Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

oh

Isa 51:17 Alzate, ¡oh Sión!, álzate, levántate, ¡oh Jerusalén !, tú que has bebido de la mano del Señor el cáliz de su ira; hasta el fondo has bebido tú el cáliz que causa un mortal sopor, y has bebido hasta las heces.
Isa 51:17 Alzate, ¡oh Sión!, álzate, levántate, ¡oh Jerusalén !, tú que has bebido de la mano del Señor el cáliz de su ira; hasta el fondo has bebido tú el cáliz que causa un mortal sopor, y has bebido hasta las heces.
Isa 52:1 Levántate, levántate, ¡oh Sión!, ármate de tu fortaleza; vístete de tus ropas de gala, ¡oh Jerusalén , ciudad del Dios Santo!, porque ya no volverá en adelante a pasar por medio de ti incircunciso, ni inmundo.
Isa 52:1 Levántate, levántate, ¡oh Sión!, ármate de tu fortaleza; vístete de tus ropas de gala, ¡oh Jerusalén , ciudad del Dios Santo!, porque ya no volverá en adelante a pasar por medio de ti incircunciso, ni inmundo.
Isa 52:2 Alzate del polvo, levántate, toma asiento, ¡oh Jerusalén !, sacude de tu cuello el yugo, oh esclava hija de Sión.
Isa 52:2 Alzate del polvo, levántate, toma asiento, ¡oh Jerusalén !, sacude de tu cuello el yugo, oh esclava hija de Sión.
Isa 52:9 Regocijaos y a una cantad alabanzas al Señor, oh desiertos de Jerusalén , pues ha consolado el Señor a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén .
Isa 52:14 Al modo que tú, ¡oh Jerusalén !, fuiste en tu ruina el asombro de muchos; así también su aspecto parecerá sin gloria delante de los hombres, y en una forma despreciable entre los hijos de los hombres.
Isa 54:1 Regocíjate, pues, ¡oh estéril!, tú que no pares; canta himnos de alabanza y de júbilo tú que no eres fecunda, porque ya son muchos más los hijos de la que había sido desechada, que los de aquella que tenía marido, dice el Señor.
Isa 55:5 He aquí que entonces, tú, ¡oh Jerusalén !, llamarás al pueblo gentil que tú no reconocías; y las naciones que no te conocían correrán a ti por amor del Señor Dios tuyo, y del Santo de Israel que te habrá llenado de gloria.
Isa 57:6 Allá junto al torrente está, ¡oh hebreo!, tu heredad, allí tienes tu bien; y a estos dioses derramaste libaciones, y ofreciste sacrificios. ¿Pues cómo no he de indignarme ante estas cosas?
Isa 58:1 Clama, pues, ¡oh Isaías!, no ceses: Has resonar tu voz como una trompeta, y declara a mi pueblo sus maldades, y a la casa de Jacob sus pecados;
Isa 59:12 Y es que nuestras maldades, oh Señor, se han multiplicado en tu presencia, y están atestiguando contra nosotros nuestros pecados; puesto que permanecen en nosotros nuestras iniquidades, y conocemos bien nuestros crímenes.
Isa 60:1 ¡Levántate, oh Jerusalén !, recibe la luz; porque ha venido tu lumbrera y ha nacido sobre ti la gloria del Señor.
Isa 62:2 Las naciones, ¡oh Jerusalén !, verán a tu Justo; y los reyes todos a tu glorioso Salvador ; y se te impondrá un nombre nuevo, que pronunciará el Señor de su propia boca.
Isa 62:6 Sobre tus muros, oh Jerusalén , he puesto centinelas; todo el día y toda la noche estarán alerta, no callarán jamás. Vosotros, pues, que hacéis memoria del Señor, no os estéis callados,
Isa 63:14 Como se lleva a un asno por una ladera al campo, con el mayor sosiego; así los condujo el espíritu del Señor, así, ¡oh Dios!, fuiste tú el conductor de tu pueblo, a fin de ganar un nombre glorioso.
