ÁNTICO gradual. A ti, Señor, que habitas en los cielos, levanté mis ojos.
Como los ojos de los siervos están mirando siempre las manos o insinuaciones de sus amos, como la esclava tiene fijos sus ojos en las manos de su señora, así nuestros ojos están clavados en el Señor Dios nuestro, para moverle a que se apiade de nosotros.
Apiádate, Señor, ten misericordia de nosotros, porque estamos hartos de oprobios.
Llena de ellos está nuestra alma, hecha la mofa de los ricos y el escarnio de los soberbios.
Père
Fils
Saint-Esprit
Anges
Satan
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Atlas