ALABRA que habló el Señor acerca de Babilonia y del país de los caldeos, por boca del profeta Jeremías.
Llevad la noticia a las naciones, y haced que corra la voz; alzad señales en las alturas, publicadlo, y no lo encubráis; decid: Tomada ha sido Babilonia, corrido ha quedado Bel y abatido Merodac; cubiertos quedan de ignominia sus simulacros, aterrados han sido sus ídolos.
Porque vendrá contra ella del norte una nación, la cual asolará su país, sin que quede quien lo habite, desde el hombre hasta la bestia, todos se pusieron en movimiento y se marcharon.
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En aquellos días y en aquel tiempo se reunirán, dice el Señor, los hijos de Israel, y con ellos los hijos de Judá para volver a Jerusalén ; y llorando de alegría se darán prisa, y buscarán al Señor su Dios.
Preguntarán cuál es el camino que va a Sión; a ella dirigirán sus ojos. Volverán del cautiverio, y se unirán al Señor con una alianza eterna, cuya memoria no se borrará jamás.
Rebaño perdido fue el pueblo mío; sus pastores lo extraviaron y lo hicieron ir vagando por las montañas; anduvo por montes y collados, y se olvidó del lugar de su reposo.
Todos cuantos encontraban a los de mi pueblo, los devoraban; y sus enemigos decían: En esto no hacemos nada malo; porque éstos han pecado contra el Señor, esplendor de justicia o santidad; contra el Señor, esperanza de sus padres.
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Huid de en medio de Babilonia y salid del país de los caldeos; y sed como los machos cabríos delante del rebaño.
Porque he aquí que yo pondré en movimiento y traeré reunidos contra Babilonia los ejércitos de naciones grandes de la tierra del norte, los cuales se dispondrán para asaltarla, y en seguida será tomada; sus saetas, como de fuertes y mortíferos guerreros, no serán disparadas en vano.
Y la Caldea será entregada al saqueo; quedarán atestados de riquezas todos sus saqueadores, dice el Señor.
Ya que saltáis de contento, y habláis con arrogancia por haber devastado la heredad mía; ya que retozáis como novillos sobre la hierba, y mugís como toros,
Babilonia, vuestra madre, ha quedado profundamente abatida, y asolada ha sido la que os engendró; he aquí que será la más despreciable entre las naciones, desierta quedará, intransitable y árida.
La indignación del Señor la dejará inhabitada y reducida a una soledad; todo el que pase por Babilonia quedará lleno de pasmo, y hará mofa de todas las desgracias de ella.
¡Oh vosotros todos cuantos estáis diestros en manejar el arco!, apercibíos de todas partes contra Babilonia; embestidla, no escaseéis las saetas; porque ha pecado contra el Señor.
Levantad contra ella el grito; ya tiende sus manos por todos lados, dándose por vencida; se conmueven sus fundamentos, destruidos quedan sus muros, porque es el tiempo de la venganza del Señor; tomad venganza de ella; tratadla como ella trató a los demás.
Acabad en Babilonia con todo viviente; ni perdonéis a aquel que siembra, ni al que maneja la hoz en tiempo de la siega; al relumbrar la espada de la paloma, volverán todos a sus pueblos y cada cual huirá al propio país.
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Israel es una grey descarriada, los leones la dispersaron. El primero a devorarla fue el rey de Asur; el último ha sido Nabucodonosor, rey de Babilonia, que ha acabado hasta con sus huesos.
Por tanto, esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que yo castigaré al rey de Babilonia y a su país, al modo que castigué al rey de Asur.
Y conduciré otra vez a Israel a su antigua morada, y gozará de los pastos del Carmelo; y en Basán y en los collados de Efraín y de Galaad se saciarán sus deseos.
En aquellos días, dice el Señor, y en aquel tiempo se andará en busca de la iniquidad o idolatría de Israel, mas ésta no existirá ya; y del pecado de Judá, y tampoco se hallará; porque yo seré propicio a los restos de dicho pueblo que me reservaré.
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Marchad tú contra la Caldea, tierra de los dominadores, y castiga a sus habitantes, devasta y mata a aquellos que les siguen detrás; a todos dice el Señor; y obra según las órdenes que te tengo dadas.
Estruendo de batalla se oye sobre la tierra, y de gran exterminio.
¿Cómo ha sido hecho pedazos y desmenuzado el rey de Babilonia, el que era el martillo de toda la tierra? ¿Cómo está Babilonia hecha un desierto entre las gentes?
