Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

dijo

II Par 18:10 Sedecías, hijo de Canaana, se hizo unos cuernos de hierro, y dijo: Esto dice el Señor: Con éstas voltearás tú a la Siria, hasta hacerla añicos.
II Par 18:14 Se presentó, pues, al rey; el cual le dijo: Miqueas, ¿debemos declarar la guerra contra Ramot de Galaad, o estarnos quietos? Le respondió Miqueas: Id; porque todo os saldrá felizmente, y los enemigos serán entregados en vuestras manos.
II Par 18:16 Entonces dijo Miqueas: He visto a todo Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor; y ha dicho el Señor: Estos no tienen quien los mande; que se vuelva cada uno en paz a su casa.
II Par 18:17 Y dijo el rey de Israel a Josafat: ¿No te dije yo que éste no me anunciaría cosa buena, sino sólo desdichas?
II Par 18:20 sobrevino cierto espíritu, y presentándose ante el Señor, dijo: Yo lo engañaré. Le preguntó el Señor: ¿Cómo lo engañarás tú?
II Par 18:27 A lo que dijo Miqueas: Si regresases tú felizmente, no será verdad que el Señor haya hablado por mi boca. Y añadió: Oídlo, pueblos todos.
II Par 18:29 Mas el rey de Israel dijo a Josafat: Yo mudaré de traje, y entraré de este modo en batalla; tú lleva tus vestidos. En efecto, el rey de Israel entró disfrazado en el combate.
II Par 18:33 Entretanto sucedió que uno de la tropa, tirando sin objeto particular una saeta, hirió al rey de Israel entre el cuello y la espalda; por lo que dijo el rey a su cochero: Vuelve atrás, y sácame del combate, porque estoy herido.
II Par 19:2 a cuyo encuentro vino Jehú, profeta, hijo de Hanani, y le dijo: Tú das socorro a un impío, y te estrechas en amistad con gente que aborrece al Señor; por tanto merecías experimentar la ira del Señor.
II Par 19:6 Y dando sus órdenes a los jueces: Mirad, les dijo, mirad lo que hacéis, porque ejercéis las veces, no de un hombre, sino del Señor, y cualquier sentencia que diereis recaerá sobre vosotros.
II Par 19:9 y les dio sus órdenes, y dijo: Debéis portaros con fidelidad y con sincero corazón en el temor del Señor.
II Par 20:6 dijo: Señor Dios de nuestros padres, tú eres el Dios del cielo y el dueño de todos los reinos de las naciones; en tus manos están la fortaleza y el poder, y nadie puede resistirte.
II Par 20:15 y dijo: Atención, oh pueblo de Judá, y vosotros habitantes de Jerusalén , y tú, oh rey Josafat: Esto os dice el Señor: No tenéis que temer ni acobardaros a vista de esa muchedumbre, porque el combate no está a cargo vuestro, sino de Dios.
II Par 20:20 Y a la mañana siguiente poniéndose en movimiento, tomaron el camino del desierto de Tecue; y comenzada la marcha, Josafat, puesto en medio de ellos, dijo: Oídme, varones de Judá, y vosotros habitantes todos de Jerusalén : Confiad en el Señor Dios vuestro, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y todo irá felizmente.
II Par 23:3 Y todo este congreso se coligó con el rey del templo del Señor y les dijo Joíada: Ved aquí al hijo del rey, él es el que reinará, como el Señor lo tiene predicho de los hijos de David.
II Par 23:13 y viendo, así que entró, al rey puesto sobre el estrado o trono, y a los príncipes y tropas que le rodeaban, y al pueblo todo haciendo fiesta, y tocando las trompetas cantando al son de varios instrumentos; y oídas sus aclamaciones, rasgó sus vestiduras, y dijo: Traición, traición.
II Par 23:14 Pero el sumo sacerdote Joíada acercándose a los centuriones y comandantes del ejército, les dijo: Sacadla de dentro del recinto del templo, y allá fuera degolladla; con lo que precavió el sumo sacerdote que fuese muerta dentro de la casa del Señor.
II Par 24:5 a cuyo fin, convocando los sacerdotes y levitas, les dijo: Salid por las ciudades de Judá, y recoged de todo Israel el dinero para los reparos anuales del templo de vuestro Dios; y hacedlo pronto. Pero los levitas obraron con negligencia.
II Par 24:6 Por lo que llamó el rey al príncipe de los sacerdotes Joíada, y le dijo: ¿Cómo no has tenido cuidado de obligar a los levitas a que recogiesen de Judá y de Jerusalén la contribución impuesta por Moisés, siervo del Señor, a todo el pueblo de Israel para la construcción del Tabernáculo de la Alianza?
II Par 24:22 Y no se acordó el rey Joás de los beneficios que le había hecho Joíada, padre de Zacarías, sino que mató a este hijo suyo; el cual dijo al morir: Véalo el Señor y haga justicia.
II Par 25:7 Entonces vino a encontrarle un varón de Dios, y le dijo: Oh rey, no vaya contigo el ejército de Israel, porque el Señor no está con Israel, ni con ninguno de los hijos de Efraín.
II Par 25:16 Y diciéndole esto el profeta, le respondió Amasías: ¿Eres tú, por ventura, consejero del rey? Calla, si no quieres te mande quitar a vida. Mas el profeta dijo al partir: Sé que Dios ha decretado hacerte morir a ti por esa maldad que has cometido, y porque además no has dado oído a mis consejos.
