Prov 28:9
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Quien cierra sus oídos para no escuchar la ley, execrada será de Dios su oración.
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Prov 28:14
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Bienaventurado el hombre que está siempre temeroso de ofender a Dios; pero el de corazón duro y descuidado se precipitará en la maldad.
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Prov 29:13
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Se encontraron el pobre y su acreedor; a ambos alumbra el Señor Dios.
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Prov 30:1
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Palabras o sentencias de aquel que congrega, hijo del afluente en sabiduría. Revelación que expuso un varón con quien está Dios, y el cual habiendo sido confortado por Dios que mora en él, habló de esta manera:
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Prov 30:1
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Palabras o sentencias de aquel que congrega, hijo del afluente en sabiduría. Revelación que expuso un varón con quien está Dios, y el cual habiendo sido confortado por Dios que mora en él, habló de esta manera:
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Prov 30:5
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Toda palabra de Dios está como acrisolada al fuego; es un escudo para los que en él confían.
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Prov 30:9
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no sea que viéndome sobrado, me vea tentado a renegar de ti; y diga lleno de arrogancia: ¿Quién es el Señor? O bien que, acosado de la necesidad, me ponga a robar, y a perjurar el Nombre de mi Dios.
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Ecle 1:13
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y propuse en mi corazón inquirir e investigar curiosamente acerca de todas las cosas que suceden debajo del sol. Esta ocupación penosísima ha dado Dios a los hijos de los hombres, para que trabajen en ella.
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Ecle 2:24
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¿No sería mejor comer y beber con sosiego, y regalarse con lo ganado a costa de sus fatigas? Pero este don viene de la mano de Dios.
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Ecle 2:26
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Dios, al hombre que le es grato, le da sabiduría, y ciencia, y contentamiento; mas al pecador le envía aflicción e inútiles cuidados de acumular y almacenar bienes para dejarlos a quien Dios quiera; lo que no menos es vanidad e inútil tormento de ánimo.
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Ecle 2:26
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Dios, al hombre que le es grato, le da sabiduría, y ciencia, y contentamiento; mas al pecador le envía aflicción e inútiles cuidados de acumular y almacenar bienes para dejarlos a quien Dios quiera; lo que no menos es vanidad e inútil tormento de ánimo.
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Ecle 3:10
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He visto la pena que ha dado Dios a los hijos de los hombres para su tormento.
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Ecle 3:11
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Todas las cosas que hizo Dios son buenas, usadas a su tiempo; y el Señor entregó al mundo a las vanas disputas de los hombres; de suerte que ninguno de ellos puede entender perfectamente las obras que Dios creó desde el principio hasta el fin.
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Ecle 3:11
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Todas las cosas que hizo Dios son buenas, usadas a su tiempo; y el Señor entregó al mundo a las vanas disputas de los hombres; de suerte que ninguno de ellos puede entender perfectamente las obras que Dios creó desde el principio hasta el fin.
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Ecle 3:13
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Porque cualquier hombre que come y bebe, gozando del fruto de sus fatigas, de Dios recibe este don.
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Ecle 3:14
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He visto que todas las cosas que ha creado Dios, duran perpetuamente; ni podemos añadir ni quitar nada de lo que Dios hizo para ser temido y adorado.
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Ecle 3:14
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He visto que todas las cosas que ha creado Dios, duran perpetuamente; ni podemos añadir ni quitar nada de lo que Dios hizo para ser temido y adorado.
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Ecle 3:15
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Lo que fue hecho, eso mismo permanece; lo que ha de ser ya fue, porque Dios renueva lo que pasó.
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Ecle 3:17
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y he dicho luego en mi corazón: Dios ha de juzgar algún día al justo y al impío; y entonces será el tiempo de ordenar todas las cosas.
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Ecle 3:18
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Dije también en mi corazón acerca de los hijos de los hombres, que Dios los probaba y humillaba su orgullo, con hacer ver que son parecidos a las bestias.
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Ecle 4:17
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Considera la santidad del lugar en que pones tus pies cuando entras en la Casa de Dios; y acércate con ánimo de obedecerle. Porque mucho mejor es la obediencia de los humildes que los sacrificios de los insensatos y obstinados pecadores; los cuales no saben ellos cuánto mal hacen.
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Ecle 5:1
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No hables nada inconsideradamente, ni sea ligero tu corazón en proferir palabras indiscretas delante de Dios, porque Dios es el Señor que está en los cielos, y tú un vil gusano sobre la tierra. Sean, pues, pocas y muy medidas tus palabras.
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Ecle 5:1
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No hables nada inconsideradamente, ni sea ligero tu corazón en proferir palabras indiscretas delante de Dios, porque Dios es el Señor que está en los cielos, y tú un vil gusano sobre la tierra. Sean, pues, pocas y muy medidas tus palabras.
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Ecle 5:3
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Si hiciste algún voto a Dios, no tardes en cumplirlo; pues le desagrada la promesa infiel y la prudente. Por tanto cumple todo lo que hubieres prometido.
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Ecle 5:5
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No sea tu lengua ocasión de que peque tu cuerpo. No digas en presencia del ángel: No hay providencia; no sea que Dios, irritado contra tus palabras, destruya todas las obras de tus manos.
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Ecle 5:6
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Donde los sueños son muchos, son muchísimas las vanidades, y sin fin las palabras; pero tú teme a Dios.
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Ecle 5:17
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Por tanto yo tengo por una cosa bien hecha el que el hombre coma y beba sobriamente, y disfrute con alegría del fruto de las fatigas que ha de soportar en este mundo durante los días de vida que Dios le conceda; y ésta es la suerte que le pertenece.
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Ecle 5:18
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Y cuando concede Dios a un hombre conveniencias y hacienda, dándole al mismo tiempo facultad para gozar de ellas, y disfrutar de la parte que le ha tocado, y alegrarse con el fruto de su trabajo, es esto un don de Dios.
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Ecle 5:18
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Y cuando concede Dios a un hombre conveniencias y hacienda, dándole al mismo tiempo facultad para gozar de ellas, y disfrutar de la parte que le ha tocado, y alegrarse con el fruto de su trabajo, es esto un don de Dios.
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Ecle 5:19
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Los días de su vida se le pasarán casi sin sentirlo, porque Dios le llenará el corazón de delicias.
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Ecle 6:2
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un hombre a quien Dios ha dado riquezas, y haciendas, y honores, sin que le falte cosa de cuantas desea su alma; mas Dios no le da facultad para disfrutar de ellas; sino que abandonándolo a la avaricia, otro hombre extraño lo ha de devorar todo; vanidad es ésta y miseria muy grande.
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Ecle 6:2
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un hombre a quien Dios ha dado riquezas, y haciendas, y honores, sin que le falte cosa de cuantas desea su alma; mas Dios no le da facultad para disfrutar de ellas; sino que abandonándolo a la avaricia, otro hombre extraño lo ha de devorar todo; vanidad es ésta y miseria muy grande.
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Ecle 6:10
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El que aun ha de ser engendrado, ya es conocido de Dios por su propio nombre; y se sabe que siendo como será un hombre mortal, no podrá contender en juicio con Dios, que es más fuerte que él.
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Ecle 6:10
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El que aun ha de ser engendrado, ya es conocido de Dios por su propio nombre; y se sabe que siendo como será un hombre mortal, no podrá contender en juicio con Dios, que es más fuerte que él.
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Ecle 7:12
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Porque como la sabiduría es un escudo, así lo es el dinero; pero la instrucción y la sabiduría de Dios tienen la ventaja de que dan vida a quien las posee.
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Ecle 7:13
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Considera las obras de Dios, y que ninguno puede corregir o enderezar a quien él ha dejado de su mano.
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Ecle 7:14
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Tú, pues, en el día que tengas bueno, goza del bien, y prevente para pasar con paciencia el día malo; porque como Dios ha hecho aquél, así ha hecho éste; sin que ningún hombre tenga justo motivo para quejarse.
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Ecle 7:18
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Bueno es que socorras al justo; mas no por eso retires tu mano de otros que no lo son; pues quien teme a Dios a nadie desecha.
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Ecle 7:26
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y hallé al fin que es más amarga que la muerte la mujer; la cual es un lazo de cazar, y una red barredera su corazón, y sus manos unos grillos. Quien es grato a Dios huirá y se librará de ella; pero el pecador quedará preso.
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Ecle 7:29
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Sólo esto hallé: que Dios creó al hombre recto, y el mismo hombre se enredó en infinitas cuestiones y peligros. ¿Quién es igual al sabio? ¿Quién conoce la solución de esta difícil parábola?
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Ecle 8:2
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Yo por mí estoy atento a las palabras del rey y a los preceptos de Dios, confirmados con juramento.
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Ecle 8:12
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Pero al contrario, esta misma paciencia con que es tolerado el pecador, aunque peque cien veces, me ha hecho conocer a mí que serán dichosos aquellos que temen a Dios y respetan su majestad.
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Ecle 8:15
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Por tanto alabé la alegría del justo; visto que no hay bien para el hombre en esta vida, sino el comer y beber moderadamente, y estar contento, y que esto es lo que únicamente sacará de su trabajo en los días de su vida que le ha concedido Dios en la tierra.
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Ecle 8:17
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Al final entendí que no puede el hombre hallar razón completa de todas las obras de Dios que se hacen en este mundo; y que cuanto más trabajare por descubrirla, menos la hallará; aunque dijere el sabio que él la sabe, nunca podrá dar con ella.
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Ecle 9:1
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Todas estas cosas traté en mi corazón, poniendo todo cuidado en averiguarlas. Los justos y los sabios, y las obras de ellos, están en las manos de Dios; y con ello no sabe el hombre si es digno de amor o de odio;
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Ecle 9:7
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Anda, pues, y come con alegría tu pan, y bebe con gozo tu vino mientras tus obras son agradables a Dios.
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Ecle 11:5
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Así como ignoras por dónde viene el espíritu al cuerpo, y la manera con que se compaginan los huesos en el vientre de la que está encinta, así tampoco puedes conocer la obra de Dios, hacedor de todas las cosas.
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Ecle 11:9
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Gózate, pues, ¡oh joven disoluto!, en tu mocedad; disfrute de los bienes tu alma en los floridos días de tu juventud; sigue las inclinaciones de tu corazón y lo que agrada a tus ojos; pero sábete que de todas esas cosas te pedirá Dios cuenta en el día en que te juzgue.
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Ecle 12:6
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Acuérdate de Dios antes que se rompa el cordón de plata, o médula espinal, y se arrugue la venda de oro o membrana que envuelve el cerebro, y se haga pedazos el cántaro sobre la fuente y se quiebre la polea sobre la cisterna;
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Ecle 12:7
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y en suma, antes que el polvo se vuelva a la tierra de donde salió, y el espíritu vuele a Dios, que le dio el ser.
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