Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

pues

III Rey 18:45 Y mientras se hacía esto, e iba de una parte a otra, se oscureció el cielo en un momento, y vinieron nubes y viento, y empezó a caer una gran lluvia. Así, pues, montando Acab en su coche, se fue a Jezrael.
III Rey 19:4 Y prosiguió su camino una jornada por el desierto; y habiendo llegado allá y sentándose debajo de un enebro pidió para su alma la separación del cuerpo, diciendo: Bástame ya, Señor, de vivir; llévate mi alma; pues no soy yo de mejor condición que mis padres.
III Rey 19:6 Miró atrás, y vio a su cabecera un pan cocido al rescoldo y un vaso de agua; comió, pues, y bebió, y se volvió a dormir.
III Rey 20:6 Mañana, pues, a esta misma hora enviaré a ti mis siervos, los cuales registrarán tu palacio y las casas de sus criados o cortesanos, y tomarán con sus propias manos cuanto les agradare, y se lo llevarán.
III Rey 20:15 Contó, pues, Acab los mozos de a pie de los príncipes y halló ser doscientos treinta y dos; pasó después revista del pueblo, y halló aptos para pelear siete mil entre todos los hijos de Israel.
III Rey 20:17 Salieron, pues los mozos de los príncipes de las provincias al frente de la tropa. Envió Benadad batidores, los cuales volvieron diciendo: Son unos hombres que han salido de Samaria.
III Rey 20:19 Avanzaron, pues, los criados de los príncipes de las provincias, seguidos del resto del ejército;
III Rey 20:26 Pasado, pues, un año hizo Benadad revista de los siros, y salió a campaña y fue a Afec para pelear contra Israel.
III Rey 20:31 Y le dijeron sus criados: Nosotros hemos oído decir que los reyes de la casa de Israel son clementes y piadosos; vistámonos, pues, de sacos con sogas al cuello, y presentémonos así al rey de Israel; que tal vez nos salvará las vidas.
III Rey 20:32 Se vistieron, pues, los sacos, ciñéndoselos en la cintura, y se pusieron las sogas al cuello, y se presentaron al rey de Israel diciéndole: Benadad, tu siervo, dice: Sálvame, te ruego, la vida. A lo que respondió el rey: Si vive todavía, él es mi hermano.
III Rey 20:34 Le dijo Benadad: Las ciudades que mi padre quitó al tuyo, yo las restituiré; y tú te harás plazas y calles en Damasco mi capital, como las hizo mi padre en Samaria, y hecho este convenio contigo, me marcharé. Hizo, pues, Acab alianza con él, y lo dejó ir libre.
III Rey 21:2 Habló, pues, Acab a Nabot, diciendo: Dame tu viña para hacerme una huerta, estando como está vecina y contigua a mi palacio, y en cambio de ella te daré otra viña mejor, o si te tiene más cuenta, su justo precio en dinero.
III Rey 22:6 Juntó, pues, el rey de Israel a sus profetas en número de cerca de cuatrocientos, y les dijo: ¿Debo emprender la guerra contra Ramot de Galaad, o estarme quieto? Empréndela, respondieron ellos; que el Señor entregará la plaza en poder del rey.
III Rey 22:9 Llamó, pues, el rey de Israel a un eunuco o camarero y le dijo: Anda, ve, y trae luego a Miqueas, hijo de Jemla.
III Rey 22:13 Al mismo tiempo el mensajero que había ido a llamar a Miqueas, lo previno, diciendo: Mira que todos los profetas están acordes en anunciar prósperos sucesos al rey; sea, pues, tu lenguaje semejante al suyo, y anuncia buenas nuevas.
III Rey 22:15 Llegó, pues, delante del rey, el cual le preguntó: Miqueas, ¿debemos ir a hacer la guerra contra Ramot de Galaad, o estarnos quietos? Le respondió Miqueas: Anda, y ve en hora buena; que el Señor la entregará en manos del rey.
III Rey 22:23 Mira, pues, concluyó Miqueas; mira que el Señor ha puesto o dejado entrar el espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas que están aquí; mientras que el mismo Señor tiene decretados contra ti desastres.
III Rey 22:29 Salió, pues, el rey de Israel a campaña con Josafat, rey de Judá, contra Ramot de Galaad.
III Rey 22:32 Como fuesen, pues, los capitanes de los carros a Josafat, se figuraron que era el rey de Israel, y arrojándose encima, peleaban contra él. Josafat entonces dio voces al Señor;
III Rey 22:35 Se dio, pues, la batalla aquel día; y el rey de Israel, aunque herido, estaba en su carroza, vuelto de cara a los siros. Pero murió por la tarde, habiendo corrido la sangre de la herida hasta el fondo de la carroza.
III Rey 22:37 Muerto, pues, el rey, fue conducido a Samaria, donde lo sepultaron.
III Rey 22:44 Mas no quitó los lugares altos, pues todavía el pueblo sacrificaba y ofrecía incienso a Dios en las alturas.
IV Rey 1:10 Elías en respuesta dijo al capitán de los cincuenta: Si yo soy varón de Dios, baje fuego del cielo que te devore a ti y a tus cincuenta. Descendió, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a los cincuenta soldados que consigo tenía.
IV Rey 1:12 Respondió Elías: Si yo soy varón de Dios, caiga fuego del cielo, y devórete a ti y a tus cincuenta. Bajó, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a sus cincuenta.
