Deut 31:3
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Mas el Señor Dios tuyo, ¡oh Israel!, irá delante de ti: él deshará a tu vista todas esas naciones, y las conquistarás; y este Josué pasará delante de ti, como lo tiene dicho el Señor;
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Deut 31:6
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Portaos varonilmente, y con firmeza; no temáis, ni os amedrentéis a su vista: porque el Señor Dios tuyo él mismo es, ¡oh Israel!, tu caudillo, y no te dejará ni te desamparará.
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Deut 31:26
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Tomad este libro, y ponedlo al lado del Arca del Testamento del Señor Dios vuestro, para que allí quede por testimonio contra ti, ¡oh Israel!
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Deut 32:43
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Ensalzad, ¡oh naciones!, a su pueblo, porque el Señor vengará la sangre de sus siervos, y tomará venganza de sus enemigos, y derramará su misericordia sobre la tierra del pueblo suyo.
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Deut 33:7
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He aquí la bendición de Judá: Escucha, ¡oh Señor!, la voz de Judá, y dale entre su pueblo la parte que le has destinado: sus manos pelearán por Israel y serás su protector contra los enemigos.
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Deut 33:11
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Bendice, oh Señor, su fortaleza y acepta las obras de sus manos. Hiere las espaldas de sus enemigos; y no levanten cabeza los que lo aborrecen.
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Deut 33:18
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A Zabulón le dijo: Regocíjate, ¡oh Zabulón!, en tu tráfico por el mar; como tú, Isacar, en la quietud de tu casa.
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Deut 33:28
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Con esto Israel estará en su país seguro y separado. Tiende, ¡oh Jacob !, la vista por tu tierra abundante de trigo y de vino: el rocío caerá con tanta abundancia, que se oscurecerá el cielo.
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Deut 33:29
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Bienaventurado eres, ¡oh Israel! ¿Quién hay semejante a ti, ¡oh pueblo afortunado!, que hallas tu salud en el Señor? El es el escudo que te cubre y defiende, y la espada que te llena de gloria. Tus enemigos rehusarán reconocerte; pero tú los sojuzgarás y pondrás el pie sobre su cuello.
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Deut 33:29
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Bienaventurado eres, ¡oh Israel! ¿Quién hay semejante a ti, ¡oh pueblo afortunado!, que hallas tu salud en el Señor? El es el escudo que te cubre y defiende, y la espada que te llena de gloria. Tus enemigos rehusarán reconocerte; pero tú los sojuzgarás y pondrás el pie sobre su cuello.
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Jos 22:25
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El Señor puso por lindes entre nosotros y vosotros, oh hijos de Rubén y de Gad, el río Jordán: y por tanto vosotros no tenéis parte en el Señor. Y con esta ocasión podrían vuestros hijos retraer a los nuestros del temor del Señor. Así que habiendo meditado sobre eso,
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Juec 3:18
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Pero volviéndose desde Gálgala, donde los estaban ídolos, dijo al rey: Tengo que decirte, oh rey, en secreto una palabra. Mando el rey que no prosiguiese y habiendo salido todos los que estaban con él,
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Juec 5:2
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¡Escuchad, reyes!, ¡estadme atentos, oh príncipes! Yo soy, yo soy la que celebraré al Señor, y entonaré himnos al Señor Dios de Israel.
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Juec 5:8
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Mi corazón os ama, ¡oh príncipes de Israel!; vosotros que con buena voluntad os expusisteis al peligro, bendecid al Señor.
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Juec 5:11
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¡Ea, vamos, Débora!, vamos, ea, prepárate para entonar un cántico al Señor! Animo, ¡oh Barac!, ¡vamos, toma, hijo de Abinoem, los prisioneros que has hecho!
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Juec 5:13
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Se sirvió de uno de la tribu de Efraín para derrotar a los cananeos en la persona de los amalecitas: después se sirvió de una de la tribu de Benjamín contra tus pueblos, ¡oh Amalec! De Maquir, primogénito de Manasés, descendieron los príncipes, y de Zabulón los que han capitaneado hoy el ejército para combatir.
