Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

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Ezeq 39:1 Ahora tú, oh hijo de hombre, profetiza contra Gog, y dirás: Esto dice el Señor Dios: Heme aquí contra ti, ¡oh Gog, príncipe y cabeza de Mosoc y de Tubal!
Ezeq 39:1 Ahora tú, oh hijo de hombre, profetiza contra Gog, y dirás: Esto dice el Señor Dios: Heme aquí contra ti, ¡oh Gog, príncipe y cabeza de Mosoc y de Tubal!
Ezeq 43:10 Mas tú, ¡oh hijo de hombre!, muestra a los de la casa de Israel el templo, y confúndanse de sus maldades; y midan la fábrica,
Ezeq 44:6 Y dirás a la familia de Israel, la cual me provoca a ira: Esto dice el Señor Dios: Basta ya, ¡oh familia de Israel!, de todas vuestras maldades;
Dan 2:10 A esto dijeron los caldeos, respondiendo al rey: No hay hombre sobre la tierra, ¡oh rey!, que pueda cumplir tu mandato; ni hay rey alguno grande y poderoso que demande tal cosa a ningún adivino, mago o caldeo,
Dan 2:11 porque es cosa muy difícil, ¡oh rey!, la que pides, y no se hallará nadie que pueda ilustrar al rey sobre ella, fuera de los dioses, los cuales no tienen trato con los hombres.
Dan 2:23 A ti, ¡oh Dios de nuestros padres!, te tributo las gracias, y rindo alabanzas, porque me has concedido sabiduría y fortaleza, y me has hecho conocer ahora lo que te hemos pedido; puesto que nos has revelado lo que el rey pregunta.
Dan 2:28 Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y éste te ha mostrado, ¡oh rey Nabucodonosor!, las cosas que sucederán en los últimos tiempos. Tu sueño y las visiones que ha tenido tu cabeza en la cama, son las siguientes:
Dan 2:29 Tú, ¡oh rey!, estando en tu cama, te pusiste a pensar en lo que sucedería en los tiempos venideros, y aquel que revela los misterios te hizo ver lo que ha de venir.
Dan 2:30 A mí también se me ha revelado ese secreto no por una sabiduría que en mí haya más que en cualquier otro hombre mortal, sino a fin de que el rey tuviese una clara interpretación, y para que reconocieses, ¡oh rey!, los pensamientos de tu espíritu.
Dan 2:31 Tú, ¡oh rey!, tuviste una visión; y te parecía que veías como una gran estatua, y esta estatua gran y de elevada altura estaba derecha enfrente de ti; y su presencia era espantosa.
Dan 2:36 Así es el sueño. Diremos también en tu presencia, ¡oh rey!, su significado.
Dan 3:4 y gritaba un pregonero en alta voz: A vosotros, ¡oh pueblos, tribus y lenguas!, se os manda,
Dan 3:10 Tú, ¡oh rey!, has dado un decreto para que todo hombre que oyere el sonido de la trompeta, de la flauta, y del arpa, de la zampoña, y del salterio, y de la sinfonía, y de toda especie de instrumentos músicos, se postre, y adore la estatua de oro;
Dan 3:12 Hay, pues, tres hombres entre los judíos, a los cuales tú constituiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia, que son Sidrac, Misac y Abdénago, estos hombres han despreciado, oh rey, tu decreto; no dan culto a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado.
Dan 3:14 Y les habló el rey Nabucodonosor, diciendo: ¿Es verdad, ¡oh Sidrac, Misac y Abdénago!, que no dais culto a mis dioses, ni adoráis la estatua de oro que yo hice levantar?
Dan 3:17 Porque he aquí que nuestro Dios, a quien adoramos, puede librarnos del horno del fuego ardiente, y sustraernos, oh rey, de tus manos.
Dan 3:18 Que si él no quisiere, sepas, ¡oh rey!, que nosotros no daremos culto a tus dioses, ni adoraremos la estatua de oro que has levantado.
