II Cor 1:9
|
Pero si sentimos pronunciar allá dentro de nosotros el fallo de nuestra muerte, fue a fin de que no pusiésemos nuestra confianza en nosotros, sino en Dios, que resucita a los muertos.
|
II Cor 1:12
|
Porque toda nuestra gloria consiste en el testimonio que nos da la conciencia de haber procedido en este mundo con sencillez de corazón y sinceridad delante de Dios, no con la prudencia de la carne, sino según la gracia de Dios o espíritu de la buena nueva, y especialmente entre vosotros.
|
II Cor 1:13
|
Yo no os escribo sino cosas cuya verdad conocéis al leerlas. Y espero que la reconoceréis hasta el fin,
|
II Cor 1:19
|
Porque Jesucristo, Hijo de Dios que os hemos predicado nosotros, esto es, yo, y Silvano, y Timoteo, no es tal que se hallen en él, el sí y el no, sino que en él todo es inmutable, un sí invariable.
|
II Cor 2:4
|
Es verdad que os escribí entonces en extremo afligido y con un corazón angustiado y derramando muchas lágrimas, no para entristeceros, sino para haceros conocer el amor tan singular que os tengo.
|
II Cor 2:17
|
Pero ciertamente no somos nosotros como muchísimos que adulteran la palabra de Dios, sino que la predicamos con sinceridad, como de parte de Dios, en la presencia de Dios, y según el espíritu de Cristo .
|
II Cor 3:3
|
manifestándose por vuestras acciones que vosotros sois carta de Cristo , hecha por nuestro ministerio, y escrita, no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, que son vuestros corazones.
|
II Cor 3:3
|
manifestándose por vuestras acciones que vosotros sois carta de Cristo , hecha por nuestro ministerio, y escrita, no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, que son vuestros corazones.
|
II Cor 3:5
|
no porque seamos suficientes o capaces por nosotros mismos para concebir algún buen pensamiento, como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia o capacidad viene de Dios.
|
II Cor 3:6
|
Y Dios es el que así mismo nos ha hecho idóneos o capaces para ser ministros del nuevo testamento , no de la letra de la ley, sino del espíritu; porque la letra sola mata, mas el espíritu vivifica.
|
II Cor 4:2
|
antes bien desechamos lejos de nosotros las ocultas infamias o disimulos vergonzosos de los falsos hermanos, no procediendo con artificio, ni alterando la palabra de Dios, sino alegando únicamente en abono nuestro para con todos aquellos que juzguen de nosotros según su conciencia, la sinceridad con que predicamos la verdad delante de Dios.
|
II Cor 4:5
|
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo, Señor nuestro, haciéndonos siervos vuestros por amor de Jesús .
|
II Cor 4:18
|
y así no ponemos nosotros la mira en las cosas visibles, sino en las invisibles. Porque las que se ven, son transitorias; mas las que no se ven, son eternas.
|
II Cor 5:4
|
Así también es que mientras nos hallamos en este cuerpo como en una tienda de campaña, gemimos agobiados bajo su pesantez; pues no querríamos vernos despojados de él, sino ser revestidos como por encima, de manera que la vida inmortal absorba y haga desaparecer lo que hay de mortalidad en nosotros.
|
II Cor 5:12
|
No es esto repetiros nuestras alabanzas, sino daros ocasión de gloriaros en nuestra causa; para que tengáis que responder a los que se glorían solamente en lo que aparece al exterior.
|
II Cor 5:15
|
y que Cristo murió por todos, para que los que viven, no vivan ya para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
|
II Cor 7:5
|
Pues así que hubimos llegado a Macedonia, no he tenido sosiego ninguno según la carne, sino que he sufrido toda suerte de tribulaciones: combates por de fuera, por dentro temores,
|
II Cor 7:7
|
no sólo con su venida, sino también con la consolación que él ha recibido de vosotros, cuyo gran deseo de verme, y el llanto por el escándalo del incestuoso, y la ardiente afición que me tenéis, él me ha referido, de suerte que se ha aumentado mucho mi gozo.
|
II Cor 7:9
|
ahora me alegro, no de la tristeza que tuvisteis, sino de que vuestra tristeza os ha conducido a la penitencia. De modo que la tristeza que habéis tenido ha sido según Dios; y así ningún daño os hemos causado.
|
II Cor 7:12
|
Así, pues, aunque os escribí aquella carta, no fue por causa del que hizo la injuria, ni por el que la padeció, sino para manifestar el cuidado que tenemos de vosotros
|
II Cor 7:14
|
y que si yo le di a él algunas muestras del concepto ventajoso que tengo de vosotros, no he quedado desmentido; sino que así como en todas las cosas os hemos dicho la verdad, así también se ha visto ser la pura verdad el testimonio ventajoso que de vosotros dimos a Tito;
|
II Cor 8:5
|
Y en esto no solamente han hecho lo que ya de ellos esperábamos, sino que se han entregado a sí mismos, primero al Señor, y después a nosotros mediante la voluntad de Dios.
|
II Cor 8:8
|
No lo digo como quien os impone una ley, sino para excitaros con el ejemplo de la solicitud de los otros, a dar pruebas de vuestra sincera caridad.