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Juec 5:15
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¿Por qué te estás ahí quieto, ¡oh Rubén!, entre los dos términos de Israel y de sus enemigos oyendo los balidos de tus rebaños? Pero dividido Rubén en partidos contra sí mismos, sus valientes sólo se ocuparon en disputar entre sí.
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Juec 5:20
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El torrente de Cisón arrastró sus cadáveres, el torrente de Cadumín, el torrente de Cisón. ¡Huella, oh alma mía, a los orgullosos campeones!
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Juec 6:12
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se le apareció el ángel del Señor, y le dijo: El Señor es contigo, oh tú el más valeroso de los hombres.
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Juec 16:28
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Pero él invocando al Señor dijo: ¡Oh Señor Dios! acuérdate de mí: y restitúyeme ahora, ¡oh Dios mío!, mi anterior fuerza para vengarme de mis enemigos, y hacerles pagar de una sola vez el haberme privado de mis dos ojos.
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Juec 20:7
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Presentes estáis todos aquí, ¡oh hijos de Israel!; resolved, pues, qué debéis hacer.
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Juec 21:3
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¿Por qué, ¡oh Señor Dios de Israel!, ha sucedido esta calamidad en tu pueblo, que se haya acabado hoy una de nuestras tribus?
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Rut 2:13
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Le respondió Rut: He hallado gracia en tus ojos, ¡oh señor mío!, pues que así has consolado y hablado al corazón de esta esclava tuya, que ni merece contarse como una de tus criadas.
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I Rey 2:1
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Saltó de gozo en el Señor, mi corazón, y mi Dios me ha ensalzado; ya puedo responder a boca llena a mis enemigos, pues toda la causa de mi alegría es, ¡oh Señor!,la salud que he recibido de ti.
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I Rey 3:9
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diciendo: Heme aquí, pues me has llamado. Con esto reconoció Helí que era el Señor quien llamaba al joven; y dijo a Samuel: Vete a dormir; y si te llamare otra vez, responderás: Hablad, oh Señor, que vuestro siervo os escucha. Volvió, pues, Samuel a su aposento, y se puso otra vez a dormir.
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I Rey 14:44
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Le dijo Saúl: Tráteme Dios con todo el rigor de su justicia, si tú, oh Jonatás, no mueres sin remedio.
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I Rey 17:55
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Es de advertir que al ver Saúl que David se dirigía contra el filisteo, preguntó a Abner, general de las tropas: Abner, ¿de qué familia es ese joven? Y Abner respondió: Juro por tu vida, oh rey, que no lo sé.
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I Rey 19:4
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Habló, pues, Jonatás a Saúl, su padre, a favor de David, y le dijo: No hagas daño, oh rey, a David, siervo tuyo; puesto que nada malo ha obrado contra ti, antes bien te ha hecho servicios importantísimos.
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I Rey 20:13
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no hagáis, oh Señor, bien a Jonatás, sino mucho mal. Pero si continuare la mala voluntad de mi padre contra ti, te lo avisaré también, y te daré licencia a fin de que te vayas en paz, y el Señor sea contigo, como estuvo con mi padre.
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I Rey 24:11
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Observa, pues, ¡oh padre mío!, y reconoce si es la orla de tu clámide o manto la que tengo en mi mano, y cómo al cortar la extremidad de tu vestido no he querido extender mi mano contra ti. Considera ahora tú mismo, y persuádete de que no soy culpable en nada, ni de injusticia, ni de pecado contra ti; tú, por el contrario, andas poniendo asechanzas a mi vida para quitármela.
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I Rey 24:14
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Pero ¿a quién persigues, oh rey de Israel? ¿Quién es al que tú persigues? Persigues a un perro muerto, a una pulga.
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I Rey 25:27
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Mas ahora recibe, señor mío, este presente que te ofrece tu esclava, y repártelo, ¡oh mi señor!, entre la gente que traes contigo.
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I Rey 25:30
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Pues cuando el Señor te hubiere dado, ¡oh dueño mío! todos los bienes que ha predicho en orden a ti, y te haya constituido caudillo sobre Israel,
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I Rey 25:31
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no tendrás tú, señor mío, este pesar y remordimiento de corazón de haber derramado sangre inocente, y vengándote por ti mismo; y cuando Dios te haya colmado de bienes, te acordarás, ¡oh mi señor!, de tu esclava.