Isa 63:15 Atiende desde el cielo, ¡oh Señor! y echa una mirada hacia nosotros desde el lugar santo donde moras tú y reside la gloria tuya. ¿Dónde está ahora tu celo y tu fortaleza, la ternura de tus entrañas y la gran misericordia tuya? ¿Por qué no la usas conmigo?
Isa 63:16 Tú, no obstante, eres nuestro verdadero padre; porque Abrahán no nos conoció, e Israel no supo nada de nosotros. Sí, tú, ¡oh Señor!, eres nuestro Padre, nuestro Redentor, éste es tu nombre desde la eternidad.
Isa 64:4 Desde que el mundo es mundo, jamás nadie ha entendido, ni ninguna oreja ha oído, ni ha visto ojo alguno, sino sólo tú, ¡oh Dios!, las cosas que tienes preparadas para aquellos que te están aguardando.
Isa 65:15 Y dejaréis cubierto de execración vuestro nombre a mis escogidos. El Señor Dios acabará contigo, ¡oh Israel!, y a sus siervos los llamará con otro nombre.
Isa 66:22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo haré permanecer siempre delante de mí, así, ¡oh Jerusalén !, permanecerá tu descendencia y tu renombre, dice el Señor.
Jer 2:12 Pasmaos, cielos, a vista de esto; y vosotras, ¡oh puertas celestiales!, horrorizaos con extremo sobre este hecho, dice el Señor.
Jer 2:19 Tu malicia, ¡oh pueblo ingrato!, te condenará, y gritará contra ti tu apostasía. Reconoce, pues, y advierte ahora cuán mala y amarga cosa es haber tú abandonado el Señor Dios tuyo, y no haberme temido a mí, dice el Señor Dios de los ejércitos.
Jer 2:28 ¿Dónde están, les responderé yo, aquellos dioses tuyos, que tú te hiciste? Acudan ellos y líbrenme en el tiempo de tu aflicción, ya que eran tantos tus dioses, ¡oh Judá!, como tus ciudades.
Jer 3:12 Anda y repite en alta voz estas palabras hacia el septentrión, y di: Conviértete, ¡oh tú, rebelde Israel!, dice el Señor; que no torceré yo mi rostro para no mirarte; pues yo soy santo y benigno, dice el Señor, y no conservaré siempre mi enojo.
Jer 3:14 Convertíos a mí, ¡oh hijos rebeldes!, dice el Señor, porque yo soy vuestro esposo, y escogeré de vosotros uno de cada ciudad y dos de cada familia, y os introduciré en Sión.
Jer 3:22 Convertíos a mí, hijos rebeldes, que yo os perdonaré vuestras apostasías. He aquí, ¡oh Señor!, que ya volvemos a ti porque tú eres el Señor Dios nuestro.
Jer 4:4 Circuncidaos por amor del Señor, y separad de vuestro corazón las inmundicias, ¡oh vosotros, varones de Judá, y moradores de Jerusalén !, no sea que se manifieste cual fuego abrasador mi enojo, y suceda un incendio, y no haya quien pueda apagarle por causa de la malicia de vuestros designios.
Jer 4:14 Lava, pues, ¡oh Jerusalén !, tu corazón de toda malicia, si quieres salvarte. ¿Hasta cuándo tendrán acogida en ti los pensamientos nocivos o perversos?
Jer 4:18 Tus procederes y tus pensamientos te han ocasionado, ¡oh Jerusalén !, estas cosas; esa malicia tuya es la causa de la amargura que ha traspasado tu corazón.
Jer 4:30 ¿Y qué harás ahora, oh desolada hija de Sión? ¿Qué harás? Por más que te vistas de grana, aunque te adornes con joyas de oro, y pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanarás; tus amantes te han desdeñado, quieren acabar contigo.
