Ecli 47:7
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Así le dio el Señor la gloria de haber muerto diez mil hombres, y lo hizo ilustre con sus bendiciones, y le dio una corona gloriosa.
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Ecli 47:10
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Alabó al Señor con todo su corazón, y amó a Dios, su Creador; el cual le había armado de fortaleza contra los enemigos.
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Ecli 47:12
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Aumentó la majestad en la celebración de las solemnidades, y hasta el fin de su vida dio mayor magnificencia a las festividades de cada tiempo, haciendo que se alabase el Nombre santo del Señor, y se celebrase con salmos desde la madrugada la santidad de Dios.
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Ecli 47:13
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Lo purificó el Señor de sus pecados, y ensalzó para siempre su poder, asegurándole con juramento la promesa del reino y el trono glorioso de Israel.
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Ecli 47:14
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Le sucedió después el hijo sabio; y el Señor por amor del padre tuvo abatido el poder de sus enemigos.
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Ecli 47:19
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y la protección del Señor Dios, que se apellida el Dios de Israel.
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Ecli 47:24
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Pero no se desprenderá Dios de su misericordia, y no trastornará ni destruirá sus obras, ni arrancará de raíz los nietos de David su escogido, ni extinguirá la descendencia de aquel varón amante del Señor.
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Ecli 48:2
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Hizo venir sobre ellos el hambre, y fueron reducidos a un corto número los que por envidia lo perseguían; porque no podían sufrir los mandamientos del Señor.
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Ecli 48:3
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Con la palabra del Señor cerró el cielo, del cual por tres veces hizo bajar fuego.
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Ecli 48:5
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Tú, en virtud de la palabra del Señor Dios, sacaste vivo del sepulcro a un difunto, arrancándoselo a la muerte.
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Ecli 48:7
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Tú oíste en el monte Sinaí el juicio del Señor, y en el de Horeb los decretos de su venganza.
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Ecli 48:10
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Tú estás escrito en los decretos de los tiempos venideros para aplacar el enojo del Señor, reconciliar el corazón de los padres con los hijos, y restablecer las tribus de Jacob .
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Ecli 48:22
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Pero invocaron al Señor misericordioso, y extendiendo sus manos, las levantaron al cielo, y el Señor Dios santo oyó luego sus voces.
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Ecli 48:22
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Pero invocaron al Señor misericordioso, y extendiendo sus manos, las levantaron al cielo, y el Señor Dios santo oyó luego sus voces.
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Ecli 48:24
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Disipó el campamento de los asirios, y el ángel del Señor los exterminó;
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Ecli 48:25
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porque Ezequías hizo lo que era del agrado de Dios, y siguió con firmeza las sendas de David, su padre, como se lo había recomendado Isaías, profeta grande y fiel en la presencia del Señor.
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Ecli 49:4
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Dirigió su corazón hacia el Señor; y en los días del mayor desenfreno de los pecadores restableció la piedad.
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Ecli 49:10
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Ezequiel es el que vio aquel espectáculo de gloria que el Señor le mostró en la carroza de los querubines.
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Ecli 49:11
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Y habló después bajo la figura de la lluvia, de los castigos de los enemigos de Dios, y del bien que hace el Señor a los que andan por el recto camino.
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Ecli 49:14
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¿Y qué diremos asimismo de Josué, hijo de Josedec? Ellos en sus días edificaron la casa de Dios, y levantaron el templo santo del Señor destinado para gloria sempiterna.
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Ecli 50:1
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Simón, hijo de Onías, sumo sacerdote, durante su vida levantó de nuevo la casa del Señor, y en sus tiempos fue el restaurador del templo.
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Ecli 50:5
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Consiguió engrandecer la ciudad, y se granjeó gloria, viviendo sencillamente en medio de su nación; y ensanchó la entrada del templo y atrio del Señor.
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Ecli 50:15
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Los cuales tenían en sus manos la oblación que había de ofrecerse al Señor en presencia de toda la congregación de Israel; y él consumando el sacrificio, para hacer más solemne la ofrenda al rey altísimo,
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Ecli 50:19
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Asimismo todo el pueblo, a una, se postraba de repente sobre su rostro en tierra para adorar al Señor Dios suyo, y ofrecer sus plegarias al Altísimo, Dios omnipotente.
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Ecli 50:21
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Y presentaba el pueblo sus preces al Señor altísimo, hasta que quedaba terminado el culto de Dios, y acabadas las sagradas funciones.
