Lam 3:31
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Pero no para siempre lo desechará de sí el Señor.
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Lam 3:36
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ni daña con injusta sentencia a hombre alguno, eso no sabe el Señor hacerlo.
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Lam 3:37
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¿Quién es aquel que ha dicho que se hace alguna cosa sin que el Señor lo ordene?
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Lam 3:38
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¿No vienen acaso de orden del Señor los males y los bienes?
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Lam 3:40
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Examinemos y escudriñemos nuestros pasos, y convirtámonos al Señor.
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Lam 3:41
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Levantemos al cielo, hacia el Señor, junto con las manos, nuestros corazones.
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Lam 3:42
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Nosotros nos portamos inicuamente, y provocamos, ¡oh Señor!, tu enojo; por eso te muestras inexorable.
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Lam 3:50
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hasta tanto el Señor vuelva desde el cielo su vista, y se ponga a mirar.
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Lam 3:55
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Invoqué, oh Señor, tu santo Nombre desde lo más profundo de la fosa;
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Lam 3:58
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Tú fallaste a favor del alma mía, ¡oh Señor!, ¡oh redentor de mi vida!
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Lam 3:59
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Viste, oh Señor, las iniquidades de ellos contra m,: hazme justicia.
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Lam 3:61
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Tú oíste, oh Señor, sus oprobios, y todos sus proyectos contra mí,
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Lam 3:63
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Repara, Señor, todas sus idas y vueltas; yo soy siempre el objeto de sus canciones burlescas.
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Lam 3:64
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Tú les darás, ¡oh Señor!, lo que merecen las obras de sus manos.
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Lam 3:66
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¡Oh Señor!, tú los perseguirás con saña, y los exterminarás de debajo de los cielos.
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Lam 4:11
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El Señor ha deshogado su furor, ha derramado la ira de su indignación, ha encendido en Sión un fuego que ha consumido hasta sus cimientos.
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Lam 4:15
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Apartaos, inmundos, decían gritando a los otros; retiraos, marchad fuera, no nos toquéis, porque de resultas de eso tuvieron pendencias entre sí; y los que fueron dispersos entre las naciones, dijeron: No volverá el Señor ya a habitar entre ellos.
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Lam 4:16
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El rostro airado del Señor los ha dispersado; ya no volverá él a mirarlos; no han respetado la persona de los sacerdotes, ni se han compadecido de los ancianos.
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Lam 4:20
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El Ungido del Señor, resuello de nuestra boca, ha sido preso por causa de nuestros pecados; aquel a quien habíamos dicho: A tu sombra viviremos entre las naciones.
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Lam 4:22
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¡Oh hija de Sión!, tiene su términos el castigo de tu maldad, el Señor nunca más te hará pasar a otro país. Mas él castigará, ¡oh hija de Edom!, tu iniquidad, él descubrirá tus maldades.
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Lam 5:1
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Acuérdate, ¡oh Señor!, de lo que nos ha sucedido; mira y considera nuestra ignominia.
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Lam 5:19
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Pero tú, ¡oh Señor!, permanecerás eternamente; tu solio subsistirá en todas las generaciones venideras.
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Lam 5:21
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Conviértenos, ¡oh Señor!, a ti, y nos convertiremos; renueva tú nuestros días felices, como desde el principio.
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Lam 5:22
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Mas tú, Señor, nos has desechado como para siempre: te has irritado terriblemente contra nosotros.
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Bar 1:5
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los cuales lloraban oyendo a Baruc, y ayunaban, y oraban en la presencia del Señor.
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Bar 1:8
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después que Baruc hubo recibido los vasos del templo del Señor, que habían sido robados del templo, para volverlos otra vez a tierra de Judá, a diez del mes de Siván; vasos de plata que había hecho Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá,
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Bar 1:10
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Y les dijeron en una carta lo que sigue: He aquí que os enviamos dinero, con el cual compraréis víctimas para los holocaustos, e incienso, y haced ofrendas, e inmolad víctimas por el pecado en el altar del Señor Dios nuestro.
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Bar 1:12
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y para que el Señor nos conceda a nosotros fortaleza, y nos haga ver la luz de la prosperidad, para vivir felizmente bajo el amparo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y bajo el amparo de su hijo Baltasar, y les sirvamos a ellos por largo tiempo, y seamos gratos a sus ojos.
