ERMOSURA del altísimo cielo es el firmamento; la belleza del cielo es una muestra en que se ve la gloria del Creador.
El sol, al salir, anuncia con su presencia la luz, admirable instrumento, obra del Excelso.
Al hilo del mediodía quema la tierra; ¿y quién es el que puede resistir de cara el ardor de sus rayos? Como quien mantiene la fragua encendida para las labores que piden fuego muy ardiente,
el sol abrasa tres veces más los montes, vibrando rayos de fuego, con cuyo resplandor deslumbra los ojos.
Grande es el Señor que lo creó, y por orden suya acelera su curso.
También la luna con todas sus mutaciones o períodos indica los tiempos y señala los años.
La luna señala los días festivos, luminar, que luego que llega a su plenitud, comienza a menguar;
(de ella ha tomado nombre el mes); crece maravillosamente hasta estar llena.
Un ejército de estrellas hay en las alturas, el cual brilla gloriosamente en el firmamento del cielo.
El resplandor de las estrellas es la hermosura del cielo; el Señor es el que allá desde lo alto ilumina al mundo.
A una sola palabra del Santo están prontas a sus órdenes, y no jamás se cansan de hacer centinela.
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Contempla el arco iris, y bendice al que lo hizo; es muy hermoso su resplandor;
ciñe al cielo con el cerco glorioso de sus vivos colores; las manos del Altísimo son las que lo han formado.
El Señor con su mandato hace venir con presteza la nieve, y despide con suma velocidad las centellas, según sus decretos.
Por eso se abren sus tesoros, de donde vuelan las nubes a manera de aves.
Con su gran poder condensa las nubes, y lanza de ellas piedras de granizo.
A una mirada suya se conmueven los montes, y a su querer sopla el ábrego.
La voz de su trueno conmueve la tierra; el huracán del norte y el remolino de los vientos
esparcen los copos de nieve, la cual desciende como las aves que bajan para descansar en el suelo, o como las langostas que se echan y cubren la tierra.
Los ojos admiran la belleza de su blancura, y las inundaciones que causa llenan de espanto el corazón.
El Señor derrama como sal sobre la tierra la escarcha, la cual helándose se vuelve como puntas de abrojos.
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Al soplo del frío del cierzo se congela el agua en cristal; el cual cubre toda reunión de aguas, y pone, encima de ellas, una como coraza de hielo,
y devora los montes, y quema los desiertos, y seca toda verdura como fuego.
El remedio de todo esto es una nube que comparezca luego, y un rocío que sobrevenga templado lo hará amansar o derretir.
A una palabra suya calman los vientos y con sólo su querer sosiega el mar profundo; en medio del cual plantó el Señor varias islas.
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Que los que navegan el mar cuenten sus peligros; y al escucharlos nosotros con nuestros propios oídos, quedaremos atónitos."
Allí hay obras grandes y admirables; varios géneros de animales, y bestias de todas especies, y criaturas monstruosas o enormes."
Por él fue prescrito a todas las cosas el fin a que caminan, y con su mandato lo puso todo en orden."
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Por mucho que digamos, nos quedará mucho que decir; mas la suma de cuanto se puede decir es que el mismo Dios está en todas las cosas."
Para darle gloria ¿qué es lo que valemos nosotros? Pues siendo él todopoderoso es superior a todas sus obras."
Terrible es el Señor, y grande sobremanera, y su poder es admirable."
Glorificad al Señor cuanto más pudiereis, que todavía quedará él superior a vuestras alabanzas; siendo como es prodigiosa e incomparable su magnificencia."
Bendecid al Señor, ensalzadlo cuanto podáis, porque superior es a toda alabanza."
Para ensalzarle recoged todas vuestras fuerzas; y no os canséis, que jamás negaréis al cabo."
¿Quién le ha visto a fin de poderle describir? ¿Y quién explicará su grandeza tal cual es ella desde siempre?"
Muchas son sus obras que ignoramos, mayores que las ya dichas; pues es poco lo que de sus obras sabemos."
Pero todo lo hizo el Señor; y a los que viven virtuosamente, les da la sabiduría."
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas