II Par 6:4
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Bendito sea el Señor Dios de Israel, que ha llevado a efecto la promesa que hizo a David, mi padre, cuando le dijo:
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II Par 6:5
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Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, no me escogí de todas las tribus de Israel ninguna ciudad, donde se edificara una casa a mi Nombre; ni elegí tampoco ningún otro hombre, para que gobernase establemente a mi pueblo de Israel;
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II Par 6:5
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Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, no me escogí de todas las tribus de Israel ninguna ciudad, donde se edificara una casa a mi Nombre; ni elegí tampoco ningún otro hombre, para que gobernase establemente a mi pueblo de Israel;
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II Par 6:6
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sino que escogí a Jerusalén para que se invoque en ella mi Nombre, y elegí a David para constituirle rey de mi pueblo de Israel.
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II Par 6:7
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Y como mi padre David desease edificar una casa al Nombre del Señor Dios de Israel,
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II Par 6:10
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El Señor, pues, ha cumplido la palabra que había dado, y yo he venido a suceder a mi padre David, y me he sentado en el trono de Israel, como lo dijo el Señor; y edificado la casa al Nombre del Señor Dios de Israel,
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II Par 6:10
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El Señor, pues, ha cumplido la palabra que había dado, y yo he venido a suceder a mi padre David, y me he sentado en el trono de Israel, como lo dijo el Señor; y edificado la casa al Nombre del Señor Dios de Israel,
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II Par 6:11
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y colocado en ella el arca , dentro de la cual está el pacto que hizo el Señor con los hijos de Israel.
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II Par 6:12
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Dicho esto, se puso en pie Salomón delante del altar del Señor, a vista de todo el concurso de Israel, y extendió sus manos.
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II Par 6:13
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(Es de advertir que Salomón había hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo, cinco de ancho y tres de alto, la cual había hecho colocar en medio del atrio grande del templo, y estaba en pie sobre ella). Y arrodillándose después en presencia de todo el concurso de Israel, y alzando las manos al cielo,
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II Par 6:14
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habló de esta manera: Señor Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti, ni en el cielo ni en la tierra; a ti que guardas el pacto y usas de misericordia con tus siervos, con los que siguen de todo su corazón tus caminos.
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II Par 6:16
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Cumple también ahora, oh Señor Dios de Israel, todo aquello que anunciaste a mi padre David, tu siervo, diciendo: No faltará de tu linaje quien se siente en mi presencia sobre el trono de Irael; con tal que tus hijos velen sobre sus acciones, caminando según mi ley, como tú has andado delante de mí.
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II Par 6:17
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Ahora bien, oh Señor Dios de Israel, sea confirmada tu palabra, dada por ti a David, siervo tuyo.
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II Par 6:21
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y otorgarías la petición hecha aquí por tu siervo, y despacharías las súplicas de tu siervo y de Israel, pueblo tuyo. A todo aquel que orare en este lugar, escúchale desde tu morada, esto es, desde los cielos, y muéstratele propicio.
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II Par 6:24
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Si tu pueblo de Israel fuere vencido por sus enemigos (porque pecará algún día contra ti), y convertido hiciere penitencia invocando tu Nombre y pidiendo perdón en este lugar,
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II Par 6:25
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tú lo escucharás desde el cielo y perdonarás el pecado de tu pueblo de Israel; y lo volverás a la tierra que le diste a él y a sus padres.
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II Par 6:27
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escúchalos, oh Señor, desde el cielo, y perdona los pecados de tus siervos y de Israel, pueblo tuyo, y enséñales el buen camino que han de seguir, y envía la lluvia a la tierra cuya posesión diste a tu pueblo.
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II Par 6:29
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cualquiera de tu pueblo de Israel que, considerando sus plagas y enfermedades te rogare, y alzare a ti sus manos en esta casa,
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II Par 6:32
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Aun al extranjero que no es de tu pueblo de Israel, si viniere de lejanas tierras, atraído de tu Nombre grande, y de tu poderosa mano y de tu brazo fuerte, y te adorase en este lugar,
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II Par 6:33
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tú lo oirás desde el cielo, firmísima morada tuya, y otorgarás todas las cosas que te pidiere aquel forastero; a fin de que tu Nombre sea conocido de todos los pueblos de la tierra, y te teman éstos, como hace tu pueblo de Israel, y conozcan que tu Nombre es invocado en esta casa que yo he edificado.
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II Par 7:3
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Asimismo todos los hijos de Israel estaban viendo bajar el fuego y la gloria del Señor sobre la casa, y postrándose rostro por tierra sobre el pavimento enlosado, adoraron y bendijeron al Señor, repitiendo: Porque es bueno y porque es eterna su misericordia.
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II Par 7:6
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Al mismo tiempo atendían los sacerdotes a sus ministerios, y los levitas, al son de sus instrumentos, cantaban los salmos que había compuesto el rey David para alabar al Señor, repitiendo: Porque es eterna su misericordia. Cantaban éstos los himnos de David al son de sus instrumentos; y los sacerdotes enfrente de ellos, sonaban las trompetas, y todo Israel estaba en pie.
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II Par 7:8
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Concluida esta fiesta, celebró Salomón entonces por otros siete días la fiesta solemne de los Tabernáculos, y con él todo Israel, congregado en grandísimo número, desde la entrada de Emat hasta el arroyo de Egipto.
