Jud 4:10
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Entonces Eliaquim, sumo sacerdote del Señor, recorrió todo el país de Israel, y les hablaba,
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Jud 4:11
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diciendo: Tened por cierto que oirá el Señor vuestras plegarias si perseverareis constantemente en su presencia, ayunando y orando.
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Jud 4:12
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Acordaos de Moisés, siervo del Señor, el cual no por medio de las armas, sino suplicando con santas oraciones, derrotó a los amalecitas, que confiaban en su fuerza, y en su poder, y en sus ejércitos, y en sus escudos, y en sus carros de guerra, y en su caballería.
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Jud 4:14
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Movidos, pues, con estas exhortaciones, perseveraban todos encomendándose al Señor, sin apartarse de su acatamiento;
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Jud 4:15
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de tal manera, que aun los que ofrecían holocaustos al Señor, le presentaban las víctimas ceñidos de cilicios y cubiertas de ceniza sus cabezas.
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Jud 5:10
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Por tanto, tratándolos con dureza el rey de Egipto y forzándolos a trabajar en barro y hacer ladrillos para edificar ciudades, clamaron a su Señor y Dios, el cual hirió con varias plagas toda la tierra de Egipto.
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Jud 5:17
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Y no hubo quien pudiese hacer daño a este pueblo, sino cuando él se desvió del culto del Señor su Dios.
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Jud 5:23
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Pero últimamente, habiéndose convertido hace poco al Señor su Dios, regresaron todos de los lugares en que habían sido esparcidos, y han repoblado todas estas montañas, y son nuevamente dueños de Jerusalén , donde está su san-tuario.
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Jud 6:14
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Declaradas todas estas cosas por Aquior, todo el pueblo se postró en tierra sobre su rostro, adorando al Señor, y con gemidos y llanto universal derramaron unánimes sus plegarias ante el Señor,
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Jud 6:14
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Declaradas todas estas cosas por Aquior, todo el pueblo se postró en tierra sobre su rostro, adorando al Señor, y con gemidos y llanto universal derramaron unánimes sus plegarias ante el Señor,
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Jud 6:15
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diciendo: Señor Dios del cielo y de la tierra, mira la soberbia de éstos, y vuelve los ojos a nuestra humillación, y considera el semblante, o la situación de tus santos, y haz ver que no desamparas a los que confían en ti; y que abates a los que presumen de sí mismos, y se jactan de su poder.
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Jud 6:18
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Mas cuando el Señor nuestro Dios hubiere así puesto en libertad a sus siervos, sea él también tu Dios en medio de nosotros, para que del modo que mejor te parezca mores con todos los tuyos en nuestra compañía.
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Jud 7:16
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porque más vale vivir cautivos y bendecir al Señor, que morir y ser el oprobio de todo el mundo, después de haber visto expirar a nuestros ojos nuestras esposas y nuestros niños.
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Jud 7:20
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Tú, Señor, pues eres piadoso, ten misericordia de nosotros o al menos castiga tú mismo nuestros delitos; mas no quieras abandonar en poder de un pueblo que no te conoce, a los que te honran y reconocen por su Dios;
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Jud 7:23
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levantándose Ozías bañado en lágrimas, dijo: Tened buen ánimo, hermanos míos, y esperemos aún durante cinco días la misericordia del Señor.
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Jud 8:11
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¿Y quiénes sois vosotros, que así tentáis al Señor?
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Jud 8:13
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Vosotros habéis fijado plazo a la misericordia del Señor, y le habéis señalado día conforme a vuestro arbitrio.
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Jud 8:14
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Pero, pues que el Señor es misericordioso, arrepintámonos de esto mismo, y bañados en lágrimas imploremos su indulgencia.
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Jud 8:17
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pidamos con lágrimas al Señor, que del modo que sea de su agrado, nos haga sentir los efectos de su misericordia; para que así como la soberbia de los enemigos ha llenado nuestro corazón de turbación y espanto, así nuestra humillación venga a ser para nosotros un motivo de gloria.
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Jud 8:20
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Esperemos, pues, con humildad su consolación; que él vengará nuestra sangre de la opresión en que nos tienen los enemigos, y abatirá todas las naciones que se levantan contra nosotros, y las cubrirá de ignominia el Señor Dios nuestro.
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Jud 8:24
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Al contrario, aquellos que no sufrieron las tentaciones con temor del Señor, sino que manifestaron su impaciencia, y prorrumpieron en injuriosas murmuraciones contra el Señor,
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Jud 8:24
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Al contrario, aquellos que no sufrieron las tentaciones con temor del Señor, sino que manifestaron su impaciencia, y prorrumpieron en injuriosas murmuraciones contra el Señor,
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Jud 8:27
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antes bien, considerando que estos castigos son todavía menores que nuestros pecados, creamos que los azotes del Señor, con que como esclavos somos corregidos, nos han venido para enmienda nuestra, y no para nuestra perdición.
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Jud 8:32
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Vosotros esta noche estaréis a la puerta de la ciudad, y yo saldré fuera con mi doncella. Y orad al Señor, a fin de que dentro de los cinco días que vosotros dijisteis, vuelva benigno los ojos hacia su pueblo de Israel.
