Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

pueblo

II Par 26:1 Después todo el pueblo de Judá proclamó por rey en lugar de Amasías a su hijo Ozías, de edad de dieciséis años.
II Par 26:21 Estuvo, pues, el rey Ozías leproso hasta su muerte, y habitó en una casa separada, cubierto de lepra, por motivo de la cual había sido echado del templo del Señor. Entretanto su hijo Joatam tomó el gobierno de la casa real, y administraba justicia al pueblo.
II Par 27:2 Y procedió con rectitud a la presencia del Señor, conforme a todo lo que había hecho su padre Ozías; salvo que no se entremetió en el templo del Señor: pero el pueblo seguía todavía en los desórdenes.
II Par 28:14 Con eso los soldados soltaron los despojos y todo cuanto habían cogido delante de aquellos príncipes y de todo el pueblo;
II Par 29:23 En cuanto a los machos cabríos ofrecidos por el pecado, los hicieron arrimar delante del rey y de todo el pueblo, y pusieron sus manos sobre ellos,
II Par 29:28 Entretanto, mientras todo el pueblo adoraba al Señor, los cantores y los que tenían las trompetas hacían su oficio, hasta que fue consumido el holocausto.
II Par 29:32 El número de los holocaustos ofrecidos por el pueblo fue éste: Setenta toros, cien carneros y doscientos corderos.
II Par 29:36 De lo que manifestaron gran gozo Ezequías y todo el pueblo, viendo la restauración del culto del Señor. Porque semejante resolución había sido tomada de improviso.
II Par 30:2 Pues habiendo tenido consejo el rey con los príncipes o magnates y con todo el pueblo de Jerusalén , determinaron celebrar la Pascua en el mes segundo.
II Par 30:3 Visto que no habían podido celebrarla a su tiempo, por cuanto no estaban purificados bastantes sacerdotes, y el pueblo no se había podido reunir todavía en Jerusalén .
II Par 30:18 Y aun gran parte del pueblo de Efraín, y de Manasés, y de Isacar, y de Zabulón, que no estaba purificada, comieron el cordero, no según la Escritura. Mas Ezequías hizo oración por ellos, diciendo: El Señor, que es infinitamente bueno, se apiadará
II Par 30:20 En efecto, lo oyó benigno el Señor, y perdonó al pueblo.
II Par 30:27 Finalmente, los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y fue oída su voz por el Señor; y su oración penetró hasta la morada santa del cielo.
II Par 31:4 Mandó asimismo al pueblo establecido en Jerusalén que diese a los sacerdotes y levitas sus porciones a fin de que pudiesen ocuparse en las cosas de la ley del Señor.
II Par 31:5 Promulgado el edicto al pueblo, al instante los hijos de Israel ofrecieron gran cantidad de primicia de trigo, de vino y de aceite, y también de miel; y ofrecieron el diezmo de cuanto produce la tierra.
II Par 31:8 Y entrando allí Ezequías y sus cortesanos, al ver los montones, bendijeron al Señor, y elogiaron al pueblo de Israel.
II Par 31:10 Le respondió Azarías, del linaje de Sadoc, primer sacerdote, diciendo: Desde que comenzaron a ofrecerse las primicias en la casa del Señor, hemos comido de ellas hasta saciarnos; pero es muchísimo lo que ha sobrado, porque el Señor ha echado la bendición sobre su pueblo; y esta abundancia que ves es de lo que sobró.
II Par 32:8 Pues él tiene consigo un brazo de carne; pero con nosotros está el Señor Dios nuestro, el cual es nuestro defensor, y pelea por nosotros. Al oír el pueblo estas palabras de Ezequías , rey de Judá, cobró gran aliento.
II Par 32:9 Pasadas estas cosas, Sennaquerib, rey de los asirios (estando con todo su ejército sitiando a Laquís) envió sus mensajeros a Jerusalén a decir a Ezequías , rey de Judá, y a todo el pueblo que se hallaba en la ciudad:
II Par 32:14 ¿Cuál es el dios entre todos los dioses de las naciones, exterminadas por mis padres, que haya podido salvar a su pueblo de mis manos, para que creáis que pueda también libraros vuestro Dios?
II Par 32:15 No os dejéis, pues, engañar de Ezequías , ni seducir con vanas persuasiones, y no le deis crédito; porque si ninguno de los dioses de las naciones, ni de los otros reinos, pudo librar a su pueblo de mis manos, ni de las manos de mis padres, es consiguiente que tampoco vuestro Dios podrá libertaros de caer en las mías.
II Par 32:17 Escribió igualmente unas cartas llenas de blasfemias contra el Señor Dios de Israel, diciendo contra él: Así como los dioses de las demás naciones no pudieron librar a sus pueblos de caer en mis manos, tampoco podrá el Dios de Ezequías salvar a su pueblo del poder mío.
II Par 32:18 Sobre todo a grandes voces gritaba en lengua hebrea contra el pueblo que estaba sobre los muros de Jerusalén , a fin de aterrarle y apoderarse de la ciudad.
II Par 33:10 Y lo amonestó el Señor así a él como a su pueblo; mas no quisieron escucharlo;
II Par 33:17 Sin embargo, el pueblo ofrecía aún sacrificios al Señor su Dios en los lugares altos.
II Par 33:25 Entonces todo el resto del pueblo, ajusticiados aquellos que habían muerto a Amón, proclamó por rey en su lugar a Josías, su hijo.
II Par 34:30 subió al templo del Señor, acompañado de todos los varones de Judá, y de los moradores de Jerusalén , de los sacerdotes y levitas, y de todo el pueblo, grandes y pequeños. Y estando todos con atención en el templo del Señor, leyó el rey el libro palabra por palabra.
