RACION de David. Atiende, ¡oh Señor!, a mi justicia, acoge mis plegarias. Presta oídos a mi oración, que no la pronuncio con labios hipócritas o fraudulentos.
Salga de tu benigno rostro mi sentencia; miren tus ojos la justicia de mi causa.
Pusiste a prueba mi corazón, y le has visitado durante la noche; me has acrisolado al fuego, y en mí no se ha hallado iniquidad.
Lejos de hablar mi boca según el proceder de los hombres mundanos; por respeto a las palabras de tus labios he seguido las sendas escabrosas de la virtud.
Asegura constantemente mis pasos por tus senderos, a fin de que mis pies no resbalen.
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Yo he clamado a ti, Dios mío, porque siempre me has oído benignamente; inclina, pues, hacia mí tus oídos, y escucha mis palabras.
Haz brillar de un modo maravilloso tu misericordia, ¡oh salvador de los que en ti esperan!
De los que resisten el poder de tu diestra, guárdame Señor, como a las niñas de los ojos. Ampárame bajo la sombra de tus alas,
contra los impíos que me persiguen. Han cercado mis enemigos mi alma:
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han cerrado sus entrañas a toda compasión; hablan con altanería.
Después de haberme arrojado fuera, ahora me tienen cercado por todas partes; tienen puestas sus miras para dar conmigo en tierra.
Están acechándome como el león preparado a arrojarse sobre la presa, o como el leoncillo, que en lugares escondidos está en espera.
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Levántate, ¡oh Señor!, prevén su golpe, y arrójalos por el suelo; libra mi alma de las garras del impío; quítales su espada
a los enemigos de tu diestra. Sepáralos, Señor, de los buenos, aun mientras viven, de aquellos que son en corto número sobre la tierra, en la que han saciado su apetito de tus exquisitos bienes. Se llenan de hijos según su deseo; y dejan después a sus nietos el resto de sus caudales.
Pero yo compareceré en tu presencia con la justicia de mis obras; y quedaré plenamente saciado, cuando se me manifieste tu gloria.
Père
Fils
Saint-Esprit
Anges
Satan
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