II Rey 3:18
|
Reconocedle, pues, ahora por tal, ya que el Señor ha hablado y ha dicho de David: Por mano de mi siervo David salvaré a mi pueblo de Israel del poder de los filisteos y de todos sus enemigos.
|
II Rey 3:31
|
David dijo a Joab y a todo el pueblo que estaba con él: Rasgad vuestros vestidos, y vestíos de sacos, y haced duelo en los funerales de Abner. El mismo rey David iba siguiendo el féretro.
|
II Rey 3:32
|
Sepultado que fue Abner en Hebrón, levantó el grito el rey David, y lloró sobre el sepulcro de Abner, acompañándole asimismo en el llanto todo el pueblo.
|
II Rey 3:34
|
Jamás tus manos se vieron atadas, ni cargados de grillos tus pies, sino que tú caíste, como suelen los buenos a manos de los malvados. Y todo el pueblo, repitiendo lo mismo, siguió llorando por él.
|
II Rey 3:36
|
Lo que oyó todo el pueblo, quedando muy prendado de lo que había hecho el rey a vista de toda la muchedumbre.
|
II Rey 5:2
|
A más de que tiempo atrás, cuando Saúl era nuestro rey, tú eras el que capitaneaba a Israel; y a ti te ha dicho el Señor: Tú apacentarás a mi pueblo de Israel y tú serás su caudillo.
|
II Rey 5:12
|
Y David en todo esto reconoció que el Señor le había confirmado en el reino sobre Israel, y elevado para siempre al gobierno de su pueblo de Israel.
|
II Rey 6:18
|
Así que acabó de ofrecer los holocaustos y las víctimas pacíficas bendijo al pueblo, en el nombre del Señor Dios de los ejércitos.
|
II Rey 6:21
|
Pero David respondió a Micol: Delante del Señor, que me eligió en lugar de tu padre y de toda su descendencia, y que me mandó ser el caudillo del pueblo del Señor en Israel,
|
II Rey 7:7
|
¿Por ventura en todos los lugares por donde pasé con todos los hijos de Israel, he hablado nunca a alguna de las tribus, a quien hubiese yo encargado el gobierno de mi pueblo Israel, ni le he dicho jamás: Por qué no me edificáis una casa de cedro?
|
II Rey 7:8
|
Ahora bien, tú dirás a mi siervo David: Esto dice el Señor de los ejércitos: Yo te saqué de las dehesas donde apacentabas el ganado, a fin de que fueses el caudillo de mi pueblo de Israel.
|
II Rey 7:10
|
También colocaré en un lugar estable a mi pueblo de Israel, lo estableceré en él, y en él habitará, sin ser inquietado más; ni los hijos de iniquidad volverán a humillarle como lo hacían antes,
|
II Rey 7:11
|
desde el tiempo en que constituí jueces sobre mi pueblo de Israel; y yo te daré la paz con todos tus enemigos. Además el Señor es el que te promete desde ahora que él mismo dará un firme estar a tu casa.
|
II Rey 7:23
|
Y ¿qué nación hay sobre la tierra comparable a tu pueblo de Israel, al cual tú has ido a rescatar para hacer de él un pueblo tuyo, en el cual has engrandecido tu nombre con las maravillas obradas en favor suyo, y en cuya presencia has hecho tan espantosos prodigios para sacarle de la esclavitud de Egipto, y castigar a aquella tierra, su gente y su dios o rey?
|
II Rey 7:23
|
Y ¿qué nación hay sobre la tierra comparable a tu pueblo de Israel, al cual tú has ido a rescatar para hacer de él un pueblo tuyo, en el cual has engrandecido tu nombre con las maravillas obradas en favor suyo, y en cuya presencia has hecho tan espantosos prodigios para sacarle de la esclavitud de Egipto, y castigar a aquella tierra, su gente y su dios o rey?
|
II Rey 7:24
|
Pues tú escogiste a Israel para que fuese para siempre tu pueblo; y tú, ¡ah Señor Dios!, quisiste hacerte su Dios.