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I Rey 26:14
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y llamó desde allí en alta voz a la gente de Saúl y a Abner hijo de Ner, diciéndole: Qué, ¿no respondes, oh Abner? Y respondiendo éste, dijo: ¿Quién eres tú, que tanto gritas e incomodas al rey?
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II Rey 1:18
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Cántico llamado del Arco, que mandó a que se enseñase a los hijos de Judá, como está escrito en el Libro de los Justos. Dijo, pues, así: Considera, oh Israel, quiénes son los que fueron heridos y perdieron la vida sobre tus colinas.
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II Rey 1:24
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Llorad, pues, oh hijas de Israel, llorad sobre Saúl, que os adornaba con delicados ropajes de grana; y os daba joyeles de oro para engalanaros.
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II Rey 1:25
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Mas, ¿cómo es, que así hayan los valientes perecido en el combate? ¿Cómo es, ¡oh montes de Gelboé!, que Jonatás ha sido muerto en vuestras alturas?
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II Rey 3:33
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Y el rey plañendo y deshaciéndose en lágrimas por Abner, dijo: No has muerto, oh Abner, como mueren los cobardes.
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II Rey 4:11
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¿cuánto más, oh hombres malvados, que habéis asesinado a un inocente dentro de su misma casa, sobre su cama, he de vengar yo ahora su sangre en vosotros que la habéis derramado con vuestras manos, y extirparos de la tierra?
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II Rey 7:19
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Y pareciéndote aún, ¡oh Señor Dios!, que esto era poco a tus ojos, has querido asegurar a tu siervo la permanencia de su casa para los siglos venideros; que tal es la ley o el deseo de los hijos de Adán, ¡oh Señor Dios!
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II Rey 7:19
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Y pareciéndote aún, ¡oh Señor Dios!, que esto era poco a tus ojos, has querido asegurar a tu siervo la permanencia de su casa para los siglos venideros; que tal es la ley o el deseo de los hijos de Adán, ¡oh Señor Dios!
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II Rey 7:22
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En lo cual, ¡oh Señor Dios mío! has ostentado tu grandeza; que nadie hay semejante a ti, ni hay Dios fuera de ti, según todas las cosas que hemos oído con nuestros mismos oídos.
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II Rey 7:25
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Ahora, pues, ¡oh Señor Dios!, mantén siempre viva la promesa que has hecho a tu siervo para él y para su casa, y hazlo como has dicho;
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II Rey 7:27
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porque tú, ¡oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel!, revelaste y dijiste a tu siervo: Yo te fundaré una casa estable; de aquí es que tu siervo se ha animado para dirigirte esta plegaria.
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II Rey 7:29
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empieza desde luego y echa la bendición sobre la casa de tu siervo, para que siempre subsista en tu acatamiento; puesto que tú, ¡oh Señor Dios!, has hablado y dicho que la casa de tu siervo será bendita con tu bendición eternamente.
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II Rey 14:9
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Replicó la mujer tecuita al rey: Recaiga sobre mí la culpa, oh rey y señor mío, y sobre la casa de mi padre; y queden sin ella el rey y su trono.
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II Rey 14:19
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¿No es verdad, prosiguió el rey, que todo lo que me has dicho es cosa dispuesta por Joab? Respondió la mujer, y dijo: Por vida tuya (que Dios conserve), oh mi rey y señor, que has dado directamente en el blanco; pues realmente tu siervo Joab es el mismo que me lo ha mandado, y el que ha puesto en boca de tu sierva todas las palabras que te ha dicho.
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II Rey 14:20
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La parábola de que me he valido, quien la ha dispuesto ha sido tu siervo Joab. Mas tú, oh rey mi señor, eres sabio como lo es un ángel de Dios, para entender todas las cosas del mundo.
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II Rey 15:34
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pero si volvieres a la ciudad y dijeres a Absalón: Siervo tuyo soy, oh rey; como serví a tu padre, así te serviré a ti; entonces podrás desconcertar los consejos de Aquitofel.
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