OH Señor, padre mío y dueño de mi vida, no me abandones a la indiscreción de mis labios; ni permitas que yo me deslice por causa de ellos.
¿Quién será el que emplee el azote o castigo sobre mis pensamientos, y la corrección de la sabiduría sobre mi corazón, de tal modo que no me perdone sus errores, a fin de que ellos no broten pecados,
ni se acrecienten mis ignorancias, ni se multipliquen mis faltas y aumenten mis pecados, por cuya causa ande yo por el suelo delante de mis contrarios y se ría de mí el enemigo mío?
¡Oh Señor, padre mío y Dios de mi vida!, no me abandones a sus malvados pensamientos.
No permitas en mis ojos la altanería; y aleja de mí todo mal deseo.
Quita de mí la intemperancia de la gula, y no se apoderen de mí los apetitos de la lujuria; ni quieras entregarme a un ánimo desenfrenado.
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Vosotros, ¡oh hijos míos!, escuchad los documentos para gobernar la lengua; y quien los observare no se perderá por causa de sus labios, ni resbalará en obras perversas.
En su mismo necio hablar queda cogido el pecador, y el soberbio y maldiciente se arruinarán por sus mismos labios.
No acostumbres tu boca al juramento; porque son muchas por eso las caídas.
Tampoco tomes continuamente en boca, sino para honrarle, el Nombre de Dios; ni interpongas siempre los nombres de las cosas santas, porque no quedarás libre de culpa si lo haces.
Pues así como un esclavo puesto a todas horas a cuestión de tormento nunca está sin moretones, así todo el que jura y repite aquel Nombre jamás estará enteramente limpio de culpa.
El hombre que jura mucho, se llenará de pecados; y no se apartará de su casa la desgracia.
Porque si no cumple el juramento, tendrá sobre sí el delito; y si no hace caso, peca doblemente.
Y si ha jurado en vano, o sin necesidad, no será tenido por inocente; antes bien lloverán castigos sobre su casa.
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Hay todavía otro lenguaje que confina con la muerte: Nunca se oiga entre los descendientes de Jacob .
Así pues, todas estas cosas estarán lejos de los hombres religiosos; los cuales no se envuelven en semejantes delitos.
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No se acostumbre tu boca al hablar indiscreto; porque siempre va acompañado de la mancha del pecado.
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Acuérdate de tu padre y de tu madre, aunque estés sentado entre los magnates,
para que no suceda que Dios se olvide de ti a vista de los mismos; y que necio con su familiaridad, tengas que sufrir tales oprobios que quisieras más no haber venido al mundo, y maldigas el día de tu nacimiento .
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Dos especies de personas pecan con frecuencia, y otra tercera provoca la ira y la perdición:
el ánimo fogoso como una ardiente llama; el cual no se calma sin devorar primero alguna cosa;
y el hombre que es esclavo de los apetitos de su carne, el cual no tendrá sosiego hasta que haya comunicado el fuego.
Al hombre fornicario todo pan le es dulce; y no cesará de pecar hasta el fin.
Todo hombre que deshonra su tálamo conyugal, como quien tiene en poco su alma, suele decir: ¿Quién hay que me vea?
Rodeado estoy de tinieblas, y las paredes me encubren, y nadie me atisba: ¿a quién tengo que temer? El Altísimo no se fijará en mis delitos.
Mas él no reflexiona que el ojo de Dios está viendo todas las cosas: porque semejante temor humano, temor no más que de los hombres, expele de él el temor de Dios;"
y no sabe que los ojos del Señor son mucho más luminosos que el sol, y que descubren todos los procederes de los hombres y lo más profundo del abismo, y ven hasta los más recónditos senos del corazón humano."
Porque todas las cosas, antes de ser creadas, fueron conocidas del Señor Dios, y aun después que fueron hechas las está mirando a todas."
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Este tal adúltero será por lo mismo castigado en medio de la plaza de la ciudad; él, cual potro indómito, echará a huir; pero lo pillarán donde menos pensaba."
Y será deshonrado delante de todos, por no haber conocido el temor del Señor."
Lo mismo será de cualquiera mujer que deja a su propio marido, y que le da un heredero habido del marido de otra."
Porque ella en primer lugar fue rebelde a la ley del Altísimo; lo segundo, ultrajó a su propio marido; lo tercero, se contamina con el adulterio, y se procrea hijos del marido ajeno."
Esta será conducida a la asamblea pública y se hará información sobre sus hijos;"
los cuales no echarán raíces, ni darán frutos sus ramos."
Ella dejará en maldición su memoria; y jamás se borrará su infamia."
Por donde los venideros conocerán que no hay cosa mejor que temer a Dios, y nada más suave que observar los mandamientos del Señor."
Servir al Señor es una gloria grande; pues de él se recibirá larga vida."
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas