II Par 12:6
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A lo que respondieron consternados, así el rey como los príncipes de Israel: Justo es el Señor.
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II Par 12:7
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Pero viendo el Señor que se habían humillado, habló a Semeías, diciendo: Ya que se han humillado, no los acabaré, antes bien les daré un poquito de socorro, y no se derramará mi furor sobre Jerusalén por mano de Sesac.
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II Par 12:9
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Así, pues, Sesac, rey de Egipto, se retiró de Jerusalén , llevándose consigo los tesoros del templo del Señor y del palacio real, y los escudos de oro hechos por Salomón .
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II Par 12:11
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y cuando el rey había de ir al templo del Señor, venían los guardias, y tomaban los escudos, y los volvían después a poner en la armería.
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II Par 12:12
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Mas, en fin, por haberse humillado, calmó la ira del Señor contra ellos, y no fueron enteramente destruidos; a causa de que aún se hallaron buenas obras en Judá.
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II Par 12:13
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Con esto se alentó Roboam, y continuó reinando en Jerusalén . Cuarenta y un años tenía cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén , ciudad escogida por el Señor entre todas las tribus de Israel, para establecer en ella el culto de su Nombre. Se llamaba su madre Naama, y era amonita.
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II Par 12:14
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Roboam obró el mal; y no dirigió su corazón en busca del Señor.
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II Par 13:5
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¿Ignoráis acaso que el Señor Dios de Israel dio para siempre el reino de Israel a David y a sus hijos con pacto perpetuo?,
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II Par 13:8
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Ahora bien, vosotros decís que tenéis fuerza para resistir al reino del Señor, que posee él o gobierna por medio de los hijos de David; y tenéis una gran muchedumbre, y los becerros de oro que os ha hecho Jeroboam para que sean dioses vuestros;
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II Par 13:9
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y habéis echado los sacerdotes del Señor, hijos de Aarón, y los levitas, y os habéis instituido otros sacerdotes a la manera de los demás pueblos de la tierra; cualquiera que se presente y consagre su mano inmolando un novillo y siete carneros, queda hecho sacerdote de aquellos que no son dioses.
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II Par 13:10
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Pero el Señor nuestro es el Dios verdadero, a quien nosotros no hemos abandonado; y los sacerdotes del linaje de Aarón son los que sirven al Señor, como también los levitas en sus ministerios;
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II Par 13:10
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Pero el Señor nuestro es el Dios verdadero, a quien nosotros no hemos abandonado; y los sacerdotes del linaje de Aarón son los que sirven al Señor, como también los levitas en sus ministerios;
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II Par 13:11
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y los que ofrecen holocaustos al Señor cada día, mañana y tarde, y perfumes preparados según lo prescrito en la ley, y ponen los panes encima de la mesa limpísima; y está en nuestro poder el candelero de oro con sus mecheros, que se encienden siempre a la tarde; en suma, nosotros observamos los mandamientos del Señor Dios nuestro; a quien vosotros habéis abandonado.
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II Par 13:11
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y los que ofrecen holocaustos al Señor cada día, mañana y tarde, y perfumes preparados según lo prescrito en la ley, y ponen los panes encima de la mesa limpísima; y está en nuestro poder el candelero de oro con sus mecheros, que se encienden siempre a la tarde; en suma, nosotros observamos los mandamientos del Señor Dios nuestro; a quien vosotros habéis abandonado.
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II Par 13:12
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Por tanto el caudillo de nuestro ejército es Dios, y sus sacerdotes los que tocan los clarines y dan la señal contra vosotros. Oh hijos de Israel, no queráis pelear contra el Señor Dios de vuestros padres, porque no os tiene cuenta.
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II Par 13:14
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Mas volviendo Judá los ojos vio que le acometían de frente y por las espaldas, y clamó al Señor, y los sacerdotes empezaron a tocar las trompetas.
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II Par 13:18
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Así quedaron entonces abatidos los hijos de Israel, y los de Judá cobraron grandísimos bríos, por haber puesto su esperanza en el Señor Dios de sus padres.
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II Par 13:20
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Ni pudo Jeroboam alzar ya cabeza mientras vivió Abía; y lo hirió el Señor, y murió.
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II Par 14:4
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y ordenó a Judá que siguiese al Señor Dios de sus padres, y practicase la ley y todos los mandamientos,
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II Par 14:6
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Restauró también las ciudades fuertes de Judá; porque vivía con sosiego, y no se movió guerra ninguna en su tiempo, concediéndole el Señor la paz.
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II Par 14:7
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Entonces dijo a Judá: Reparemos estas ciudades y cerquémoslas de muros, y fortifiquémoslas con torres, y puertas, y cerraduras, ahora que por todas partes respiramos libres de guerras, por haber buscado al Señor Dios de nuestros padres, y habernos dado él paz por todo el contorno. Pusieron, pues, manos a la obra, sin que hubiese ningún estorbo que impidiese la restauración.
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II Par 14:11
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e invocó al Señor Dios, diciendo: Señor, para ti lo mismo es dar socorro por medio de pocos, que de muchos; ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, pues confiados en ti y en tu Nombre hemos venido contra esta muchedumbre. Señor, tú eres nuestro Dios, no prevalezca el hombre contra ti.
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II Par 14:11
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e invocó al Señor Dios, diciendo: Señor, para ti lo mismo es dar socorro por medio de pocos, que de muchos; ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, pues confiados en ti y en tu Nombre hemos venido contra esta muchedumbre. Señor, tú eres nuestro Dios, no prevalezca el hombre contra ti.
