judá.
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