Lc 9:49
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Entonces Juan, tomando la palabra, dijo: Maestro, hemos visto a uno lanzar los demonios en tu nombre, pero se lo hemos vedado; porque no anda con nosotros en tu seguimiento.
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Lc 9:50
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Le dijo Jesús : No se lo prohibais; porque quien no está contra vosotros, por vosotros está.
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Lc 9:57
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Mientras iban andando su camino, hubo un hombre que le dijo: Señor, yo te seguiré adondequiera que fueres.
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Lc 9:59
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A otro le dijo Jesús : Sígueme; mas éste respondió: Señor, permíteme que vayas antes, y dé sepultura a mi padre.
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Lc 9:61
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Y otro le dijo: Yo te seguiré, Señor; pero primero déjame ir a despedirme de mi casa.
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Lc 10:21
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En aquel mismo punto Jesús manifestó un extraordinario gozo, al impulso del Espíritu Santo, y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has encubierto estas cosas a los sabios y prudentes del siglo, y las has descubierto a los humildes y pequeños. Así es, ¡oh Padre!, porque así fue tu beneplácito.
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Lc 10:23
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Y vuelto a sus discípulos, dijo: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis;
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Lc 10:25
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Se levantó entonces un doctor de la ley, y le dijo con el fin de tentarle: Maestro, ¿qué debo yo hacer para conseguir la vida eterna?
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Lc 10:26
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Le dijo Jesús : ¿Qué es lo que se halla escrito en la ley? ¿Qué es lo que en ella lees?
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Lc 10:30
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Entonces Jesús tomando la palabra, dijo: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó , y cayó en manos de ladrones, que le despojaron de todo, le cubrieron de heridas, y se fueron, dejándolo medio muerto.
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Lc 10:37
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Aquel, respondió el doctor, que usó con él de misericordia. Pues anda, le dijo Jesús , y haz tú otro tanto.
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Lc 10:40
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Mientras tanto Marta andaba muy afanada en disponer todo lo que era menester, por lo cual se presentó a Jesús y dijo: Señor, ¿no reparas que mi hermana me ha dejado sola en las faenas de la casa? Dile, pues, que me ayude.
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Lc 11:1
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Un día estando Jesús orando en cierto lugar, acabada la oración, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como enseñó también Juan a sus discípulos.
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Lc 11:5
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Les dijo también: Si alguno de vosotros tuviere un amigo y fuese a estar con él a media-noche, y a decirle: Amigo, préstame tres panes,
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Lc 11:17
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Pero Jesús penetrando sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido en partidos contrarios quedará destruido; y una casa dividida en facciones, camina a su ruina.
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Lc 11:39
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Mas el Señor le dijo: Vosotros, ¡oh fariseos!, tenéis cuidado en limpiar el exterior de las copas y de los platos; pero el interior de vuestro corazón está lleno de rapiña y de maldad.
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Lc 11:45
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Entonces uno de los doctores de la ley le dijo: Maestro, hablando así, también nos afrentas a nosotros.
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Lc 11:49
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Por eso dijo también la sabiduría de Dios: Yo les enviaré profetas y apóstoles, y matarán a unos y perseguirán a otros,
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Lc 12:13
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Entonces le dijo uno del auditorio: Maestro, dile a mi hermano que me dé la parte que me toca de la herencia.
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Lc 12:15
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Con esta ocasión les dijo: Estad alertas, y guardaos de toda avaricia; que no depende la vida del hombre de la abundancia de los bienes que él posee.
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Lc 12:18
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Al fin dijo: Haré esto: Derribaré mis graneros, y construiré otros mayores, donde almacenaré todos mis productos y mis bienes,
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Lc 12:20
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Pero le dijo Dios: ¡Insensato!, esta misma noche han de exigir de ti la entrega de tu alma; ¿de quién será cuanto has almacenado?
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Lc 12:22
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Y después dijo a sus discípulos: Por eso os digo a vosotros: No andéis inquietos en orden a vuestra vida, sobre lo que comeréis y en orden a vuestro cuerpo sobre qué vestiréis.