Dan 3:26 Bendito eres, ¡oh Señor Dios de nuestros padres!, y digno es de alabanza tu Nombre, y glorioso por todos los siglos.
Dan 3:37 Porque nosotros, ¡oh Señor!, hemos venido a ser la más pequeña de todas las naciones, y estamos hoy día abatidos en todo el mundo por causa de nuestros pecados.
Dan 3:39 a fin de poder alcanzar tu misericordia. Pero recíbenos tú, ¡oh Señor!, arrepentidos de corazón y con espíritu humillado.
Dan 3:43 Y líbranos, con tus prodigios, y glorifica, ¡oh Señor!, tu Nombre.
Dan 3:52 Bendito seas tú, ¡oh Señor Dios de nuestros padres!, y digno eres de loor, y de gloria, y de ser ensalzado para siempre; bendito sea tu santo y glorioso Nombre, y digno de ser alabado y sobremanera ensalzado en todos los siglos.
Dan 3:91 Entonces el rey Nabucodonosor quedó atónito, se levantó apresuradamente, y dijo a sus magnates: ¿No hemos mandado arrojar tres hombres atados aquí en medio del fuego? Respondieron diciendo: Así es, ¡oh rey!
Dan 4:15 Esto en sueños, yo Nabucodonosor rey vi; tú, pues, ¡oh Baltasar!, dime luego su significado; porque los sabios todos de mi reino no han sabido decírmelo; pero tú puedes, pues reside en ti el espíritu de los santos dioses.
Dan 4:19 ése eres tú, ¡oh rey!, que has sido engrandecido, y te has hecho poderoso, y ha crecido tu grandeza, y elevádose hasta el cielo, y tu poderío hasta los últimos términos de toda la tierra.
Dan 4:24 Por tanto, toma, ¡oh rey!, mi consejo, y redime con limosnas tus pecados y maldades, ejercitando la misericordia con los pobres; que tal vez perdonará el Señor tus pecados.
Dan 4:28 No había aun acabado el rey de decir esto, cuando vino súbito una voz del cielo que dijo: A ti, ¡oh rey Nabucodonosor!, se te dice: Tu reino te ha sido quitado;
Dan 5:10 Mas la reina, con motivo de lo acaecido al rey y a sus cortesanos, entró en la sala del convite, y tomando la palabra, dijo: ¡Vive, oh rey, eternamente! No te conturben los pensamientos que tienes, ni se altere tu semblante.
Dan 5:11 Hay en tu reino un varón el cual tiene dentro de sí el espíritu de los santos dioses, y en tiempo de tu padre se manifestaron en él la ciencia y la sabiduría, por cuya causa el mismo rey Nabucodonosor tu padre lo constituyó jefe de los magos, de los encantadores, caldeos y agoreros; tu padre, digo, ¡oh rey!
Dan 5:17 A lo que respondiendo Daniel, dijo al rey: Quédate con tus dones, y dispensa a otro los honores de tu palacio; mas la escritura, ¡oh rey!, yo te la leeré, y te declararé su significado.
Dan 5:18 El Dios Altísimo, ¡oh rey!, dio a tu padre Nabucodonosor el reino y la magnificencia, la gloria y los honores;
Dan 5:22 Y tú, oh Baltasar, siendo hijo suyo y sabedor de estas cosas, con todo no has humillado tu corazón;
Dan 6:7 Todos los príncipes de tu reino, los magistrados y los sátrapas, los senadores y jueces son de parecer que se promulgue un real decreto, mandando que todo aquel que pidiere alguna cosa a cualquier dios u hombre hasta que pasen treinta días, sino a ti, oh rey, sea arrojado en el lago de los leones.
Dan 6:8 Ahora, pues, ¡oh rey!, confirma este parecer y firma el decreto, para que sea irrevocable, como establecido por los medos y persas; ni sea lícito a nadie traspasarlo.
