VENID, regocijémonos en el Señor; cantemos con júbilo las alabanzas del Dios, salvador nuestro. 2 Corramos a presentarnos ante su acatamiento, dándole gracias, y entonando himnos a su gloria. 3 Porque el Señor es el Dios grande, y un rey más grande que todos los dioses. 4 Porque en su mano tiene toda la extensión de la tierra, y suyos son los más encumbrados montes. 5 Suyo es el mar, y obra es de sus manos; y hechura de sus manos es la tierra. 6 Venid, pues, adorémosle; postrémonos, derramando lágrimas en la presencia del Señor que nos ha creado; 7 pues él es el Señor Dios nuestro, y nosotros el pueblo a quien él apacienta, y ovejas de su grey.

8 Hoy mismo, si oyereis su voz, guardaos de endurecer vuestros corazones,

9 como sucedió, dice el Señor, cuando provocaron mi ira, entonces que hicieron prueba de mí en el desierto, en donde vuestros padres me tentaron, me probaron, y vieron mis obras. 10 Por espacio de cuarenta años estuve irritado contra esta raza de gente, y decía: Siempre está descarriado el corazón de este pueblo.

11 Ellos no conocieron mis caminos; por lo que juré airado, que no entrarían en mi reposo.

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