II Par 28:9 Había allí en aquella sazón un profeta del Señor, llamado Oded, el cual, saliendo al encuentro del ejército que venía a Samaria, les dijo: Habéis visto que el Señor Dios de vuestros padres, irritado contra los hijos de Judá, los ha entregado en vuestras manos; mas vosotros les habéis quitado la vida atrozmente; tanto que vuestra crueldad ha subido hasta el cielo.
II Par 29:5 les dijo: Escuchadme, oh levitas: Purificaos; limpiad la casa del Señor Dios de vuestros padres y quitad del santuario toda inmundicia.
II Par 29:21 y ofrecieron todos juntos siete toros, y siete carneros, y siete corderos, y siete machos cabríos por la expiación del pecado, por el reino o delitos del rey, por la profanación del santuario, y por los pecados de todo Judá; y dijo a los sacerdotes, hijos de Aarón, que los ofreciesen sobre el altar del Señor.
II Par 34:15 y dijo a Safán, secretario: He hallado en la casa del Señor el Libro de la ley; y se lo entregó.
II Par 34:16 Llevó éste el libro al rey, y dándole cuenta, dijo: Todo lo que has encargado al cuidado de tus siervos, se va concluyendo.
II Par 35:23 Allí fue herido por los arqueros, y dijo a sus criados: Sacadme fuera del combate, pues estoy gravemente herido.
I Esd 2:63 Y les dijo Atersata que no comiesen de las ofrendas santificadas, hasta tanto que se presentase un sumo sacerdote docto y perfecto.
I Esd 5:15 y le dijo: Toma estos vasos, y ve a reponerlos en el templo de Jerusalén , haciendo que la casa de Dios sea reedificada en su antiguo sitio.
I Esd 10:2 Y tomando la palabra Sequenías, hijo de Jehiel, del linaje de Elam, dijo a Esdras: Nosotros hemos prevaricado contra nuestro Dios, y tomado por esposas mujeres extranjeras de los pueblos de esta tierra; mas ahora ya que Israel se arrepiente de ello,
I Esd 10:10 Entonces Esdras, sacerdote, puesto en pie les dijo: Vosotros habéis prevaricado y tomado mujeres extranjeras, añadiendo este pecado a los delitos de Israel.
II Esd 2:2 Y me dijo el rey: ¿Por qué está melancólico tu semblante, no estando como no estás enfermo? No es esto sin motivo; tú maquinas alguna cosa mala en tu corazón. Se apoderó entonces de mí un temor gran-de,
II Esd 2:4 Y me dijo el rey: ¿Qué es lo que pretendes? Y yo, encomendándome al Dios del cielo,
II Esd 4:2 y dijo en presencia de sus hermanos y de un gran concurso de samaritanos: ¿Qué pretenden hacer esos miserables judíos? ¿Por ventura se lo permitirán estas naciones vecinas?¿Piensan poder ofrecer sacrificios, concluyendo toda la obra en un día? ¿Podrán acaso restaurar las piedras de los montones reducidos a cenizas?.
II Esd 6:10 Fui después ocultamente a casa de Semeías, sacerdote, hijo de Dalaías, hijo de Metabeel; el cual me dijo: Vámonos los dos a conferencias en la casa de Dios en medio del templo, y cerremos sus puertas; porque han de venir a matarte, y por la noche vendrán a quitarte la vida.
II Esd 7:65 Y les dijo Atersata, esto es, Nehemías, que no comiesen de las carnes santificadas, hasta tanto que hubiese un sumo sacerdote docto y perfecto, que decidiese el punto.
II Esd 8:10 Y les dijo Nehemías: Id, y comed carnes gordas y buenas, y bebed del vino dulce y exquisito, y enviad porciones a aquellos que nada tienen dispuesto; pues éste es el día santo del Señor; y no estéis tristes porque el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
Tob 2:2 dijo éste a su hijo: Anda y tráete acá algunos de nuestra tribu, temerosos de Dios, para que coman con nosotros.
Tob 2:6 al acordarse de aquellas palabras que dijo el Señor por el profeta Amós: Vuestros días festivos se convertirán en lamentos y lloros.
Tob 2:21 cuyo balido, como lo oyese su marido, dijo: Mirad que no sea acaso hurtado: restituidlo a sus dueños porque no nos es lícito comer, ni tocar cosa robada.
Tob 3:13 dijo: Bendito sea tu Nombre, oh Dios de nuestros padres, que después de tu enojo usas de misericordia, y en el tiempo de la tribulación perdonas los pecados a los que te invocan.
Tob 4:2 y le dijo: Escucha, hijo mío, las palabras de mi boca, y asiéntalas en tu corazón, como por cimiento.
Tob 5:6 Y sin saber que era un ángel de Dios, lo saludó, y dijo: ¿De dónde eres, buen mancebo?
Tob 5:9 Le dijo Tobías: Aguárdame, te ruego, mientras doy aviso de todo esto a mi padre.
Tob 5:14 Le dijo entonces Tobías: ¿Podrás acaso llevar a mi hijo a casa de Gabelo en Ragés, ciudad de los medos? Yo te pagaré tu salario a la vuelta.
Tob 5:17 Y le dijo el ángel Rafael: ¿Buscas tú el linaje del jornalero, o la persona del jornalero que vaya con tu hijo?
Tob 5:20 Le dijo el ángel: Yo llevaré sano a tu hijo, y sano te lo restituiré.
Tob 5:21 Y tomando la palabra Tobías, dijo: Id en buena hora, y Dios os asista en vuestro viaje, y su ángel os acompañe.
Tob 5:26 Le dijo Tobías: No llores; nuestro hijo llegará salvo, y salvo volverá a nosotros, y tus ojos lo verán;