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Jud 8:33
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Mas no quiero que pretendáis indagar lo que voy a hacer; y hasta que vuelva yo a avisaros, no se haga otra cosa, sino orar por mí a Dios nuestro Señor.
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Jud 8:34
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Le dijo Ozías, príncipe de Judá: Vete en paz, y el Señor sea contigo para vengarnos de nuestros enemigos. Con esto, despidiéndose, se retiraron.
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Jud 9:1
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Retirados que fueron éstos, Judit entró en su oratorio, y vistiéndose de cilicio, esparció ceniza sobre su cabeza, y postrada ante el Señor, clamaba a él diciendo:
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Jud 9:2
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Señor Dios de mi padre Simeón, a quien pusiste la espada en las manos para castigar aquellos extranjeros que por una infame pasión violaron y desfloraron una virgen, llenándola de afrenta;
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Jud 9:3
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por cuyo motivo hiciste que sus mujeres fuesen robadas, y cautivadas sus hijas; y dividiste todos los despojos entre tus siervos que ardieron en celo de tu honor; socorre, te suplico, oh Señor Dios mío, a esta viuda.
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Jud 9:9
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Así suceda con éstos, Señor, que ponen la confianza en su gran número, y en sus carros de guerra, y se glorían en sus picas, y en sus escudos, y en sus saetas, y en sus lanzas;
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Jud 9:10
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y no saben que tú eres nuestro Dios, que de tiempo antiguo desbaratas los ejércitos, y tienes por nombre el Señor, esto es, Yahvé.
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Jud 9:12
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Haz, Señor, que la cabeza de ese soberbio sea cortada con su propia espada.
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Jud 9:13
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Sean sus ojos, fijados en mí, el lazo en que quede preso, y hiérele tú, oh Señor, con las afectuosas palabras que salgan de mi boca.
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Jud 9:16
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Que no consiste, Señor, tu poder en la multitud de escuadrones, ni te complaces en la fuerza de la caballería; desde el principio del mundo te han desagradado los soberbios habiéndote sido siempre grata la oración de los humildes y mansos.
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Jud 9:17
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Oh Dios de los cielos, creador de las aguas y Señor de todas las criaturas, oye benigno a esta miserable que recurre a ti, y lo espera todo de tu misericordia.
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Jud 9:18
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Acuérdate, Señor, de tu alianza, y ponme tú las palabras en la boca, y fortifica mi corazón en esta empresa; a fin de que tu templo se mantenga siempre consagrado a tu culto,
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Jud 10:1
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Acabado que hubo de clamar al Señor, se levantó del lugar en que estaba postrada delante del Señor.
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Jud 10:1
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Acabado que hubo de clamar al Señor, se levantó del lugar en que estaba postrada delante del Señor.
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Jud 10:4
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Le añadió además el Señor nueva belleza; porque toda esta compostura no provenía de lasciva pasión, sino de un fin santo; y por tanto el Señor dio mayor realce a su hermosura, de suerte que a los ojos de todos aparecía de una incomparable belleza.
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Jud 10:4
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Le añadió además el Señor nueva belleza; porque toda esta compostura no provenía de lasciva pasión, sino de un fin santo; y por tanto el Señor dio mayor realce a su hermosura, de suerte que a los ojos de todos aparecía de una incomparable belleza.
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Jud 10:10
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Judit, orando al Señor, salió fuera de las puertas con su doncella.
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Jud 11:4
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Le respondió Judit: Atiende a las palabras de tu sierva, porque si siguieres los consejos de tu esclava, el Señor dará cumplimiento a tu empresa.
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Jud 11:12
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Asimismo las cosas consagradas al Señor Dios suyo, que les mandó Dios no tocaran, como trigo, vino y aceite, han pensado valerse de ellas, y quieren consumirlas, aunque no debían tocarlas ni aun con las manos; y así siendo tal su proceder no hay duda que serán abandonados de Dios, y que perecerán.
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Jud 11:13
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Lo que conociendo yo, sierva tuya, hui de ellos, y el Señor me ha mandado darte aviso de todo lo dicho.
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Jud 12:5
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Donde, así que entró, pidió el permiso de salir fuera por la noche y antes de amanecer, para hacer oración e invocar al Señor.
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Jud 12:8
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Y al volver oraba al Señor Dios de Israel, para que dirigiese sus pasos para lograr la libertad de su pueblo.
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Jud 13:7
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dijo: Dame valor, oh Señor Dios de Israel, y favorece en este trance la empresa de mis manos, para que sea por ti ensalzada, como lo tienes prometido, tu ciudad de Jerusalén ; y ejecute yo el designio que he formado, contando con tu asistencia para llevarlo a cabo.
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Jud 13:9
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y habiéndola desenvainado, asió a Holofernes por los cabellos de la cabeza, y dijo: Señor Dios mío, dame valor en este momento.
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Jud 13:17
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habló de esta manera: Alabad al Señor Dios nuestro, que no ha desamparado a los que han puesto en él su confianza;
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Jud 13:19
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Y sacando del talego la cabeza de Holofernes, se las mostró, diciendo: Mirad la cabeza de Holofernes, general del ejército de los asirios, y éste es el cortinaje o mosquitero dentro del cual yacía sumergido en la embriaguez, y donde Dios nuestro Señor lo ha degollado por mano de una mujer.
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