A mujer prudente edifica o realza su casa; la necia, aún la ya edificada, la destruirá con sus manos.
El que va por el camino derecho y teme a Dios, es despreciado por el que anda en malos pasos.
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En la boca del insensato está la vara o el castigo de su soberbia; mas a los sabios le sirve de guarda la modestia de sus labios.
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Donde faltan los bueyes para arar, están vacías las trojes y sin paja los pesebres; donde abundan las mieses, allí se ve claramente la fuerza y trabajo del buey.
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No miente el testigo fiel; el testigo falso no profiere más que mentiras.
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Busca el mofador la sabiduría, y no la encuentra; el hombre prudente se instruye fácilmente.
Toma tú un rumbo opuesto al que sigue el insensato; no conoce éste los dictámenes de la prudencia.
La sabiduría del varón prudente está en conocer bien su camino; la imprudencia de los insensatos anda descaminada.
El necio se burlará o jugará con el pecado; mas la gracia morará entre los justos.
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El corazón de cada uno es el que siente la amargura de su alma; así como en sus placeres no tiene parte el extraño.
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La casa de los impíos será arrasada; al contrario estará floreciente la morada de los justos.
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Un camino hay que al hombre le parece camino real y derecho, y no obstante le conduce a la muerte.
Mezclada anda la risa con el llanto; el término del gozo es el dolor.
El necio saciará sus pasiones; mas el hombre virtuoso lo pasará mejor que él.
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El hombre sencillo e inexperto cree cuanto le dicen; pero el hombre cauto mira donde asienta su pie. Al hijo doloso nada le saldrá bien; pero el siervo prudente será afortunado en todo, y caminará felizmente.
Teme el sabio y se desvía del mal; pero el insensato pasa adelante y se presume seguro.
El hombre impaciente obra como loco; y el solapado se hará odioso.
Los imprudentes tendrán por herencia la necedad; y los juiciosos la esperanza de la ciencia.
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A los pies de los buenos yacerán algún día los malos, y los impíos ante las puertas de los justos.
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El pobre es enojoso aún a sus mismos deudos; mas los ricos tienen muchos amigos.
Peca a quien a su prójimo menosprecia; pero el que del pobre se compadece será bienaventurado. Quien cree en el Señor, ama la misericordia.
Errados van los que obran el mal; la misericordia y la verdad son las que nos acarrean bienes.
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De toda ocupación se saca provecho; pero del mucho hablar, sólo miseria.
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Las riquezas le sirven a los sabios de corona de gloria; la sandez de los necios es imprudencia.
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El testigo fiel salva la vida de los calumniados; el doloso profiere mentiras, y pierde a los hombres.
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En el temor del Señor se haya la firme esperanza; en ella vivirán sus hijos.
El temor del Señor es una fuente de vida para librarse de la ruina de la muerte.
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En la muchedumbre del pueblo está la gloria y poder de un rey; la escasez de gente es deshonor del príncipe.
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Quien es sufrido, se gobierna con mucha prudencia; pero el impaciente pone de manifiesto su necedad.
El corazón sano da vida al cuerpo; mas la envidia es carcoma de los huesos.
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Desechado de Dios será el impío por causa de su malicia, mas el justo aun en su muerte conserva la esperanza.
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La sabiduría reside en el corazón del hombre prudente, y ella iluminará a todo ignorante.
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La justicia es la que engrandece las naciones; pero el pecado hace desdichados los pueblos.
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El ministro entendido se gana la voluntad del rey; mas el inepto incurrirá en su enojo.
Pater
Filius
Spiritus Sanctus
Angelorum
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