Dan 6:12 Y habiendo ido al rey, le hablaron acerca del edicto, diciendo: ¡Oh rey!, ¿no has mandado que cualquier persona que hasta pasado el espacio de treinta días rogase a algún dios o algún hombre, sino a ti, ¡oh rey!, fuera echado en el lago de los leones? A lo que respondió el rey diciendo: Verdad es, según ley de los medos y persas, la cual no es lícito quebrantar.
Dan 6:15 Mas aquellos hombres, conociendo el ánimo del rey, le dijeron: Sepas, ¡oh rey!, que es ley de los medos y de los persas, que sea inmutable todo edicto puesto por el rey.
Dan 6:22 Mi Dios envió su ángel, el cual cerró las bocas de los leones, y no me han hecho daño alguno; porque he sido hallado justo delante de él; mas tampoco para contigo, ¡oh rey!, he cometido delito alguno.
Dan 9:4 Haciendo, pues, oración al Señor Dios mío, y tributándole mis alabanzas, dije: Dígnate escucharme, ¡oh Señor, Dios grande y terrible, que eres fiel en cumplir tu alianza y misericordia con los que te aman, y observan tus mandamientos!
Dan 9:7 Tuya es, ¡oh Señor!, de tu parte está la justicia; para nosotros la confusión de nuestro rostro; como está hoy sucediendo a todo hombre de Judá, y a todo habitante de Jerusalén , a todo Israel, así a aquellos que están cerca como a los que están lejos, en todos los países a donde los arrojaste por causa de las maldades con que te ofendieron.
Dan 9:9 Mas de ti, ¡oh Señor Dios nuestro!, es propia la misericordia y la clemencia para con los pecadores; porque nosotros nos hemos apartado de ti,
Dan 9:13 Todo este mal vino sobre nosotros, conforme está escrito en la ley de Moisés, y no recurrimos a ti, ¡oh Señor Dios nuestro!, para convertirnos de nuestras maldades y meditar la verdad de tus promesas.
Dan 9:15 Ahora, pues, ¡oh Señor Dios nuestro!, tú que con mano fuerte sacaste de tierra de Egipto a tu pueblo, y te adquiriste un renombre glorioso, cual es el que ahora gozas, confesamos que hemos pecado, que hemos cometido la maldad.
Dan 9:17 ¡Ea, pues!, atiende, ¡oh Dios nuestro!, a la oración de tu siervo y a sus súplicas; y por amor de ti mismo mira benigno a tu santuario, que está desierto.
Dan 9:18 Dígnate escuchar, ¡oh Dios mío!, y atiende, abre tus ojos, y mira nuestra desolación y la de la ciudad, en la que se invocaba tu santo Nombre; pues postrados delante de ti te presentamos nuestros humildes ruegos; confiando, no en nuestra justicia, sino en tu grandísima misericordia.
Dan 9:19 Escucha benigno, ¡oh Señor! Señor, aplácate, atiende, y ponte a obrar nuestra salvación, no lo difieras, ¡oh Dios mío!, por amor de ti mismo, pues la ciudad y tu pueblo llevan el Nombre tuyo.
Dan 9:19 Escucha benigno, ¡oh Señor! Señor, aplácate, atiende, y ponte a obrar nuestra salvación, no lo difieras, ¡oh Dios mío!, por amor de ti mismo, pues la ciudad y tu pueblo llevan el Nombre tuyo.
Dan 10:12 Y me dijo: No tienes que temer, ¡oh Daniel!, porque desde el primer día en que, a fin de alcanzar de Dios la inteligencia, resolviste en tu corazón mortificarte en la presencia de tu Dios, fueron atendidos tus ruegos; y por causa de tus oraciones he venido yo.
Dan 10:19 y me dijo: No temas, oh varón de deseos; paz sea contigo: Aliéntate, y ten buen ánimo. Y mientras me estaba hablando, yo adquiría valor, y dije: Habla, ¡oh Señor mío!, porque tú me has confortado.
Dan 10:19 y me dijo: No temas, oh varón de deseos; paz sea contigo: Aliéntate, y ten buen ánimo. Y mientras me estaba hablando, yo adquiría valor, y dije: Habla, ¡oh Señor mío!, porque tú me has confortado.