Lc 10:15
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Y tú, ¡oh Cafarnaúm!, que te has levantado hasta el cielo, serás abatida hasta el infierno.
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Lc 10:21
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En aquel mismo punto Jesús manifestó un extraordinario gozo, al impulso del Espíritu Santo, y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has encubierto estas cosas a los sabios y prudentes del siglo, y las has descubierto a los humildes y pequeños. Así es, ¡oh Padre!, porque así fue tu beneplácito.
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Lc 11:39
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Mas el Señor le dijo: Vosotros, ¡oh fariseos!, tenéis cuidado en limpiar el exterior de las copas y de los platos; pero el interior de vuestro corazón está lleno de rapiña y de maldad.
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Lc 12:50
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Con un bautismo tengo de ser yo bautizado: ¡oh y cómo traigo en prensa el corazón, mientras no lo veo cumplido!
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Lc 16:27
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Ruégote, pues, ¡oh padre!, replicó el rico, que lo envíes a casa de mi padre,
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Lc 16:30
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No basta esto, dijo él, ¡oh padre Abrahán!, pero si alguno de los muertos fuere a ellos, harán penitencia.
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Lc 22:34
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Pero Jesús le replicó: Yo te digo, ¡oh Pedro!, que no cantará hoy el gallo, antes que tú niegues tres veces haberme conocido. Les dijo después:
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Jn 17:5
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Ahora glorifícame tú, ¡oh Padre!, en ti mismo, con aquella gloria que como Dios tuve yo en ti antes que el mundo fuese.
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Jn 17:21
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ruego que todos sean una misma cosa; y que como tú, ¡oh Padre!, estás en mí, y yo en ti, así sean ellos una misma cosa en nosotros, para que crea el mundo que tú me has enviado.
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Jn 19:3
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y se arrimaban a él, y decían: Salve, ¡oh rey de los judíos!, y le daban bofetadas.
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Jn 20:29
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Le dijo Jesús : Tú has creído, ¡oh Tomás!, porque me has visto: bienaventurados aquellos que sin haberme visto han creído.
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Hech 1:1
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He hablado en mi primer libro, ¡oh Teófilo!, de todo lo más notable que hizo y enseñó Jesús , desde su principio ,
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Hech 3:25
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Vosotros, ¡oh israelitas!, sois hijos de los profetas, y los herederos de la alianza que hizo Dios con nuestros padres, diciendo a Abrahán: En uno de tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra.
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Hech 18:14
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Mas cuando Pablo iba a hablar en su defensa, dijo Galión a los judíos: Si se tratase verdaderamente de alguna injusticia o delito, o de algún enorme crimen, sería razón, ¡oh judíos!, que yo admitiese vuestra delación;
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Hech 25:26
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Bien que como no tengo cosa cierta que escribir al Señor acerca de él, por esto le he hecho venir a vuestra presencia, mayormente ante ti, ¡oh rey Agripa!, para que examinándole tenga yo algo que escribir.
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Hech 26:2
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Tengo a gran dicha mía, ¡oh rey Agripa!, el poder justificarme ante ti en el día de hoy, de todos los cargos de que me acusan los judíos.
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Hech 26:7
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promesa cuyo cumplimiento esperan nuestras doce tribus, sirviendo a Dios noche y día. Por esta esperanza, ¡oh rey!, soy acusado yo de los judíos.
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Hech 26:13
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siendo al mediodía, vi, ¡oh rey!, en el camino una luz del cielo más resplandeciente que el sol, la cual con sus rayos me rodeó a mí y a los que iban conmigo.
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Hech 26:19
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Así que, ¡oh rey Agripa!, no fui rebelde a la visión celestial;
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Rom 2:1
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Por donde tú eres inexcusable, ¡oh hombre, quienquiera que seas!, que te metes a condenar a los demás. Pues en lo que condenas a otro te condenas a ti mismo, haciendo como haces tú, ¡oh judío!, aquellas mismas cosas que condenas.
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Rom 2:1
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Por donde tú eres inexcusable, ¡oh hombre, quienquiera que seas!, que te metes a condenar a los demás. Pues en lo que condenas a otro te condenas a ti mismo, haciendo como haces tú, ¡oh judío!, aquellas mismas cosas que condenas.
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Rom 2:3
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Tú, pues, ¡oh hombre!, que condenas a los que tales cosas hacen, y no obstante las haces, ¿piensas acaso que podrás huir del juicio de Dios?
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Rom 3:27
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Ahora, pues, ¿dónde está, ¡oh judío!, el motivo de gloriarte? Queda excluido. ¿Por qué ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.
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Rom 8:15
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Porque no habéis recibido ahora el espíritu de servidumbre para obrar todavía solamente por temor como esclavos, sino que habéis recibido el espíritu de adopción de hijos en virtud del cual clamamos con toda confianza: Abba, esto es, ¡oh Padre mío!
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Rom 8:36
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(Según está escrito, por ti, ¡oh, Señor!, somos entregados cada día en manos de la muerte, somos tratados como ovejas destinadas al matadero).
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Rom 9:20
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Mas, ¿quién eres tú, ¡oh hombre!, para reconvenir a Dios? ¿Un vaso de barro dice acaso al que le labró: Por qué me has hecho así?
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Rom 11:13
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Con vosotros hablo, ¡oh gentiles! Ya que soy el apóstol de las gentes, he de honrar mi ministerio,
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Rom 11:17
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Que si algunas de las ramas han sido cortadas, y si tú, ¡oh pueblo gentil!, que no eres más que un acebuche, has sido injertado en lugar de ellas, y hecho participante de la savia o jugo que sube de la raíz del olivo,
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Rom 15:9
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Mas los gentiles deben alabar a Dios por su misericordia, según está escrito: Por eso publicaré, ¡oh Señor!, entre las naciones tus alabanzas, y cantaré salmos a la gloria de tu Nombre.
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Rom 15:15
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Con todo os he escrito esto, ¡oh hermanos!, y quizá con alguna más libertad, sólo para recordaros lo mismo que ya sabéis, según la gracia que me ha hecho Dios,
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I Cor 15:34
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Estad alerta, ¡oh justos!, y guardaos del pecado; porque entre nosotros hay hombres que no conocen a Dios, lo digo para confusión vuestra.
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I Cor 15:55
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¿Dónde está, ¡oh muerte!, tu victoria? ¿Dónde está, ¡oh muerte!, tu aguijón?
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I Cor 15:55
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¿Dónde está, ¡oh muerte!, tu victoria? ¿Dónde está, ¡oh muerte!, tu aguijón?
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II Cor 6:11
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El amor, ¡oh corintios!, hace que mi boca se abra tan francamente, y se ensanche mi corazón.
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Gál 4:12
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Sed como yo, ya que yo he sido como vosotros, ¡oh hermanos míos!; os lo ruego encarecidamente. A mí en nada me habéis agraviado;
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Filip 1:12
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Entretanto, ¡oh hermanos!, quiero que sepáis que las cosas que han sucedido han redundado en mayor progreso del Evangelio,
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Filip 4:3
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También te pido a ti, ¡oh fiel compañero!, que asistas a ésas que conmigo han trabajado por el Evangelio con Clemente y los demás coadjutores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
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Filip 4:15
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Por lo demás, bien sabéis vosotros, ¡oh filipenses!, que después de haber comenzado a predicaros el Evangelio, habiendo en seguida salido de la Macedonia, ninguna otra Iglesia, sino solamente la vuestra, me asistió con sus bienes;
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II Tes 2:13
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Mas nosotros debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, ¡oh hermanos amados de Dios!, por haberos Dios escogido por primicias de salvación en toda la Macedonia, mediante la santificación del espíritu y la verdadera fe que os ha dado,
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I Tim 6:11
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Pero tú, ¡oh varón de Dios!, huye de estas cosas, y sigue en todo la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre.
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Heb 1:8
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mientras al Hijo le dice: El trono tuyo, ¡oh Dios!, subsistirá por los siglos de los siglos; cetro de rectitud, el cetro de tu reino;
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Heb 1:9
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amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por eso, ¡oh Dios!, el Dios y Padre tuyo te ungió con óleo de júbilo mucho más que a tus compañeros.
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Heb 1:10
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Y en otro lugar se dice del hijo de Dios: Tú eres, ¡oh Señor!, el que al principio fundó la tierra, y obras de tus manos son los cielos,
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Heb 10:7
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Entonces dije: Heme aquí que vengo, según está escrito de mí al principio del libro, o Escritura sagrada, para cumplir, ¡oh Dios!, tu voluntad.
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Heb 10:9
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y añadiendo: Heme aquí que vengo, ¡oh mi Dios!, para hacer tu voluntad; claro está que abolió estos últimos sacrificios, para establecer otro, que es el de su cuerpo.
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Sant 2:20
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Pero ¿quieres saber, ¡oh hombre vano!, cómo la fe sin obras está muerta?
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Sant 4:8
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Allegaos a Dios, y él se allegará a vosotros. Limpiad, ¡oh pecadores!, vuestras manos; y vosotros de ánimo doble, purificad vuestros corazones.
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Sant 5:1
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¡Ea, pues, oh ricos!, llorad, levantad el grito en vista de las desdichas que han de sobreveniros.
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Sant 5:7
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Pero vosotros, ¡oh hermanos míos!, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador, con la esperanza de recoger el precioso fruto de la tierra, aguarda con paciencia que Dios envíe las lluvias temprana y tardía.
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I Ped 5:5
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Vosotros igualmente, ¡oh jóvenes!, estad sujetos a los ancianos, o sacerdotes. Todos, en fin, inspiraos recíprocamente y ejercitad la humildad; porque Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes les da su gracia.
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