ESPUÉS de esto floreció Natán, profeta, en tiempo de David.
Como la grasa de la víctima pacífica se separa de la carne, y es ofrecida al Señor, así fue David separado y escogido de entre los hijos de Israel.
En su juventud se burló de los leones, como si fuesen unos corderos, y otro tanto hizo con los osos, como si fuesen corderitos.
¿No fue él quién mató al gigante, quitando así el oprobio de su nación?
Alzando la mano, derribó con la piedra de su honda al orgulloso Goliat.
Porque él invocó al Señor Todopoderoso; el cual dio fuerza a su brazo para degollar a tan valiente campeón, y realzar los bríos de su nación.
Así le dio el Señor la gloria de haber muerto diez mil hombres, y lo hizo ilustre con sus bendiciones, y le dio una corona gloriosa.
Pues derrotó por todas partes a los enemigos, y exterminó hasta hoy día a los filisteos sus contrarios, quebrantando sus fuerzas para siempre.
En todas sus acciones dio gloria al santo y excelso Dios con palabras o himnos de suma alabanza.
Alabó al Señor con todo su corazón, y amó a Dios, su Creador; el cual le había armado de fortaleza contra los enemigos.
Y estableció cantores enfrente del altar, y para sus cánticos les dio armoniosos tonos.
Aumentó la majestad en la celebración de las solemnidades, y hasta el fin de su vida dio mayor magnificencia a las festividades de cada tiempo, haciendo que se alabase el Nombre santo del Señor, y se celebrase con salmos desde la madrugada la santidad de Dios.
Lo purificó el Señor de sus pecados, y ensalzó para siempre su poder, asegurándole con juramento la promesa del reino y el trono glorioso de Israel.
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Le sucedió después el hijo sabio; y el Señor por amor del padre tuvo abatido el poder de sus enemigos.
El reinado de Salomón fue una época de paz, y le sometió Dios todos los enemigos; a fin de que fabricase un templo a su santo Nombre, y le preparase un eterno santuario. ¡Ah!, ¡cuán bien instruido fuiste en tu juventud,
y cómo estuviste lleno de sabiduría cual río caudaloso! Con ella descubrió tu alma los secretos de la tierra.
Y en tus parábolas, reuniste la explicación de muchos enigmas; llegó la fama de tu nombre hasta las islas o regiones más remotas, y fuiste amado en tu reinado de paz.
Todas las gentes admiraron tus cánticos y proverbios, y las parábolas y las soluciones de los enigmas,
y la protección del Señor Dios, que se apellida el Dios de Israel.
Tú reuniste oro en tanta abundancia como si fuera cobre, y amontonaste la plata como si fuese plomo.
Mas después te prostituiste a las mujeres extranjeras, y tuviste quien ejerciese dominio sobre ti.
Echaste un borrón a tu gloria, y profanaste tu linaje, provocando la ira de Dios sobre tus hijos, y llevando a tal extremo tu necedad,
que causaste la división del reino en dos partes, y que de Efraín saliese un reino de rebeldes.
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Pero no se desprenderá Dios de su misericordia, y no trastornará ni destruirá sus obras, ni arrancará de raíz los nietos de David su escogido, ni extinguirá la descendencia de aquel varón amante del Señor.
Por eso dejó un residuo a Jacob , y a David un sucesor de su mismo linaje.
Al fin Salomón pasó a descansar con sus padres,
y dejó después de sí a Roboam, uno de los hijos, ejemplo de necedad para su nación,
y falto de prudencia, el cual con su mal consejo enajenó de sí el corazón del pueblo;
y a Jeroboam, hijo de Nabat, que indujo a pecar a Israel, y enseñó el camino del pecado a Efraín, siendo causa de la grandísima inundación de sus vicios,"
por los cuales fueron muchas veces arrojados de su país."
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Porque Israel se entregó a toda suerte de maldades, hasta que descargó sobre ellos la venganza divina, que puso fin a todos sus pecados."
Pater
Filius
Spiritus Sanctus
Angelorum
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