Jer 5:7 ¿Por qué título podré yo inclinarme a serte propicio a ti, oh pueblo rebelde? Tus hijos me han abandonado, y juran por el nombre de aquellos que no son dioses; yo los colmé de bienes, y ellos se han entregado al adulterio, y han desahogado su lujuria en casa de la mujer prostituta.
Jer 5:10 Escalad, ¡oh pueblos de Caldea!, sus muros, y derribadlos; mas no acabéis del todo con ella; quitadle los sarmientos, porque no son del Señor;
Jer 5:14 Esto me dice el Señor Dios de los ejércitos: Porque habéis proferido vosotros tales palabras, he aquí, ¡oh Jeremías!, que yo desde ahora pongo en tu boca mis palabras cual fuego devorador, y le doy ese pueblo por leña para que sea de él consumido.
Jer 5:15 Yo voy a traer sobre vosotros, ¡oh familia de Israel!, dice el Señor, una nación lejana, nación robusta, nación antigua, nación cuya lengua tú no sabrás, ni entenderás lo que habla.
Jer 5:21 Escucha, ¡oh pueblo insensato y sin cordura!; vosotros que teniendo ojos no veis, y teniendo orejas no oís:
Jer 6:1 Esforzaos, ¡oh hijos de Benjamín!, en medio de Jerusalén , y tocad el clarín de guerra en Tecua, y alzad una bandera sobre Betacarem; porque hacia el septentrión se deja ver un azote y una calamidad grande.
Jer 6:8 Enmiéndate, ¡oh Jerusalén !, a fin de que no se aleje de ti mi alma: No sea que te reduzca a un desierto inhabitable.
Jer 6:9 Esto dice el Señor de los ejércitos: Los restos del pueblo de Israel serán cogidos como un pequeño racimo en una viña ya vendimiada: Vuelve, ¡oh caldeo!, tu mano, como el vendimiador para meter en el cuévano el rebusco.
Jer 6:18 Por tanto escuchad, ¡oh naciones!, gentes todas, entended cuán terribles castigos les enviaré.
Jer 6:19 Oye, ¡oh tierra!, mira, yo acarrearé sobre ese pueblo desastres, fruto de sus depravados designios; puesto que no escucharon mis palabras, y desecharon mi ley.
Jer 6:23 Echará mano de las saetas, y del escudo; es cruel y no se apiadará de nadie; el ruido de sus tropas es como el ruido del mar, y montarán sobre caballos, dispuestos a combatir como valientes contra ti, ¡oh hija de Sión!
Jer 7:2 Ponte a la puerta del templo del Señor, y predica allí este sermón, hablando en los términos siguientes: Oíd la palabra del Señor todos vosotros, ¡oh hijos de Judá!, que entráis por estas puertas para adorar al Señor.
Jer 9:6 Tú, ¡oh Jeremías!, vives rodeado de engañadores; porque aman el dolo, rehúsan conocerme a mí, dice el Señor.
Jer 9:20 Escuchad, pues, ¡oh mujeres de mi país!, la palabra del Señor, y perciban bien vuestros oídos lo que os anuncian sus labios; y enseñad a vuestras hijas, y cada cual a su vecina endechas y canciones lúgubres.
Jer 10:7 ¿Quién no te temerá a ti, oh rey de las naciones? Porque tuya es la gloria; entre todos los sabios de las naciones, y en todos los reinos no hay ninguno semejante a ti.
Jer 10:23 Conozco bien, ¡oh Señor!, que no está en el solo querer del hombre dirigir su camino; ni es del hombre andar, ni enderezar sus pasos.
Jer 10:24 Castígame, ¡oh Señor!, pero sea según tu benigno juicio; y no según el motivo de tu furor, a fin de que no me reduzcas a la nada.
Jer 11:3 y tú, ¡oh Jeremías!, les dirás: Esto dice el Señor Dios de Israel: Maldito será el hombre que no escuchare las palabras de este pacto;