|
II Rey 8:15
|
Reinó, pues, David sobre todo Israel, y daba audiencia, y administraba justicia a todo su pueblo.
|
II Rey 10:12
|
Pórtate como hombre de valor, y peleemos por nuestro pueblo y por la ciudad de nuestro Dios; por lo demás el Señor dispondrá lo que sea de su mayor agrado.
|
II Rey 14:13
|
Dijo, pues la mujer: ¿Cómo señor, has pensado tú hacer lo mismo en daño del pueblo de Dios? y ¿por qué ha resuelto el rey hacer ese mal, en lugar de hacer volver a su hijo del destierro?
|
II Rey 14:15
|
Por esto, pues, he venido yo ahora a proponer a mi rey y señor esta súplica en presencia del pueblo. Porque dijo tu sierva: Hablaré al rey, a ver si de algún modo puedo obtener la gracia que le pediré.
|
II Rey 14:16
|
En efecto, el rey me la ha otorgado, librando a su sierva de las manos que todos aquellos que intentaban exterminarnos a mí y a mi hijo de la heredad o pueblo de Dios.
|
II Rey 15:24
|
Vino asimismo el sumo sacerdote Sadoc, acompañado de todos los levitas, que llevaban el arca del Testamento de Dios, y la colocaron allí. Abiatar se mantuvo junto a ella, hasta que aca-bó de pasar todo el pueblo que salía de la ciudad.
|
II Rey 15:30
|
Entretanto subía David la cuesta de las Olivas, y la subía llorando, caminando a pie descalzo y tapada la cabeza; e igualmente subía llorando con la cabeza tapada todo el pueblo que le acompañaba.
|
II Rey 16:6
|
Y arrojaba píedras contra David y todos sus criados, mientras todo el pueblo y todos los guerreros iban en filas al lado derecho y al lado derecho del rey.
|
II Rey 16:18
|
De ningún modo, respondió Cusai, porque yo he de ser de aquel a quien ha elegido el Señor, y todo este pueblo, y todo Israel y con él estaré.
|
II Rey 17:3
|
Con lo cual conduciré otra vez a toda aquella gente, como se hace volver a un hombre solo; por cuanto tú no buscas sino una sola persona; y muerta ésta, todo el pueblo quedará en paz.
|
II Rey 17:10
|
Y al oír esto, los más valientes de tu ejército, cuyo corazón es como de leones, desmayarán de temor; pues sabe todo el pueblo de Israel que tu padre es un varón esforzado, y que es gente valerosa la que lo sigue.
|
II Rey 17:11
|
Por donde me parece será mejor consejo este: Reúnanse contigo todo el pueblo de Israel, desde Dan hasta Bersabee, imnumerable que es como las arenas del mar; y tú te pondrás en medio de todos.
|
II Rey 19:8
|
Con esto salió el rey y se sentó a la puerta de la ciudad; y sabiendo el pueblo que el rey estaba allí, vino toda la gente a presentarse delante de él. Entretanto los de Israel huyeron a sus tiendas.
|
II Rey 19:9
|
Además todo el pueblo esparcido por todas las tribus de Israel, a competencia decía: El rey nos libró del poder de nuestros enemigos, él nos salvó de las manos de los filisteos; y ahora ha tenido que huir de esta tierra por causa de Absalón.
|
II Rey 19:40
|
El rey marchó a Gálgala, llevando a Camaán en su compañía. Cuando pasó el rey el Jordán le acompañaba toda la tribu de Judá, y solamente se había hallado allí la mitad del pueblo de Israel.
|
II Rey 20:22
|
En efecto, se presentó la mujer donde estaba todo el pueblo; y les habló con tanta cordura, que cortando ellos la cabeza a Seba, hijo de Bocri, se la arrojaron a Joab; el cual tocó la retirada, y regresaron las tropas cada cual a su casa. Joab volvió a Jerusalén , cerca del rey.
|
II Rey 22:28
|
Tú salvarás al pueblo humilde; y con una mirada abatirás a los erguidos.
