Lc 17:20
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Preguntado por los fariseos: ¿Cuándo vendrá el reino de Dios?, les dio por respuesta: El reino de Dios no vendrá con muestras de aparato;
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Lc 17:21
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ni se dirá: vele aquí, o vele allí. Antes tened por cierto que ya el reino de Dios está en medio de vosotros.
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Lc 18:2
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diciendo: En cierta ciudad había un juez, que ni tenía temor de Dios, ni respeto a hombre alguno.
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Lc 18:4
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Mas el juez en mucho tiempo no quiso hacérsela. Pero después dijo para consigo: Aunque yo no temo a Dios, ni respeto a hombre alguno,
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Lc 18:7
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Y ¿Dios dejará de hacer justicia a sus escogidos que claman a él día y noche, y sufrirá que se les oprima?
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Lc 18:11
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El fariseo, puesto en pie, oraba en su interior de esta manera: ¡Oh Dios!, yo te doy gracias de que no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como este publicano.
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Lc 18:13
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El publicano, al contrario, puesto allá lejos, ni aun los ojos osaba levantar al cielo; sino que se daba golpes de pecho, diciendo: Dios mío, ten misericordia de mí, que soy un pecador.
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Lc 18:16
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Mas Jesús llamando a sí los niños dijo: Dejad venir a mí los niños, y no se lo vedéis; porque de quienes son como éstos es el reino de Dios.
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Lc 18:17
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En verdad os digo, que quien no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
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Lc 18:19
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Le respondió Jesús : ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino Dios.
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Lc 18:24
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Y Jesús viéndole sobrecogido de tristeza, dijo: ¡Oh cuán dificultosamente los adinerados entrarán en el reino de Dios!
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Lc 18:25
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Porque más fácil es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.
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Lc 18:27
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Les respondió Jesús : Lo que es imposible a los hombres, a Dios es posible.
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Lc 18:29
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Les dijo Jesús : En verdad os digo, ninguno hay que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o esposa, o hijos, por amor del reino de Dios,
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Lc 18:43
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Y al instante vio, y le seguía celebrando las grandezas de Dios. Y todo el pueblo, cuando vio esto, alabó a Dios.
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Lc 18:43
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Y al instante vio, y le seguía celebrando las grandezas de Dios. Y todo el pueblo, cuando vio esto, alabó a Dios.
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Lc 19:11
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Mientras escuchaban estas cosas los presentes, añadió una parábola, atento a que se hallaba vecino a Jerusalén , y las gentes creían que luego se había de manifestar el reino de Dios.
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Lc 19:37
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Pero estando ya cercano a la bajada del monte de los Olivos, todos los discípulos en gran número, transportados de gozo, comenzaron a alabar a Dios en alta voz por todos los prodigios que habían visto,
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Lc 19:44
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y te arrasarán, con los hijos tuyos, que tendrás encerrados dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra; por cuanto has desconocido el tiempo en que Dios te ha visitado.
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Lc 20:16
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Vendrá y dará muerte y perderá a estos colonos, y dará su viña a otros. Lo que oído por los príncipes de los sacerdotes, dijeron: No lo permita Dios.
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Lc 20:21
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Así le propusieron una cuestión en estos términos: Maestro, bien sabemos que tú hablas, y enseñas lo que es justo, y que no andas con respetos humanos, sino que enseñas el camino de Dios según la verdad:
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Lc 20:25
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Les dijo entonces: Pagad, pues, a César lo que es de César; y a Dios lo que es de Dios.
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Lc 20:25
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Les dijo entonces: Pagad, pues, a César lo que es de César; y a Dios lo que es de Dios.
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Lc 20:36
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Porque ya no podrán morir otra vez, siendo iguales a los ángeles e hijos de Dios, por el estado de la resurrección .
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Lc 20:37
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Por lo demás, que los muertos hayan de resucitar, Moisés lo declaró cuando, estando junto a la zarza, le dijo el Señor: Yo soy el Dios de Abrahán, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob .
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Lc 20:37
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Por lo demás, que los muertos hayan de resucitar, Moisés lo declaró cuando, estando junto a la zarza, le dijo el Señor: Yo soy el Dios de Abrahán, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob .
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Lc 20:37
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Por lo demás, que los muertos hayan de resucitar, Moisés lo declaró cuando, estando junto a la zarza, le dijo el Señor: Yo soy el Dios de Abrahán, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob .
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Lc 20:38
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Claro está que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos viven.
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Lc 20:38
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Claro está que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos viven.
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Lc 21:4
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Por cuanto todos éstos han ofrecido a Dios parte de lo que les sobra; pero ésta de su misma pobreza ha dado lo que tenía y necesitaba para su sustento.
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Lc 21:23
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Pero ¡ay de las que estén encinta, o criando en aquellos días!, pues este país se hallará en grandes angustias, y la ira de Dios se descargará sobre este pueblo.
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Lc 21:31
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Así también vosotros, viendo la ejecución de estas cosas, entended que el reino de Dios está cerca.
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Lc 22:16
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Porque yo os digo, que ya no lo comeré otra vez, hasta cuando tenga su cumplimiento en el reino de Dios.
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Lc 22:17
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Y tomando el cáliz dio gracias a Dios, y dijo: Tomad, y distribuidlo entre vosotros;
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Lc 22:18
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porque os aseguro que ya no beberé el zumo de la vid, hasta que llegue el reino de Dios.
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Lc 22:69
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Pero después de ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios.
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Lc 22:70
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Dijeron entonces todos: ¿Luego tú eres el Hijo de Dios? Les respondió él: Así es, que yo soy, como vosotros decís.
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Lc 23:35
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El pueblo lo estaba mirando todo, y a una con él los principales hacían burla de Jesús diciendo: A otros ha salvado, sálvese, pues, a sí mismo, si él es el Cristo , o Mesías, el escogido de Dios.
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Lc 23:40
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Mas el otro le reprendía, diciendo: ¿Cómo, ni aun tú temes a Dios, estando como estás en el mismo suplicio?
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Lc 23:47
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Así que vio el centurión lo que acababa de suceder, glorificó a Dios diciendo: Verdaderamente era éste un hombre justo.
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Lc 23:51
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el cual no había consentido en el designio de los otros ni en lo que habían ejecutado; antes bien era de aquellos que esperaban también el reino de Dios.
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Lc 24:19
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Replicó él: ¿Qué? Lo de Jesús Nazareno, respondieron, el cual fue un profeta, poderoso en obras y en palabras, a los ojos de Dios y de todo el pueblo;
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Lc 24:53
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Y estaban de continuo en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.
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Jn 1:1
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En el principio era el Verbo y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.
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Jn 1:1
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En el principio era el Verbo y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.
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Jn 1:2
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El estaba en el principio en Dios.
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Jn 1:6
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Hubo un hombre enviado de Dios que se llamaba Juan.
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Jn 1:12
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Pero a todos los que le recibieron, que son los que creen en su nombre, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios.
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Jn 1:13
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Los cuales no nacen de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de querer de hombre, sino que nacen de Dios.
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Jn 1:18
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A Dios nadie le ha visto jamás: El hijo unigénito, existente desde siempre en el seno del Padre, él mismo es quien le ha hecho conocer a los hombres.
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