I Rey 20:30
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Saúl, indignado contra Jonatás, le dijo: ¡Hijo de prostituta, hijo desamorado y perverso!, ¿piensas que yo ignoro el amor que tienes al hijo de Isaí, para confusión tuya e ignominia de tu envilecida madre?
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I Rey 20:36
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al cual dijo: Anda y tráeme las saetas que iré tirando. Estando corriendo el muchacho, disparó otra saeta más lejos.
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I Rey 20:42
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En conclusión Jonatás le dijo a David: Vete en paz; todo aquello que los dos hemos jurado en el nombre del Señor, diciendo: El Señor sea testigo entre mí y entre ti, entre mi descendencia y la tuya para siempre...
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I Rey 21:2
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Partió después David a Nobe a encontrar al sumo sacerdote Aquimelec. El cual quedó sorprendido de ver llegar a David, y le dijo: ¿Cómo es que vienes solo, sin que nadie te acompañe?
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I Rey 21:10
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Le dijo el sumo sacerdote: Aquí tienes la espada del filisteo Goliat a quien tú mataste en el valle del Terebinto; envuelta está en su paño detrás del efod; si quieres llevarla, tómala, pues aquí no hay sino ésta. Le dijo David: No hay otra comparable a ella; dámela.
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I Rey 21:10
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Le dijo el sumo sacerdote: Aquí tienes la espada del filisteo Goliat a quien tú mataste en el valle del Terebinto; envuelta está en su paño detrás del efod; si quieres llevarla, tómala, pues aquí no hay sino ésta. Le dijo David: No hay otra comparable a ella; dámela.
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I Rey 22:4
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Partió de aquí David para Masfa, que es del país de Moab, y dijo al rey de Moab: Te ruego permitas que mi padre y mi madre se queden con vosotros, hasta tanto que yo sepa lo que Dios dispone de mí.
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I Rey 22:6
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Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés más en esa fortaleza; marcha y vete a tierra de Judá. Partió, pues, David, y vino al bosque de Haret.
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I Rey 22:8
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dijo a los que se hallaban con él: Oídme ahora, hijos de Benjamín, vosotros que sois de mi tribu: ¿El hijo de Isaí os dará acaso a todos vosotros campos y viñas, y os hará a todos tribunos y centuriones,
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I Rey 22:10
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Doeg, idumeo, que se hallaba presente, y era el más acreditado entre los criados de Saúl, respondiendo dijo: Yo vi al hijo de Isaí en Nobe, en casa del sumo sacerdote Aquimelec, hijo de Aquitob.
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I Rey 22:14
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Le dijo Saúl: ¿Por qué os habéis conjurado contra mí, tú y el hijo de Isaí, y le diste los panes y la espada, y consultaste por él a Dios, para que siguiera sublevándose contra mí, y poniéndome asechanzas hasta el día de hoy?
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I Rey 22:18
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Y en seguida dijo el rey a los de su guardia, que le rodeaban: Embestid y matad a los sacerdotes del Señor; porque están coligados con David y sabiendo que iba huido, no me lo denunciaron. Pero los criados del rey no quisieron poner sus manos en los sacerdotes del Señor.
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I Rey 22:19
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Entonces dijo el rey a Doeg: Embiste tú, y arrójate sobre los sacerdotes. Y embistiendo Doeg, idumeo, se arrojó sobre los sacerdotes, matando en aquel día ochenta y cinco varones que vestían el efod de lino.
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I Rey 23:8
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Luego que tuvo Saúl aviso de la llegada de David a Ceila, dijo: Dios me lo ha puesto en las manos, cogido está, habiéndose metido en una ciudad que tiene puertas y cerraduras.
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I Rey 23:10
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Y advertido David de que Saúl trazaba secretamente su ruina, dijo al sacerdote Abiatar: Ponte el efod para consultar al Señor.
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I Rey 23:11
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Y en seguida dijo David: Señor Dios de Israel, tu siervo ha oído decir que Saúl se prepara para venir a Ceila, y destruirla por mi causa.