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II Par 14:11
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e invocó al Señor Dios, diciendo: Señor, para ti lo mismo es dar socorro por medio de pocos, que de muchos; ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, pues confiados en ti y en tu Nombre hemos venido contra esta muchedumbre. Señor, tú eres nuestro Dios, no prevalezca el hombre contra ti.
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II Par 14:11
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e invocó al Señor Dios, diciendo: Señor, para ti lo mismo es dar socorro por medio de pocos, que de muchos; ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, pues confiados en ti y en tu Nombre hemos venido contra esta muchedumbre. Señor, tú eres nuestro Dios, no prevalezca el hombre contra ti.
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II Par 14:12
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En efecto, el Señor aterró a los etíopes a la vista de Asá y de Judá; y echaron a huir.
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II Par 14:13
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Los persiguió Asá con su gente hasta Gerara, y fueron los etíopes destrozados hasta no quedar hombre con vida; exterminados por el Señor que los hería y por su ejército que peleaba. Cogieron, pues, un gran botín,
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II Par 15:2
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fue a encontrar a Asá, y le dijo: Escuchadme tú, oh Asá, y pueblos todos de Judá y de Benjamín: El Señor ha estado con vosotros en la batalla, porque vosotros habéis permanecido adictos a él. Si vosotros lo buscareis, lo hallaréis; mas si lo abandonareis, os abandonará.
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II Par 15:4
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Y cuando en medio de su angustia se conviertan al Señor Dios de Israel y lo buscaren, lo hallarán.
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II Par 15:6
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porque una nación se levantará contra otra, y una ciudad contra otra ciudad, pues el Señor los conturbará con toda suerte de aflicciones.
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II Par 15:8
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Oyendo Asá las palabras y profecía de Azarías, hijo de Oded profeta, cobró aliento, y quitó los ídolos de todo el país de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que habían conquistado en la montaña de Efraín; y dedicó o restableció el altar del Señor, que estaba colocado ante el pórtico del templo del Señor.
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II Par 15:8
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Oyendo Asá las palabras y profecía de Azarías, hijo de Oded profeta, cobró aliento, y quitó los ídolos de todo el país de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que habían conquistado en la montaña de Efraín; y dedicó o restableció el altar del Señor, que estaba colocado ante el pórtico del templo del Señor.
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II Par 15:9
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Y convocó a todo Judá y Benjamín, y con ellos a los forasteros de Efraín, y de Manasés, y de Simeón, pues se iban acogiendo a él muchos de Israel, viendo cuánto le favorecía el Señor su Dios.
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II Par 15:11
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inmolaron al Señor en aquel día setecientos bueyes y siete mil carneros, de los despojos y botín que habían traído.
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II Par 15:12
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Entró después, según costumbre, a ratificar el pacto o promesa de que seguirían al Señor Dios de sus padres con todo el corazón y con toda su alma.
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II Par 15:13
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Que si alguno, dijo, no siguiere al Señor Dios de Israel, muera sin excepción, sea pequeño o grande, varón o mujer.
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II Par 15:14
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Y juraron al Señor en alta voz y con júbilo, y al son de trompetas y clarines,
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II Par 15:15
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todos los que estaban en Judá, echándose insultos; pues hicieron este juramento de todo su corazón, y buscaron al Señor con plena voluntad, y así es que lo hallaron; y les dio el Señor paz con todos sus vecinos.
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II Par 15:15
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todos los que estaban en Judá, echándose insultos; pues hicieron este juramento de todo su corazón, y buscaron al Señor con plena voluntad, y así es que lo hallaron; y les dio el Señor paz con todos sus vecinos.
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II Par 15:18
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Entregó también al templo del Señor las cosas que su padre y él tenían ofrecidas con voto, el oro y la plata, y diferentes especies de vasos o utensilios.
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II Par 16:2
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Entonces sacó Asá la plata y el oro de los tesoros del templo del Señor y de los tesoros del rey; y se lo envió a Benadad, rey de Siria, que tenía su corte en Damasco, diciéndole:
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II Par 16:7
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En aquel tiempo se presentó el profeta Hanani a Asá, rey de Judá, y le dijo: Por cuanto has puesto la confianza en el rey de Siria, y no en el Señor tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria se ha escapado de tus manos.
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II Par 16:8
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Pues, ¿no eran en mucho mayor número los etíopes y los de la Libia, con sus carros de guerra y caballería y tropas innumerables, y no obstante los entregó el Señor en tus manos, por haber puesto en él tu confianza?
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II Par 16:9
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Ello es así que los ojos del Señor están contemplando a los que creen en él con perfecto corazón. Luego tú has procedido neciamente; y por eso desde aquí adelante se levantarán guerras contra ti.
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II Par 16:12
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Cayó finalmente enfermo Asá el año treinta y nueve de su reinado, de un dolor de pies agudísimo; y ni aun en su dolencia recurrió al Señor, sino que confió más en el saber de los médicos.
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II Par 17:3
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Y el Señor estuvo con Josafat, porque siguió los pasos primeros de David, su padre; y no puso su confianza en los ídolos,
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II Par 17:5
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Con esto le aseguró el Señor en la posesión del reino, y todo Judá ofrecía presentes a Josafat; de suerte que vino a tener inmensas riquezas y mucha gloria.
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II Par 17:6
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Y encendido su corazón en celo por la observancia de las leyes del Señor, quitó del país de Judá también los adoratorios de los lugares excelsos y los bosques profanos.
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II Par 17:9
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los cuales adoctrinaban al pueblo en Judá, llevando consigo el libro de la ley del Señor; y recorrían todas las ciudades de Judá, instruyendo al pueblo.
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II Par 17:10
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Con esto el terror del nombre del Señor se derramó por todos los reinos circunvencinos de Judá, y no se atrevían a mover guerra contra Josafat.
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