Yo te cogí en el lazo, y sin pensarlo te has visto presa; ¡oh Babilonia!, has sido hallada y cogida, porque hiciste guerra al Señor.
Abrió el Señor su tesoro, y ha sacado de él los instrumentos de su indignación; pues va a ejecutar el Señor Dios de los ejércitos su obra contra la tierra de los caldeos.
Venid contra ella desde las más remotas regiones, dad lugar para que salgan los que han de hollar; quitad las piedras del camino, y ponedlas en montones; haced en ella una carnicería, hasta que no quede viviente alguno.
Exterminad a todos sus guerreros, sean conducidos al matadero; ¡ay de ellos!, porque ha llegado ya su día, el día de su castigo.
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Voz de los fugitivos y de aquellos que escaparon de la tierra de Babilonia, para llevar a Sión la noticia de la venganza del Señor Dios nuestro, de la venganza de su santo templo.
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A toda la multitud de los que en Babilonia apuntan el arco, decidles: Asentad los campamentos contra ella por todo el alrededor, a fin de que ninguno escape, dadle el pago de sus fechorías; portaos con ella conforme ella se ha portado, pues se levantó contra el Señor, contra el Santo de Israel.
Por tanto caerán muertos en sus plazas sus jóvenes, quedarán sin aliento en aquel día todos sus guerreros, dice el Señor.
Aquí estoy yo contra ti, ¡oh soberbio Baltasar!, dice el Señor Dios de los ejércitos; porque ha llegado tu día, el día de tu castigo.
Y caerá el soberbio, y dará en tierra, sin que haya quien le levante; y pegaré fuego a sus ciudades, el cual devorará todos sus alrededores.
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Esto dice el Señor de los ejércitos: Los hijos de Israel, con los de Judá, se ven oprimidos; todos aquellos que los cautivaron, los retienen, no quieren soltarlos.
Pero el fuerte Redentor suyo, aquel que tiene por nombre Señor de los ejércitos, defenderá en juicio la causa de ellos, y llenará de espanto la tierra, y hará que se estremezcan los habitantes de Babilonia.
Espada, o guerra, contra los caldeos, dice el Señor, y contra los habitantes de Babilonia, y contra sus príncipes, y contra sus sabios.
Espada contra sus adivinos, y quedarán atontados; espada contra sus valientes, y quedarán llenos de terror.
Espada contra sus caballos, y contra sus carros de guerra, y contra todo el gentío que ella contiene, y serán tímidos como mujeres; espada contra los tesoros, los cuales serán saqueados.
Se secarán y agotarán sus aguas; porque tierra es ésa de vanos simulacros, y que se gloría en sus monstruos.
Por tanto, vendrá a ser guarida de las fieras y de los chacales, que se alimentan de higos silvestres, y morada de avestruces; quedando inhabitada para siempre, sin que nunca jamás vuelva a ser reedificada.
Vendrá a ser ella, dice el Señor, como las ciudades de Sodoma y Gomorra y sus vecinas, que el Señor destruyó; no quedará hombre alguno que la habite, ni persona alguna que allí more.
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He aquí que viene del norte un pueblo y una nación grande; y se levantarán muchos reyes de los extremos de la tierra.
Asirán del arco y del escudo; son crueles y sin misericordia; sus voces serán como un mar que brama, y montarán sobre sus caballos, como un guerrero apercibido para combatir contra ti, ¡oh hija de Babilonia!
Oyó el rey de Babilonia la fama de ellos, y quedó sin aliento, y oprimido de angustia y de dolor como mujer que está de parto.
He aquí que un rey vendrá como un león, desde el hinchado Jordán a caer sobre la bella y fuerte Babilonia; porque yo lo haré correr súbitamente hacia ella. ¿Y quién será el escogido, a quien yo le encargue que se apodere de ella? Pues ¿quién hay semejante a mí? ¿Quién habrá que se me oponga? ¿Ni cuál es el pastor o capitán que pueda ponérseme delante?
Por tanto oíd el designio que tiene formado allá en su mente el Señor contra Babilonia; y sus decretos en orden al país de los caldeos: Juro, dice el Señor, que los zagales pequeños del rebaño, o los más débiles soldados, darán en tierra con ellos; juro que serán destruidos ellos y las ciudades en que habitan.
A la noticia de la conquista de Babilonia se ha estremecido la tierra, y sus gritos se han oído entre las naciones.
Pater
Filius
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