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II Par 7:10
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En fin, el día ventitrés del mes séptimo envió a sus casas todas las gentes, alegres y llenas de júbilo por los beneficios que el Señor había hecho a David y Salomón y a su pueblo de Israel.
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II Par 7:18
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yo afirmaré el trono de tu reino, como se lo prometí a David tu padre, diciendo: No faltará jamás quien de tu linaje tenga el reino de Israel.
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II Par 8:2
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restauró las ciudades que Hiram le había dado o vuelto, e hizo que las habitasen los hijos de Israel.
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II Par 8:7
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A toda la gente que había quedado de los heteos, y amorreos, y ferezeos, y heveos, y jebuseos, los cuales no eran del linaje de Israel; esto es,
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II Par 8:9
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Mas no echó mano de los hijos de Israel para trabajar en las obras del rey; porque éstos servían en la milicia, y de ellos eran los primeros oficiales, y los comandantes de los carros armados, y de la caballería.
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II Par 8:11
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A la hija del faraón la mudó de la ciudad de David a la casa que edificó para ella. Porque dijo el rey: No habitará mi mujer en la casa de David, rey de Israel; pues quedó esta casa santificada, por haberse hospedado en ella el arca del Señor.
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II Par 9:8
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Bendito sea el Señor Dios tuyo, que te ha colocado sobre su trono para reinar en el lugar del Señor tu Dios. Como Dios ama a Israel, y quiere conservarle para siempre; por eso te ha constituido rey suyo, para que lo gobiernes y administres justicia.
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II Par 9:30
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Reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años.
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II Par 10:1
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En consecuencia Roboam partió a Siquem; porque había concurrido allí todo Israel para reconocerle por rey.
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II Par 10:3
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Y lo enviaron a llamar; y uniéndose con todo Israel, fueron y hablaron a Roboam en estos términos:
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II Par 10:16
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Entonces todo el pueblo, al oír la respuesta tan dura del rey, le habló así: Nosotros nada tenemos que ver con la casa de David; ni nada que esperar del hijo de Isaí. Retírate, oh Israel, a tus habitaciones; y tú Roboam, hijo de David, rige tu casa. Y se retiró Israel a sus habitaciones.
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II Par 10:16
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Entonces todo el pueblo, al oír la respuesta tan dura del rey, le habló así: Nosotros nada tenemos que ver con la casa de David; ni nada que esperar del hijo de Isaí. Retírate, oh Israel, a tus habitaciones; y tú Roboam, hijo de David, rige tu casa. Y se retiró Israel a sus habitaciones.
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II Par 10:17
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Y Roboam quedó reinando sobre los hijos de Israel que moraban en las ciudades de la tribu de Judá.
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II Par 10:18
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Envió después el rey Roboam a Aduram, superintendente de los tributos. Mas los hijos de Israel lo apedrearon y fue muerto. En vista de lo cual el rey Roboam montó apresuradamente en su carroza, y huyó a Jerusalén .
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II Par 10:19
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Desde entonces se separó Israel de la casa de David como lo está en el día de hoy.
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II Par 11:1
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Vuelto Roboam a Jerusalén , convocó de toda la tribu de Judá y de la de Benjamín ciento ochenta mil combatientes escogidos, para pelear contra Israel, y reducirlo a su dominio.
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II Par 11:3
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Dile a Roboam, hijo de Salomón , rey de Judá, y a todo Israel, que se halla en Judá y en Benjamín:
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II Par 11:13
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Por otra parte los sacerdotes y levitas que había por todo Israel, se vinieron a Roboam de todos los lugares de su residencia,
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II Par 11:16
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Pero de todas las tribus de Israel vinieron a Jerusalén a ofrecer sus sacrificios delante del Señor Dios de sus padres, cuantos habían resuelto en su corazón seguir al Señor Dios de Israel.
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II Par 11:16
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Pero de todas las tribus de Israel vinieron a Jerusalén a ofrecer sus sacrificios delante del Señor Dios de sus padres, cuantos habían resuelto en su corazón seguir al Señor Dios de Israel.
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II Par 12:1
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Fortalecido Roboam, y asegurado en el reino, abandonó la ley del Señor, e hizo lo mismo todo Israel a su ejemplo.
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II Par 12:6
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A lo que respondieron consternados, así el rey como los príncipes de Israel: Justo es el Señor.
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II Par 12:13
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Con esto se alentó Roboam, y continuó reinando en Jerusalén . Cuarenta y un años tenía cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén , ciudad escogida por el Señor entre todas las tribus de Israel, para establecer en ella el culto de su Nombre. Se llamaba su madre Naama, y era amonita.
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II Par 13:4
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Abía hizo alto sobre el monte Semerón, situado en la tribu de Efraín, y dijo: Escucha tú, oh Jeroboam, con todo Israel:
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II Par 13:5
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¿Ignoráis acaso que el Señor Dios de Israel dio para siempre el reino de Israel a David y a sus hijos con pacto perpetuo?,
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II Par 13:5
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¿Ignoráis acaso que el Señor Dios de Israel dio para siempre el reino de Israel a David y a sus hijos con pacto perpetuo?,
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II Par 13:12
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Por tanto el caudillo de nuestro ejército es Dios, y sus sacerdotes los que tocan los clarines y dan la señal contra vosotros. Oh hijos de Israel, no queráis pelear contra el Señor Dios de vuestros padres, porque no os tiene cuenta.
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