Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

Señor

I Cor 7:25 En orden a las vírgenes, precepto del Señor yo no lo tengo; doy, sí, consejo, como quien ha conseguido del Señor la misericordia de ser fiel ministro suyo.
I Cor 7:32 Ahora bien; yo deseo que viváis sin cuidados ni inquietudes. El que no tiene mujer, anda únicamente solícito de las cosas del Señor, y en lo que ha de hacer para agradar a Dios.
I Cor 7:39 La mujer está ligada a la ley del matrimonio mientras que vive su marido; pero si su marido fallece, queda libre; cásese con quien quiera, con tal que sea según el Señor.
I Cor 8:6 sin embargo, para nosotros no hay más que un solo Dios, que es el Padre, del cual tienen el ser todas las cosas, y que nos ha hecho a nosotros para él; y no hay sino un solo Señor, que es Jesucristo, por quien han sido hechas todas las cosas, y somos nosotros por él cuanto somos.
I Cor 9:1 ¿No tengo yo libertad? ¿No soy yo apóstol? ¿No he visto yo a Jesucristo, Señor nuestro? ¿No sois vosotros obra mía en el Señor?
I Cor 9:1 ¿No tengo yo libertad? ¿No soy yo apóstol? ¿No he visto yo a Jesucristo, Señor nuestro? ¿No sois vosotros obra mía en el Señor?
I Cor 9:2 Lo cierto es que aun cuando para los otros no fuera apóstol, al menos lo sería para vosotros, siendo como sois el sello, o la patente, de mi apostolado en el Señor.
I Cor 9:5 ¿Por ventura no tenemos también facultad de llevar en los viajes alguna mujer hermana en Jesucristo, para que nos asista, como hacen los demás apóstoles, y los hermanos o parientes del Señor, y el mismo Cefas, o Pedro?
I Cor 9:14 Así también dejó el Señor ordenado que los que predican la buena nueva, vivan de ello.
I Cor 10:16 El cáliz de bendición que bendecimos, o consagramos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo ?; y el pan que partimos, ¿no es la participación del cuerpo del Señor?
I Cor 10:20 No, sino que las cosas que sacrifican los gentiles, las sacrifican a los demonios, y no a Dios. Y no quiero que tengáis ninguna sociedad, ni por sombra, con los demonios; no podéis beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios.
I Cor 10:21 No podéis tener parte en la mesa del Señor, y en la mesa de los demonios.
I Cor 10:22 ¿Por ventura queremos irritar con celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él? Todo me es lícito, sí, pero no todo es conveniente.
I Cor 10:26 Porque del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella.
I Cor 11:11 Bien es verdad que ni el varón por ley del Señor existe sin la mujer, ni la mujer sin el varón.
I Cor 11:20 Ahora, pues, cuando vosotros os juntáis ya no es para celebrar la cena del Señor.
I Cor 11:23 Porque yo aprendí del Señor lo que también os tengo ya enseñado, y es que el Señor Jesús la noche misma en que había de ser traidoramente entregado, tomó el pan,
I Cor 11:23 Porque yo aprendí del Señor lo que también os tengo ya enseñado, y es que el Señor Jesús la noche misma en que había de ser traidoramente entregado, tomó el pan,
I Cor 11:26 Pues todas las veces que comiereis este pan y bebiereis este cáliz, anunciaréis la muerte del Señor hasta que venga.
I Cor 11:27 De manera que cualquiera que comiere este pan, o bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del cuerpo y de la sangre del Señor.
I Cor 11:27 De manera que cualquiera que comiere este pan, o bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del cuerpo y de la sangre del Señor.
I Cor 11:29 Porque quien lo come y bebe indignamente, se traga y bebe su propia condenación, no habiendo el debido discernimiento del cuerpo del Señor.
I Cor 11:32 Si bien cuando lo somos, el Señor nos castiga como a hijos con el fin de que no seamos condenados junto con este mundo.
I Cor 12:3 Ahora, pues, yo os declaro que ningún verdadero profeta, ningún hombre que habla inspirado de Dios, dice anatema a Jesús . Ni nadie puede confesar que Jesús es el Señor, sino por el Espíritu Santo.
I Cor 12:5 Hay también diversidad de ministerios, mas el Señor es uno mismo.
I Cor 14:21 En la ley está escrito: Yo hablaré en otras lenguas y con otros acentos a este pueblo; y ni aun así me creerán, dice el Señor.
I Cor 14:37 Si alguno de vosotros se tiene por profeta, o por persona espiritual, reconozca que las cosas que os escribo, son preceptos del Señor.
I Cor 15:3 En primer lugar, pues, os he enseñado lo mismo que yo aprendí del Señor, es a saber, que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras.
I Cor 15:31 No hay día, tenedlo por cierto, hermanos, en que yo no muera por asegurar la gloria vuestra y también mía, que está en Jesucristo nuestro Señor.
I Cor 15:57 Pero demos gracias a Dios, que nos ha dado victoria contra la muerte y el pecado, por virtud de nuestro Señor Jesucristo.
I Cor 15:58 Así que, amados hermanos míos, estad firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor, que sabéis que vuestro trabajo no quedará sin recompensa delante del Señor.
I Cor 15:58 Así que, amados hermanos míos, estad firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor, que sabéis que vuestro trabajo no quedará sin recompensa delante del Señor.
I Cor 16:7 Porque esta vez no quiero visitaros solamente de paso; antes espero detenerme algún tiempo entre vosotros, si el Señor me lo permitiere.
I Cor 16:10 Si va a veros Timoteo, procurad que esté sin recelo entre vosotros, pues trabaja, como yo, en la obra del Señor.
I Cor 16:19 Las iglesias de Asia os saludan. Os saludan con gran afecto en el Señor, Aquila y Priscila, con la iglesia de su casa, en la que me hallo hospedado.
I Cor 16:22 El que no ama a nuestro Señor Jesucristo, sea anatema: Maran Atha.
I Cor 16:23 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
II Cor 1:2 Dios, padre nuestro , y el Señor Jesucristo os den gracias y paz.
II Cor 1:3 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación,
II Cor 1:14 pues ya en parte habéis reconocido que nosotros somos vuestra gloria, como vosotros seréis la nuestra, en el día, o juicio, de nuestro Señor Jesucristo.
II Cor 2:12 Yo por mí cuando vine a Tróade a predicar la buena nueva de Cristo , en medio de haberme abierto el Señor una entrada favorable,
II Cor 3:16 Pero convirtiéndose este pueblo al Señor, se quitará el velo.
II Cor 3:17 Porque el Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
II Cor 3:17 Porque el Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
II Cor 3:18 Y así es que todos nosotros, contemplando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma imagen de Jesucristo, avanzándonos de claridad en claridad, como iluminados por el Espíritu del Señor.
II Cor 3:18 Y así es que todos nosotros, contemplando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma imagen de Jesucristo, avanzándonos de claridad en claridad, como iluminados por el Espíritu del Señor.
II Cor 4:5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo, Señor nuestro, haciéndonos siervos vuestros por amor de Jesús .
II Cor 5:6 Por esto estamos siempre llenos de confianza, y como sabemos que, mientras habitamos en este cuerpo, estamos distantes del Señor y fuera de nuestra patria
II Cor 5:8 En esta confianza que tenemos, preferimos más ser separados del cuerpo, a fin de gozar de la vista del Señor.
II Cor 5:9 Por esta razón todo nuestro deseo consiste en hacernos agradables al Señor, ora habitemos en el cuerpo, ora salgamos de él, para irnos con Dios,