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Ecli 50:24
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Y ahora vosotros rogad a Dios Señor de todo lo creado, que ha hecho cosas grandes en toda la tierra, que ha conservado nuestra vista desde el seno de nuestras madres, y que nos ha tratado siempre según su misericordia;
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Ecli 51:1
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Oración de Jesús , hijo de Sirac. Te glorificaré, ¡oh Señor y rey!; a ti alabaré, ¡oh Dios salvador mío!
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Ecli 51:8
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Mi alma alabará al Señor hasta la muerte.
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Ecli 51:11
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Me acordé, ¡oh Señor!, de tu misericordia, y de tu modo de obrar desde el principio del mundo;
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Ecli 51:12
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y de cómo salvas, Señor, a los que en ti esperan con paciencia, y los libras de las naciones enemigas.
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Ecli 51:14
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Invoqué al Señor, padre de mi Señor, que no me desamparase en el tiempo de mi tribulación, y mientras dominaren los soberbios.
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Ecli 51:14
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Invoqué al Señor, padre de mi Señor, que no me desamparase en el tiempo de mi tribulación, y mientras dominaren los soberbios.
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Ecli 51:17
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Por tanto te glorificaré, y te cantaré alabanzas y bendeciré eternamente el Nombre del Señor.
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Ecli 51:28
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Con ella desde luego fui dueño de mi corazón, y adquirí cordur,: por lo que no seré abandonado del Señor.
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Ecli 51:30
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Me dio el Señor en recompensa una lengua elocuente, y con ella lo alabaré.
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Isa 1:2
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Oíd, ¡oh cielos!, y tú, ¡oh tierra!, presta toda tu atención; pues el Señor es quien habla. He criado hijos, dice, y los he engrandecido, y ellos me han menospreciado.
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Isa 1:4
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¡Ay de la nación pecadora, del pueblo lleno de iniquidades, de la raza malvada, de los hijos desgarrados! Han abandonado al Señor, han blasfemado del Santo de Israel, le han vuelto las espaldas.
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Isa 1:9
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De suerte que si el Señor Dios de los ejércitos no hubiese conservado alguno de nuestro linaje, hubiéramos corrido la misma suerte de Sodoma, y en todo semejantes a Gomorra.
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Isa 1:10
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Oíd la palabra del Señor, ¡oh príncipes de Judá que imitáis a los reyes de Sodoma! Escucha atento la ley de nuestro Dios, tú, ¡oh pueblo semejante al de Gomorra!
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Isa 1:11
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¿De qué me sirve a mí, dice el Señor, la muchedumbre de vuestras víctimas? Ya me tienen fastidiado. Yo no gusto de los holocaustos de carneros, ni de la gordura de los bueyes, ni de la sangre de los becerros, de los corderos y de los machos de cabrío.
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Isa 1:18
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Y entonces venid y argüidme, dice el Señor: Aunque vuestros pecados os hayan teñido como la grana, quedarán vuestras almas blancas como la nieve; y aunque fuesen teñidas de encarnado como el rojo, se volverán del color de la lana más blanca.
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Isa 1:20
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Pero si no quisiereis, y provocareis mi indignación, la espada de los enemigos traspasará vuestra garganta; pues así lo ha dicho el Señor por su propia boca.
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Isa 1:24
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Por esto dice el Señor Dios de los ejércitos, el Dios fuerte de Israel: ¡Ay cómo tomaré satisfacción de mis contrarios, y venganza de mis enemigos!
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Isa 1:28
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Pero Dios destruirá desde luego a los malvados y los pecadores, y serán anonadados los que abandonaron al Señor.
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Isa 2:2
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En los últimos días el monte en que se erigirá la casa del Señor, tendrá sus cimientos sobre la cumbre de todos los montes, y se elevará sobre los collados; y todas las naciones acudirán a él.
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Isa 2:3
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Y vendrán muchos pueblos y dirán: Ea, subamos al monte del Señor, y a la casa del Dios de Jacob , y él mismo nos mostrará sus caminos, y por sus sendas andaremos; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor.
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Isa 2:3
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Y vendrán muchos pueblos y dirán: Ea, subamos al monte del Señor, y a la casa del Dios de Jacob , y él mismo nos mostrará sus caminos, y por sus sendas andaremos; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor.
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Isa 2:5
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¡Oh vosotros de la casa de Jacob !, venid, y caminemos en la luz del Señor.
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Isa 2:6
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Pues tú, ¡oh Señor!, has desechado a tu pueblo, a los de la casa de Jacob , porque están llenos, como antiguamente, de superstición e idolatría, y han tenido adivinos como los filisteos, y se complacen en tener esclavos extranjeros.
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Isa 2:9
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Y delante de esta obra el hombre dobló la cerviz, y se humilló ante el varón. ¡Oh Señor!, no, no se lo perdones.
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