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Bar 1:13
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Rogad también por nosotros mismos al Señor Dios nuestro, porque hemos pecado contra el Señor Dios nuestro, y no se ha apartado su ira de nosotros hasta el día presente.
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Bar 1:13
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Rogad también por nosotros mismos al Señor Dios nuestro, porque hemos pecado contra el Señor Dios nuestro, y no se ha apartado su ira de nosotros hasta el día presente.
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Bar 1:14
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Y leed este libro o escrito, el cual os hemos enviado para que se haga la lectura de él en donde estaba el templo del Señor, en día solemne y tiempo oportuno.
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Bar 1:15
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Diréis, pues: Del Señor Dios nuestro es la justicia o santidad; mas de nosotros la confusión de nuestros rostros, como está sucediendo en este día a todo Judá y a los moradores todos de Jerusalén ,
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Bar 1:17
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Pecado hemos contra el Señor Dios nuestro, y no le creímos, faltos de confianza en él;
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Bar 1:18
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y no le estuvimos sumisos, ni quisimos escuchar la voz del Señor Dios nuestro para proceder conforme a los mandamientos que él nos había dado.
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Bar 1:19
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Desde aquel día en que sacó de la tierra de Egipto a nuestros padres hasta el presente, hemos sido rebeldes al Señor Dios nuestro; y disipados o entregados a nuestros vicios, nos apartamos de él por no oír su voz.
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Bar 1:20
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Por lo cual se nos han apegado muchos desastres y las maldiciones comunicadas por el Señor a su siervo Moisés; por el Señor que sacó de la tierra de Egipto a nuestros padres para darnos una tierra que mana leche y miel; maldiciones que estamos experimentando en el día de hoy.
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Bar 1:20
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Por lo cual se nos han apegado muchos desastres y las maldiciones comunicadas por el Señor a su siervo Moisés; por el Señor que sacó de la tierra de Egipto a nuestros padres para darnos una tierra que mana leche y miel; maldiciones que estamos experimentando en el día de hoy.
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Bar 1:21
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Nosotros no quisimos escuchar la voz del Señor Dios nuestro, según lo que decían los profetas que él nos había enviado;
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Bar 1:22
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y cada uno de nosotros nos fuimos tras las inclinaciones de nuestro perverso corazón, a servir como esclavos a dioses ajenos, obrando la maldad delante de los ojos del Señor Dios nuestro.
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Bar 2:1
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Por este motivo el Señor Dios nuestro cumplió su palabra, que nos había ya ordenado a nosotros, y a nuestros jueces gobernadores de Israel, y a nuestros reyes, y a nuestros príncipes, y a todo Israel y Judá,
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Bar 2:2
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de que traería el Señor sobre nosotros grandes males, tales como jamás se habían visto debajo del cielo, como los que han sucedido en Jerusalén , conforme a lo que se halla escrito en la ley de Moisés;
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Bar 2:4
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Y nos entregó el Señor en poder de todos los reyes vecinos nuestros, para escarnio y ejemplar de desolación en todas las naciones, por entre las cuales nos dispersó el Señor.
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Bar 2:4
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Y nos entregó el Señor en poder de todos los reyes vecinos nuestros, para escarnio y ejemplar de desolación en todas las naciones, por entre las cuales nos dispersó el Señor.
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Bar 2:5
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Esclavos hemos venido a ser, y no amos, por haber pecado contra el Señor Dios nuestro, no obedeciendo a su voz.
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Bar 2:6
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Del Señor Dios nuestro es la justicia; de nosotros y de nuestros padres la confusión de nuestros rostros, como se está viendo hoy día.
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Bar 2:7
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Porque el Señor, todos estos castigos que padecemos, nos los había ya amenazado.
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Bar 2:8
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Mas nosotros ni por eso acudimos al Señor Dios nuestro para rogarle y para convertirnos cada cual de su depravada vida.
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Bar 2:9
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Con esto echó luego el Señor mano del castigo, y lo descargó sobre nosotros; porque justo es el Señor en todas sus obras y en cuanto nos ha mandado.
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Bar 2:9
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Con esto echó luego el Señor mano del castigo, y lo descargó sobre nosotros; porque justo es el Señor en todas sus obras y en cuanto nos ha mandado.
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Bar 2:10
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Y con todo, nosotros no quisimos obedecer a su voz para que caminásemos según los preceptos que el Señor nos había puesto delante de los ojos.
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