|
II Cor 8:10
|
Y así os doy consejo en esto, como cosa que os importa; puesto que no sólo ya lo comenzasteis a hacer, sino que por vosotros mismos formasteis el designio de hacerlo desde el año pasado.
|
II Cor 8:12
|
Porque cuando un hombre tiene gran voluntad de dar, Dios la acepta, no exigiendo de él sino lo que puede, y no lo que no puede.
|
II Cor 8:13
|
Que no se pretende que los otros tengan holganza, y vosotros estrechez, sino que haya igualdad,
|
II Cor 8:17
|
Pues no solamente se ha movido por mis ruegos; sino que habiéndose movido aún más por su voluntad hacia vosotros, partió espontáneamente para ir a veros.
|
II Cor 8:21
|
Pues atendemos a portarnos bien, no sólo delante de Dios, sino también delante de los hombres.
|
II Cor 9:12
|
Porque estas ofrendas que estamos encargados de recoger, no sólo remedian las necesidades de los santos, sino que también contribuyen mucho a la gloria del Señor, por la gran multitud de acciones de gracias que se le tributan;
|
II Cor 10:4
|
Pues las armas con que combatimos no son carnales, sino que son poderosísimas en Dios para derrocar fortalezas, destruyendo nosotros con ellas los proyectos o raciocinios humanos,
|
II Cor 10:12
|
A la verdad no nos atrevemos a ponernos en la clase de ciertos sujetos que se ensalzan a sí mismos, ni a compararnos con ellos; sino que nos medimos por lo que somos, comparándonos con nosotros mismos.
|
II Cor 10:13
|
Por tanto, no nos gloriaremos desmesuradamente, sino a medida de la regla que Dios nos ha dado, medida que alcanza hasta vosotros.
|
II Cor 10:18
|
Pues no es aprobado quien se abona a sí mismo; sino aquel a quien Dios abona o alaba.
|
II Cor 11:17
|
lo que voy a decir para tomar de ello motivo de gloriarme, creed, si queréis, que yo no lo digo según Dios, sino que es una especie de imprudencia o jactancia mía;
|
II Cor 12:5
|
Hablando de semejante hombre podré gloriarme; mas en cuanto a mí de nada me gloriaré, sino de mis flaquezas y penas.
|
II Cor 12:13
|
Y en verdad, ¿qué habéis tenido vosotros de menos que las otras iglesias sino es que yo no os he sido gravoso? Perdonadme ese agravio que os he hecho.
|
II Cor 12:14
|
He ahí que es ésta la tercera vez que me dispongo para ir a veros, y tampoco os ocasionaré molestia. Porque a vosotros os busco yo, no vuestros bienes; atento a que no son los hijos los que deben atesorar para los padres, sino los padres para los hijos.
|
II Cor 13:3
|
¿O queréis acaso hacer prueba del poder de Cristo , que habla por mi boca, y del cual ya sabéis que no ha mostrado entre vosotros flaqueza, sino poder y virtud?
|
II Cor 13:7
|
Y rogamos a Dios que no cometáis mal alguno, y no al contrario que nosotros aparezcamos ser lo que somos con la ostensión de nuestro poder, sino que obréis bien, aun cuando parezcamos nosotros haber decaído de lo que somos.
|
II Cor 13:8
|
Porque nada podemos contra la verdad y justicia, sino que todo nuestro poder es a favor de la verdad.
|
Gál 1:1
|
Pablo, constituido apóstol, no por los hombres ni por la autoridad de hombre alguno, sino por Jesucristo, y por Dios su Padre, que le resucitó de entre los muertos,
|
Gál 1:7
|
Mas no es que haya otro evangelio, sino que hay algunos que os traen alborotados, y quieren trastornar el evangelio de Cristo .
|
Gál 1:12
|
pues no lo he recibido, ni aprendido yo de algún hombre, sino por revelación de Cristo .
|
Gál 1:17
|
ni pasar a Jerusalén en busca de los apóstoles anteriores a mí; sino que me fui luego a la Arabia, de donde volví otra vez a Damasco.
|
Gál 1:19
|
y no vi a otro alguno de los apóstoles, sino a Santiago, el primo hermano del Señor.
|
Gál 2:16
|
Sin embargo, sabiendo que no se justifica el hombre por las obras solas de la ley, sino por la fe de Jesucristo, por eso creemos en Cristo Jesús , a fin de ser justificados por la fe de Cristo , y no por las obras de la ley, por cuanto ningún mortal será justificado por las obras de la ley.
|
Gál 2:20
|
y yo vivo ahora, o más bien no soy yo el que vivo, sino que Cristo vive en mí. Así la vida que vivo ahora en esta carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo a la muerte por mí.
|
Gál 3:16
|
las promesas se hicieron a Abrahán y al descendiente de él. No dice: y a los descendientes, como si fuesen muchos; sino como uno precisamente: y al desciendiente de ti, el cual es Cristo .
|
Gál 4:2
|
sino que está bajo la potestad de los tutores y curadores, hasta el tiempo señalado por su padre.
|
Gál 4:7
|
Y así ninguno de vosotros es ya siervo, sino hijo. Y siendo hijo, es también heredero de Dios por Cristo .
|