ARA el fin: Salmo del mismo David, siervo del Señor.
Resolvió el impío en su corazón el hacer el mal; no hay temor de Dios ante sus ojos.
Porque ha obrado dolosamente en la divina presencia; por lo cual se ha hecho más odiosa su maldad.
Las palabras de su boca son injusticia y embustes; no ha querido instruirse para obrar bien.
Estando en su lecho discurre cómo obrar la iniquidad; anda en todo género de malos pasos; no tiene horror a la maldad.
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¡Oh Señor!, llega hasta el cielo tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad.
Como altísimos montes es grande tu justicia, abismo profundísimo tus juicios. A hombres y bestias conservas, ¡oh Señor!
¡Oh, cuánto has multiplicado, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres esperarán bajo las sombras de tus alas.
Quedarán embriagados con la abundancia de tu casa, y les harás beber en el torrente de tus delicias.
Porque en ti está la fuente de la vida; y en tu luz veremos la luz.
Despliega tu misericordia sobre los que te conocen, y tu justicia a favor de aquellos que tienen un corazón recto.
No dé yo pasos de soberbia; ni me hagan titubear las acciones del pecador.
Allí es donde han caído por tierra los que cometen la maldad; han sido arrojados afuera, y no han podido levantarse más.
Père
Fils
Saint-Esprit
Anges
Satan
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