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Lc 13:7
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por lo que dijo al viñador: Ya ves que hace tres años seguidos que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, pues; ¿para qué ocupará terreno gratis?
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Lc 13:12
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Cuando la vio Jesús , la llamó a sí, y le dijo: Mujer, libre quedas de tu achaque.
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Lc 13:14
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El jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hiciera esta cura en sábado dijo al pueblo: Seis días hay destinados al trabajo; en ésos podéis venir a curaros, y no en el día de sábado.
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Lc 13:15
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Mas el Señor, dirigiéndole a él la palabra, dijo: ¡Hipócritas!, ¿cada uno de vosotros no suelta su buey o su asno del pesebre, aunque sea sábado, y los lleva a abrevar?
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Lc 13:23
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Y uno le preguntó: Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan. El en respuesta dijo a los oyentes:
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Lc 14:5
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Dirigiéndose después a ellos, les dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo no le sacará luego, aunque sea día de sábado?
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Lc 14:7
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Notando entonces que los convidados iban escogiendo los primeros puestos en la mesa, les propuso esta parábola, y dijo:
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Lc 14:15
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Habiendo oído esto uno de los convidados le dijo: ¡Oh, bienaventurado aquel que tenga parte en el convite del reino de Dios!
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Lc 14:18
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Y empezaron todos como de concierto a excusarse. El primero le dijo: He comprado una granja, y necesito salir a verla, te ruego que me des por excusado.
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Lc 14:19
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El segundo dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas; dame, te ruego, por excusado.
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Lc 14:20
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Otro dijo: Acabo de casarme, y así no puedo ir allá.
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Lc 14:21
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Habiendo vuelto el criado refirió todo esto a su amo. Irritado entonces el padre de familia, dijo a su criado: Sal luego a las plazas y barrios de la ciudad; y tráeme acá cuantos pobres, y lisiados, y ciegos, y cojos, hallares.
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Lc 14:25
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Sucedió que yendo con Jesús una multitud, vuelto a ellas les dijo:
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Lc 15:12
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de los cuales el más mozo dijo a su padre: Padre, dame la parte de herencia que me toca. Y el padre repartió entre los dos la hacienda.
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Lc 15:17
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Y volviendo en sí, dijo: ¡Ay cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo estoy aquí padeciendo hambre!
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Lc 15:21
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Le dijo el hijo: Padre mío, yo he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.
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Lc 15:22
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Mas el padre, por respuesta dijo a sus criados: Pronto traed aquí luego el vestido más precioso que hay en casa, y ponédselo, ponedle un anillo en el dedo, y calzadle las sandalias;
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Lc 16:2
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Le llamó, pues, y le dijo: ¿Qué es esto que oígo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque no quiero que en adelante cuides de mi hacienda.
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Lc 16:3
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Entonces el mayordomo dijo entre sí: ¿Qué haré, pues mi amo me quita la administración de sus bienes? Yo no soy bueno para cavar, y para mendigar no tengo cara.
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Lc 16:5
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Llamando, pues, a los deudores de su amo a cada uno de por sí, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo?
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Lc 16:6
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Respondió: Cien barriles de aceite. Le dijo: Toma tu obligación, siéntate y haz al instante otra de cincuenta.
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Lc 16:7
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Dijo después a otro: ¿Y tú cuánto debes? Respondió: Cien coros, o cargas de trigo. Le dijo: Toma tu obligación, escribe otra de ochenta.
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Lc 16:15
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Mas Jesús les dijo: Vosotros os vendéis por justos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que parece sublime a los ojos humanos, a los de Dios es abominable.
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Lc 16:30
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No basta esto, dijo él, ¡oh padre Abrahán!, pero si alguno de los muertos fuere a ellos, harán penitencia.
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Lc 17:6
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Y el Señor les dijo: Si tuviereis fe tan grande como un granito de mostaza, diréis a ese moral: Arráncate de raíz, y trasplántate en el mar, y os obedecerá.
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Lc 17:14
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Luego que Jesús los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y cuando iban, quedaron curados.
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Lc 17:17
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Jesús dijo entonces: Pues, ¿no son diez los curados? ¿Y los nueve dónde están?
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