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I Rey 24:4
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Le dijeron, pues, a David, sus criados: He aquí el día feliz del cual te dijo el Señor: Yo pondré en tus manos a tu enemigo, para que hagas de él lo que gustares. Entonces David se levantó, y cortó sin ser sentido la orla del manto de Saúl.
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I Rey 24:6
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y dijo a sus compañeros: No permita el Señor que jamás haga yo tal cosa contra mi señor, contra el ungido del Señor, de extender mi mano contra él, siendo como es el ungido del Señor.
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I Rey 24:9
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Y dijo a Saúl: ¿Por qué das oídos a las palabras de aquellos que te dicen: David anda maquinando tu ruina?
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I Rey 24:16
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Luego que David acabó de hablar tales palabras a Saúl, dijo éste: ¿No es esta voz la tuya, hijo mío David? Y al mismo tiempo lanzó Saúl un grito, y comenzó a llorar.
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I Rey 24:17
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Y dijo a David: Más justo eres tú que yo; porque tú no me has hecho sino bienes, y yo te he pagado con males.
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I Rey 25:13
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Entonces David les dijo a sus gentes: Tome cada cual su espada. Tomaron todos sus espadas, y David también la suya y siguieron a David como unos cuatrocientos hombres, quedándose doscientos con el bagaje.
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I Rey 25:19
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Y dijo a sus criados: Id delante de mí, que yo iré siguiendo detrás de vosotros; mas no dijo nada a Nabal, su marido.
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I Rey 25:19
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Y dijo a sus criados: Id delante de mí, que yo iré siguiendo detrás de vosotros; mas no dijo nada a Nabal, su marido.
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I Rey 25:24
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Y se echó a sus pies, y le dijo: Recaiga sobre mí, señor mío el castigo de la iniquidad de mi marido; te ruego solamente que permitas a su esclava el que te hable y te dignes escuchar lo que va a decirte tu sierva.
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I Rey 25:35
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En fin, recibió David de su mano todo lo que había traído, y le dijo: Vuélvete en paz a tu casa; ya ves que he hecho lo que me has pedido, y que lo he hecho por consideración a ti.
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I Rey 25:39
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Y habiendo sabido David la muerte de Nabal, dijo: Bendito sea el Señor que me ha vengado de la afrenta que me hizo Nabal y que preservó a su siervo del mal que iba a hacer, y que ha hecho recaer la iniquidad de Nabal sobre su propia cabeza. Envió después David a tratar con Abigaíl sobre casarse con ella.
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I Rey 25:41
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Y levantándose ella, se inclinó hasta la tierra, y dijo como si hablase con David: Tu sierva se tendría por dichosa de ser empleada en lavar los pies de los criados de mi señor.
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I Rey 26:6
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dijo David al heteo Aquimelec, y a Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién quiere venir conmigo al campamento de Saúl? Respondió Abisai: Yo iré contigo.
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I Rey 26:9
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Mas David dijo a Abisai: De ningún modo lo mates; porque, ¿quién podrá alzar, sin pecado, su mano contra el ungido del Señor?
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I Rey 26:14
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y llamó desde allí en alta voz a la gente de Saúl y a Abner hijo de Ner, diciéndole: Qué, ¿no respondes, oh Abner? Y respondiendo éste, dijo: ¿Quién eres tú, que tanto gritas e incomodas al rey?
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I Rey 26:17
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Reconoció Saúl la voz de David, y le dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, señor y rey mío,
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I Rey 26:21
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Y dijo Saúl: He pecado, vuelve, hijo mío David, que no te haré mal ninguno de este día en adelante; visto que has mirado hoy con tanto aprecio mi vida, que bien se ve cuán neciamente he procedido, y que he sido mal informado en muchísimas cosas.
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I Rey 26:22
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A lo que respondiendo David, dijo: Aquí está la lanza del rey; pase acá uno de los criados, y llévela.
