N aquel mismo año, al principio del reinado de Sedecías, rey de Judá, en el quinto mes del año cuarto, Hananías, hijo de Azur, profeta falso de Gabaón, me dijo en el templo del Señor en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo:
Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo he roto el yugo del rey de Babilonia.
Dentro de dos años cumplidos yo haré restituir a este lugar todos los vasos del templo del Señor, que quitó de acá Nabucodonosor, rey de Babilonia, a cuya ciudad los transportó.
Y yo haré volver a este lugar a Jeconías, hijo de Joakim, rey de Judá, y a todos los de Judá que han sido llevados cautivos a Babilonia, dice el Señor; porque yo quebrantaré el yugo y todo el poder del rey de Babilonia.
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En seguida el profeta Jeremías respondió al falso profeta Hananías, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo que se hallaba en la casa del Señor,
y le dijo: Amén; ojalá que así lo haga el Señor; ojalá que se verifiquen esas palabras con que tú has profetizado, de suerte que se restituyan los vasos sagrados desde Babilonia a la casa del Señor y que todos los judíos que fueron llevados cautivos a Babilonia, vuelvan a este lugar.
Pero con todo, escucha esto que voy yo a decir, para que lo oigas tú y el pueblo todo.
Los profetas del Señor que ha habido desde el principio , anteriores a mí y a ti, profetizaron también ellos a muchos países y a grandes reinos guerras, tribulaciones y hambre.
El profeta que predice ahora la paz o felicidad, verificado que se haya su profecía, entonces se sabrá que es profeta verdaderamente enviado del Señor.
Entonces el falso profeta Hananías quitó del cuello del profeta Jeremías la cadena o atadura, y la hizo pedazos.
Y hecho esto, dijo Hananías delante de todo el pueblo: Esto dice el Señor: Así romperé yo de aquí a dos años el yugo que Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha echado sobre la cerviz de todas las naciones.
Y se fue Jeremías profeta por su camino. Y el Señor, después que Hananías profeta hubo roto la atadura o cadena, que llevaba al cuello el profeta Jeremías, habló a éste diciendo:
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Ve y di a Hananías: Esto dice el Señor: Tú quebraste las ataduras o correas de madera; y yo digo a Jeremías: Tú en lugar de ellas hazte otras de hierro.
Porque esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo voy a poner un yugo de hierro sobre el cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en efecto, a él estarán sujetas; hasta las bestias de la tierra he puesto a su disposición.
Y añadió Jeremías profeta al falso profeta Hananías: Oye tú, Hananías: A ti el Señor no te ha enviado, y sin embargo, tomando su Nombre, has hecho que este pueblo confiase en la mentira.
Por tanto, esto dice el Señor: Sábete que yo te arrancaré de este mundo; tú morirás este mismo año, ya que has hablado contra el Señor.
En efecto, murió el falso profeta Hananías aquel año, en el séptimo mes.
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