|
II Rey 22:44
|
Tú me libertarás, Señor, de las contradicciones de mi pueblo; me conservarás para que sea yo la cabeza de las naciones; un pueblo a quien no conozco me servirá.
|
II Rey 22:44
|
Tú me libertarás, Señor, de las contradicciones de mi pueblo; me conservarás para que sea yo la cabeza de las naciones; un pueblo a quien no conozco me servirá.
|
II Rey 24:2
|
Dijo, pues, este rey a Joab, general de sus ejércitos: Recorre todas las tribus de Israel desde Dan hasta Bersabee, y forma un censo del pueblo, a fin de que sepa yo el número de la gente.
|
II Rey 24:3
|
Respondió Joab al rey: Así multiplique el Señor Dios tuyo a tu pueblo sobre lo que ahora es, de suerte que venga a ser cien veces más numeroso, y lo vea el rey mi señor; pero, ¿y qué es lo que pretende mi señor el rey con hacer eso?
|
II Rey 24:4
|
Sin embargo, la voluntad del rey pudo más que las representaciones de Joab y de los capitanes del ejército; y así salió Joab con los capitanes de la presencia del rey para hacer el empadronamiento del pueblo de Israel.
|
II Rey 24:9
|
Y presentó Joab al rey la suma del encabezamiento del pueblo y se hallaron de Israel ochocientos mil hombres fuertes y aptos para la guerra; de Judá se contaron quinientos mil combatientes.
|
II Rey 24:10
|
Pero a David le remordió su conciencia después que se formó el censo del pueblo, y dijo al Señor: Pecado he gravísimamente en este negocio; mas te ruego, Señor, que perdones este pecado de tu siervo, porque reconozco que he obrado muy neciamente.
|
II Rey 24:15
|
Envió, pues, el Señor la peste a Israel desde aquella mañana hasta el tiempo señalado, y murieron del pueblo, desde Dan hasta Bersabee, setenta mil hombres.
|
II Rey 24:17
|
Y dijo David al Señor, así que vio que el ángel castigaba al pueblo: Yo soy el que he pecado; yo el que tengo la culpa. ¿Qué han hecho éstos, que son unas ovejas? ¡Oh Señor!, te ruego que descargues tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre.
|
II Rey 24:21
|
y saliendo al encuentro, hizo al rey profunda reverencia pegado el rostro en tierra, y dijo: ¿Qué motivo hay para que el rey mi señor venga a casa de su siervo? Al cual respondió David: Para comprarte esa era, y edificar en ella un altar al Señor; a fin de que cese la mortandad que se extiende por el pueblo.
|
III Rey 1:39
|
El sumo sacerdote Sadoc tomó del Tabernáculo la vasija del óleo sagrado, y ungió a Salomón , y tocaron las trompetas, y gritó todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón !
|
III Rey 3:2
|
Mientras tanto el pueblo ofrecía sacrificios en los lugares altos; porque no estaba todavía edificado el templo del Señor.
|
III Rey 3:8
|
Por otra parte se halla tu siervo en medio del pueblo que tú escogiste, pueblo infinito que no puede contarse ni reducirse a número por su muchedumbre.
|
III Rey 3:8
|
Por otra parte se halla tu siervo en medio del pueblo que tú escogiste, pueblo infinito que no puede contarse ni reducirse a número por su muchedumbre.
|
III Rey 3:9
|
Da, pues, a tu siervo un corazón dócil para que sepa hacer justicia, y discernir entre lo bueno y lo malo; porque si no, ¿quién será capaz de gobernar este pueblo, este pueblo tuyo tan numeroso?
|
III Rey 3:9
|
Da, pues, a tu siervo un corazón dócil para que sepa hacer justicia, y discernir entre lo bueno y lo malo; porque si no, ¿quién será capaz de gobernar este pueblo, este pueblo tuyo tan numeroso?
|
III Rey 4:20
|
Judá e Israel formaban un pueblo innumerable como las arenas del mar; y comían y bebían con alegría.
|