II Par 35:3 Dijo también a los levitas, por cuyas instrucciones se sacrificaba todo Israel para el culto del Señor: Colocad otra vez el arca en el Santuario del templo, edificado por Salomón , hijo de David, rey de Israel, porque ya no la tendréis que llevar más de una a otra parte. Ahora, pues, servid al Señor Dios vuestro y a su pueblo de Israel;
II Par 35:7 Además de esto Josías dio a todo el pueblo que se halló allí en la solemnidad de la Pascua , corderos y cabritos de los rebaños, y otras reses, hasta treinta mil, y asimismo tres mil bueyes; todo esto lo dio el rey de su hacienda.
II Par 35:8 También sus oficiales o magnates presentaron lo que espontáneamente habían ofrecido, tanto al pueblo como a los sacerdotes y levitas. Además Helcías sumo sacerdote, y Zacarías, y Jahiel, principales de la casa del Señor, dieron a los sacerdotes para celebrar la Pascua entre unas y otras dos mil seiscientas reses menores, y trescientos bueyes.
II Par 36:1 Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz, cuarto hijo de Josías, y lo alzó por rey de Jerusalén , en lugar de su padre.
II Par 36:14 Igualmente todos los príncipes de los sacerdotes y el pueblo prevaricaron también impíamente, imitando todas las abominaciones de los gentiles, y profanaron el templo del Señor, que él se había consagrado para sí en Jerusalén .
II Par 36:15 Entretanto el Señor Dios de sus padres, les hacía hablar por medio de sus enviados los profetas, amonestándolos sin cesar de día y de noche; pues quería perdonar a su pueblo y a la mansión suya.
II Par 36:16 Mas ellos se mofaban de los enviados de Dios, no hacían caso alguno de sus palabras, e insultaban a los profetas, hasta que descargó el furor del Señor sobre su pueblo, y no hubo ya remedio.
II Par 36:23 Esto dice Ciro, rey de Persia: El Señor Dios del cielo me ha dado todos los reinos de la tierra, y él mismo me ha mandado edificarle una casa en Jerusalén , ciudad de Judea; ¿quién hay entre vosotros que pertenezca a su pueblo? El Señor Dios suyo sea con él, y póngase en camino para su tierra.
I Esd 1:3 ¿Quién de entre vosotros pertenece a su pueblo? Su Dios sea con él. Vaya a Jerusalén , ciudad de la Judea, y edifique la casa del Señor Dios de Israel. El Dios verdadero es aquel que está en Jerusalén .
I Esd 2:1 Estos son los hijos de la provincia de Judea, que del cautiverio de Babilonia, a que habían sido conducidos por Nabucodonosor, rey de Babilonia, se pusieron en camino, y regresaron a Jerusalén y Judá, cada cual a su pueblo.
I Esd 2:2 Los cuales vinieron con Zorobabel, y con Josué, Nehemías, Saraías, Rahelahías, Mardocai, Belsán, Mesfar, Beguai, Rehum y Baana. He aquí la suma de los barones del pueblo de Israel:
I Esd 2:70 Finalmente, los sacerdotes y levitas, y los del pueblo, y los cantores, y los porteros, y los natineos se establecieron en sus ciudades; y de cuantos israelitas volvieron, se fue cada cual a su pueblo.
I Esd 2:70 Finalmente, los sacerdotes y levitas, y los del pueblo, y los cantores, y los porteros, y los natineos se establecieron en sus ciudades; y de cuantos israelitas volvieron, se fue cada cual a su pueblo.
I Esd 3:11 y cantaban a coro himnos y alabanzas al Señor, repitiendo: Que es bueno, y que es eterna su misericordia para con Israel. Al mismo tiempo todo el pueblo prorrumpía a grandes voces en alabanzas al Señor, por ver echados los fundamentos del templo del Señor.
I Esd 3:13 Y no se podían distinguir los gritos de alegría de los clamores de aquellos que lloraban; porque todo el pueblo gritaba confusamente a grandes voces, cuyo eco se oía de muy lejos.
I Esd 4:4 De aquí resultó que la gente de aquella tierra inquietaba a los obreros del pueblo de Judá, y le estorbaba la construcción.
I Esd 5:12 Pero habiendo nuestros padres provocado la ira del Dios del cielo, los entregó él en manos de Nabucodonosor el caldeo, rey de Babilonia, el cual destruyó también esta casa, y trasladó su pueblo a Babilonia.
I Esd 7:13 Ha sido decretado por mí que cualquiera del pueblo de Israel, y de sus sacerdotes y levitas, residentes en mi reino, que quisiere ir a Jerusalén , vaya contigo;
I Esd 7:16 Además toda la plata y oro que recogieres en la provincia de Babilonia de ofertas voluntarias del pueblo, y lo que espontáneamente ofrecieren los sacerdotes para la casa de su Dios que está en Jerusalén ,
I Esd 7:25 Finalmente, tú, Esdras, según la sabiduría de tu Dios, en la cual estás versado, establece jueces y presidentes para que administren justicia a todo el pueblo que está al otro lado del río, esto es, a todos aquellos que reconocen la ley de tu Dios; y enseñadla libremente también a los que la ignoran.
I Esd 8:15 Los congregué, pues, junto al río, que desagua en el Ahava, y nos detuvimos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes algunos hijos de Leví, no hallé allí ninguno.
I Esd 8:35 Asimismo, los hijos de la salida, venidos del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios de Israel: doce becerros por todo el pueblo israelítico, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos, doce machos cabríos por el pecado; todo en holocausto al Señor.
I Esd 8:36 En fin, presentaron los edictos del rey a los sátrapas de su corte y a los gobernadores de la otra parte del río, los cuales favorecieron al pueblo y a la casa de Dios.