TE han hecho rey o director del convite? No te engrías; pórtate entre ellos como uno de tantos.
Cuida bien de todos, y después que hayas satisfecho plenamente tu oficio, siéntate a la mesa,
a fin de que ellos te causen alegría y en premio recibas la corona de flores como ornamento de distinción, y obtengas el honor de la porción que ellos separan para ti.
Tú, el más anciano en edad, a quien toca hablar el primero,
habla sabia y prudentemente; mas no estorbes con largos discursos oír la armonía de los instrumentos músicos.
Donde no hay quien escuche no eches palabras al viento; ni quieras fuera de sazón ostentar tu saber.
Un concierto de música es un convite espléndido, es como un rubí o precioso carbunclo engastado en oro.
Como esmeralda engastada en un anillo de oro, así es la melodía de los cantares con el beber alegre y moderado.
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Escucha en silencio, y con tu modestia te conciliarás el amor de todos.
Tú, ¡oh joven!, habla, si es necesario, a duras penas, en lo que a ti te toque.
Preguntado una y otra vez, reduce a pocas palabras tu respuesta.
En muchas cosas haz de ignorante, y escucha, ya callando, ya también preguntando algunas veces.
En medio de los magnates no seas presumido, y donde hay ancianos no hables tú mucho.
El granizo o trueno es precedido del relámpago; así la vergüenza o rubor es precedida de la gracia y estimación, y por tu modestia serás bien querido de todos.
Llegando la hora de levantarte de la mesa no te entretengas, vete el primero a tu casa; y allí diviértete, y allí juega,
y haz lo que te plazca con tal que sea sin pecar, ni decir palabras insolentes.
Y después de todo eso, bendice al Señor que te creó, y que te colma de todos sus bienes.
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El que teme al Señor abrazará sus saludables documentos; y los que solícitos madrugaren en busca de él, lograrán su bendición.
Quien ama la ley, se enriquecerá con los frutos de ella; mas el que obra con hipocresía, tomará de la ley ocasión de ruina.
Los que temen al Señor sabrán discernir lo que es justo, y sus buenas obras brillarán como una antorcha.
Huye de la reprensión el hombre pecador, y halla siempre ejemplos para apoyar sus antojos.
El varón prudente cuida de reflexionar bien lo que ha de hacer; pero el que no lo es y el soberbio nunca temen nada,
aun después de haber obrado por sí, sin consejo; no obstante, sus mismas empresas los condenarán.
Tú, hijo mío, no hagas cosa alguna sin consejo, y no tendrás que arrepentirte después de hecha.
No vayas por camino malo, y no tropezarás en las piedras; ni te arriesgues a ir por senda escabrosa, para que no expongas a caídas tu alma.
Cautélate aun de tus propios hijos, y guárdate de tus criados.
En todas tus acciones sigue el dictamen fiel de tu conciencia; pues en eso consiste la observancia de los mandamientos."
Quien es fiel a Dios, atiende a sus preceptos, y el que confía en él, no padecerá menoscabo alguno."
Pater
Filius
Spiritus Sanctus
Angelorum
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