ÁNTICO gradual. Alcé mis ojos hacia los montes de Jerusalén , de donde me vendrá el socorro.
Mi socorro viene del Señor que creó el cielo y la tierra.
No permitirá que resbalen tus pies, oh alma mía, ni se adormecerá aquel que te está guardando.
No por cierto, no se adormecerá, ni dormirá el que guarda a Israel.
El Señor es el que te custodia; el Señor está a tu lado para defenderte.
Ni de día el sol te quemará, ni de noche te dañará la luna.
El Señor te preservará de todo mal. Guardará el Señor tu alma.
El Señor te guardará en todos los pasos de tu vida, desde ahora y para siempre.
Pater
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