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I Rey 26:25
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Por último dijo Saúl a David: Bendito seas, hijo mío David; sin duda ejecutarás tus grandes empresas, y será grande tu poder. Después David se fue por su camino, y Saúl volvió a su casa.
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I Rey 27:1
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Mas David dijo en su corazón: Al fin algún día vendré a caer en manos de Saúl. ¿No me vale más huir y ponerme a salvo en tierra de los filisteos, para que Saúl pierda las esperanzas y cese de andarme buscando por todo el país de Israel? Huiré, pues, de sus dominios.
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I Rey 27:5
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David dijo a Aquis: Si he hallado gracia ante tus ojos, déseme habitación en una de las ciudades de este país para morar allí, pues ¿a qué fin residirá tu siervo en la corte del rey?
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I Rey 28:1
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Acaeció aquellos días que los filisteos reunieron fuerzas para prepararse a la guerra contra Israel; y dijo Aquis a David: Ten entendido que saldrás conmigo a campaña, tú y los tuyos.
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I Rey 28:2
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Respondió David: Ahora verás lo que hará tu siervo. Y yo, le dijo Aquis, te confiaré para siempre mi guarda personal.
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I Rey 28:8
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Se disfrazó luego, y mudado el traje se puso en camino, acompañado de dos hombres. Fue de noche a casa de la mujer, y le dijo: Adivíname por el espíritu de Pitón, y hazme aparecer quien yo te dijere.
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I Rey 28:11
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Le dijo entonces la mujer: ¿Quién es el que debo hacerte aparecer? Le respondió: Haz que se me aparezca Samuel.
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I Rey 28:13
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Y le dijo el rey: No temas: ¿Qué es lo que has visto? He visto, respondió la mujer, como un dios que salía de dentro de la tierra.
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I Rey 28:14
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Le replicó Saúl: ¿Qué figura tiene? La de un varón anciano, dijo ella, cubierto con un manto. Reconoció, pues, Saúl que era Samuel, y le hizo una profunda reverencia, postrándose en tierra sobre su rostro.
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I Rey 28:15
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Pero Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué has turbado mi reposo, haciéndome levantar? Respondió Saúl: Me veo en un estrechísimo apuro; los filisteos me han movido guerra, y Dios se ha retirado de mí, y no ha querido responderme, ni por medio de los profetas, ni por sueños; por esta razón te he llamado, a fin de que me declares lo que debo hacer.
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I Rey 28:23
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Pero Saúl lo rehusó y le dijo: No comeré. Con todo, sus criados y la mujer le instaron a ello, y al cabo, rendido a sus ruegos, se levantó del suelo, y se sentó sobre una cama o tarima.
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I Rey 29:6
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Llamó, pues, Aquis a David, y le dijo: Vive el Señor que tú eres justo y bueno en mis ojos; y que es tal la conducta que has observado en el ejército, que no he hallado en ti falta ninguna, desde el día en que te pasaste a mí hasta el presente; pero no eres del gusto de los sátrapas.
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I Rey 29:9
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Respondió Aquis, y le dijo: En cuanto a mí, bien sé que me eres fiel, y te tengo por un ángel de Dios; pero los príncipes de los filisteos han dicho resueltamente: No irá con nosotros al combate.
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I Rey 30:7
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Y dijo a Abiatar sumo sacerdote, hijo de Abimelec: Tráeme el efod. Y Abiatar trajo a David el efod.
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I Rey 30:13
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Le dijo entonces David: ¿De quién eres tú?, ¿de dónde vienes, y a dónde vas? El cual respondió: Yo soy un esclavo egipcio, que sirvo a un amalecita. Mi amo me ha dejado abandonado, porque caí enfermo antes de ayer.
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I Rey 30:15
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Le dijo David: ¿Y podrás tú guiarme a donde está esa gente? Respondió el egipcio: Júrame por el nombre de Dios que no me matarás, ni me entregarás en manos de mi amo, y yo te llevaré a donde está aquella tropa. Se lo juró David.
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