IV Rey 1:15 Entonces el ángel del Señor habló a Elías, diciendo: Desciende y vete con él, no temas. Se levantó pues; y marchó con él a encontrar al rey,
IV Rey 1:17 Murió, pues, según la palabra del Señor, pronunciada por Elías; y como no tenía hijo ninguno, lo sucedió en el trono su hermano Joram, en el año segundo del otro Joram hijo de Josafat, rey de Judá.
IV Rey 2:6 Le dijo otra vez Elías: Quédate aquí, porque el Señor me envía hasta el Jordán. Le replicó Eliseo: Te juro por el Señor y por tu vida que no me apartaré de ti. Marcharon, pues, ambos;
IV Rey 2:17 Tanto le importunaron que al cabo condescendió, y les dijo: Pues bien, enviadlos. Enviaron, pues cincuenta hombres, que habiéndole buscado tres días, no lo hallaron.
IV Rey 3:2 E hizo el mal delante del Señor; mas no como su padre y madre; pues quitó las estatuas de Baal, que había hecho su padre.
IV Rey 3:9 Marcharon, pues, el rey de Israel, el rey de Judá y el rey de Idumea, y anduvieron rodeando siete días de camino, y se hallaron sin agua para el ejército y para las bestias que llevaban detrás.
IV Rey 3:12 Dijo Josafat: El Señor habla por su boca. Fueron, pues, a encontrarlo el rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, y el rey de Idumea.
IV Rey 3:17 pues el Señor dice así: No veréis viento, ni lluvia, y la madre de este torrente se henchirá de aguas, y beberéis vosotros, y vuestras tropas, y vuestras bestias.
IV Rey 3:26 Habiendo visto, pues, el rey de Moab que los enemigos prevalecían, tomó consigo setecientos hombres valerosos con espada en mano, para forzar el campo del rey de Idumea, y escaparse: pero no pudo lograr su intento.
IV Rey 4:5 Se fue pues, la mujer, y se encerró en casa con sus hijos; le presentaban éstos las vasijas y ella las llenaba.
IV Rey 4:10 Dispongamos, pues, para él un cuartito, y pongamos en él una cama, y una mesa, y una silla, y un candelero, para que cuando viniere a nuestra casa se recoja en él.
IV Rey 4:14 ¿Qué quiere, pues, replicó Eliseo, que haga yo por ella? Respondió Giezi: No hay que preguntárselo, supuesto que no tiene hijos, y que su marido es ya viejo.
IV Rey 4:24 Hizo, pues, aparejar la burra, y dijo al criado: Arrea, y date prisa, no me hagas detener en el camino; y haz esto que te mando.
IV Rey 4:25 Partió, pues, y fue a encontrar al varón de Dios en el monte Carmelo; quien al verla venir hacia él, dijo a Giezi, su criado: Mira, aquella es la sunamita.
IV Rey 4:32 Entró, pues, Eliseo en la casa, y halló al niño muerto, y tendido sobre su cama.
IV Rey 4:40 Se las sirvieron, pues, a los compañeros para que comiesen; mas luego que probaron aquel potaje, gritaron diciendo: La muerte está en esta olla, oh varón de Dios, y no pudieron atravesar bocado.
IV Rey 5:1 Naamán, general de los ejércitos del rey de Siria, era un hombre de gran consideración y estima para con su amo; pues por su medio había el Señor salvado la Siria; y era un varón forzado y rico, pero leproso.
IV Rey 5:5 El rey de Siria le respondió: Anda en hora buena; que yo escribiré al rey de Israel. Partió, pues, llevando consigo diez talentos de plata, con seis mil monedas de oro y diez mudas de vestidos;
IV Rey 5:9 Llegó, pues, Naamán con sus caballos y carrozas, y se paró a la puerta de la casa de Eliseo.
IV Rey 5:12 Pues, ¿no son mejores el Abana y el Farfar, ríos de Damasco, que todas las aguas de Israel, para lavarme en ellos y limpiarme? Como volviese, pues, las espaldas, y se retirase enojado,
IV Rey 5:13 se llegaron a él sus criados, y le dijeron: Padre, aun cuando el profeta te hubiese ordenado una cosa dificultosa, claro está que deberías hacerla; ¿pues cuánto más ahora que te ha dicho: Lávate, y quedarás limpio?
IV Rey 5:14 Fue, pues, y se lavó siete veces en el Jordán conforme a la orden del varón de Dios, y se volvió su carne como la carne de un niño tierno, y quedó limpio.
IV Rey 5:15 Volviendo en seguida con toda su comitiva al varón de Dios, se presentó delante de él, diciendo: Verdaderamente conozco que no hay otro Dios en el universo, sino sólo el de Israel. Te ruego, pues, que admitas este presente de tu siervo.
IV Rey 5:19 Le respondió Eliseo: Vete en paz. Partió, pues, Naamán; y era entonces la mejor estación del año.
IV Rey 5:21 Echó, pues, a correr en seguimiento de Naamán; el cual viéndolo venir corriendo hacia sí, saltó luego del coche a su encuentro, y dijo: ¿Va todo bien?
IV Rey 6:3 Ven, pues, le dijo uno de ellos, tú también con tus siervos. Y contestó él: Iré.