ARA el fin: Salmo de David.
¿Hasta cuándo, oh Señor, me has de tener en profundo olvido? ¿Hasta cuándo apartarás de mí tu rostro? ¿Cuánto tiempo andaré yo cavilando conmigo mismo, penando mi corazón todo el día?
¿Hasta cuándo me tiranizará mi enemigo?
Vuelve, ¡oh Señor Dios mío!, vuelve tu vista hacia mí, y escúchame benigno. Alumbra mis ojos a fin de que no duerma yo jamás el sueño de la muerte;
no sea que alguna vez diga mi enemigo: He prevalecido contra él. Los que me atribulan saltarán de gozo si me ven vacilar.
Pero yo tengo puesta mi confianza en tu misericordia. Mi corazón saltará de júbilo por la salvación que me vendrá de ti; cantaré al Señor bienhechor, y haré resonar con himnos de alabanza el nombre del Señor altísimo.
Pater
Filius
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