NTONCES Judit cantó al Señor este cántico, diciendo:
Entonad las alabanzas del Señor al son de panderos y címbalos o salterios; cantad en honor suyo un nuevo y armonioso salmo; ensalzad e invocad su santo Nombre.
El Señor es el que derrota los ejércitos; su nombre es Yahvé, el Señor.
El asentó sus campamentos en medio de su pueblo, para librarnos de las manos de todos nuestros enemigos.
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Vino de los montes el asirio, por el lado del Aquilón, con sus numerosas fuerzas; cuya muchedumbre secó los arroyos, y su caballería cubrió los valles.
Juró abrasar todo mi país, y pasar a cuchillo mi juventud, robarme mis niños, y llevar esclavas las vírgenes.
Mas el Señor todopoderoso lo ha castigado, y lo ha entregado en poder de una mujer, que le ha cortado la cabeza.
Porque no ha sido su campeón derribado por jóvenes guerreros, ni han sido titanes, ni corpulentos gigantes los que le han hecho frente y lo han herido, sino que es Judit, hija de Merari, la que lo ha derribado con el atractivo de su rostro.
Pues se quitó el traje de viuda, y se vistió de gala para llenar de júbilo a los afligidos hijos de Israel.
Ungió su rostro con odoríferos perfumes, y ajustó sus rizados cabellos con la cofia o bonetillo, y se puso un nuevo vestido para engañarlo con estos adornos.
Le arrebató los ojos con lo gracioso de su calzado; le cautivó el corazón con la hermosura de su rostro; y le cortó la cabeza con su misma espada.
Se estremecieron los persas de su firmeza, y los medos de su osadía.
Entonces resonó con alaridos el campamento de los asirios, cuando mis pobres conciudadanos, abrasados de sed, se presentaron contra ellos.
Aunque hijos de madres jóvenes, acuchillaron a los asirios, y los mataron sin resistencia, como a muchachos que huyen; perecieron en la batalla, luego que apareció el Señor mi Dios.
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Cantemos un himno al Señor; cantémosle a nuestro Dios un himno nuevo.
Oh Adonai, Señor mío, tú eres el grande y el muy glorioso por tu poder, y nadie puede sobrepujarte.
Obedézcante todas tus criaturas, pues fueron hechas con un solo decir tuyo; enviaste tu espíritu, y fueron criadas; ninguna puede resistir a tu voz.
Los montes con las aguas que encierran, serán desquiciados desde los cimientos; se derretirán las peñas en tu presencia, como si fuesen cera.
Mas aquellos que te temen, serán grandes delante de ti en todas las cosas.
¡Ay de la nación que se levante contra mi pueblo!, porque el Señor todopoderoso ejercerá en ella su venganza, y la visitará en el día del juicio.
Enviará fuego y gusanos sobre sus carnes, para que se abrasen y sufran penas eternas.
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Después de esto, pasó todo el pueblo, conseguida la victoria, a Jerusalén , a fin de adorar al Señor; e inmediatamente que se purificaron, ofrecieron todos holocaustos, y cumplieron sus votos y promesas.
Y Judit ofreció, por anatema de olvido, todas las armas y arneses de Holofernes, que el pueblo le había dado, y aquel rico cortinaje o mosquitero que ella quitó del lecho de aquél.
Entretanto, el pueblo se entregaba al regocijo a la vista del santuario, y por espacio de tres meses se celebró con Judit el gozo de esta victoria.
Pasados estos días, volvió cada uno a casa; y Judit fue muy celebrada en Betulia, y era la más esclarecida de todo el país de Israel.
Porque a su valor juntaba la castidad; de suerte que después que falleció su marido Manasés, no conoció otro varón en toda su vida."
En los días de fiesta salía en público, llena de gloria."
Se mantuvo en la casa de su marido hasta los ciento cinco años; habiendo dado la libertad a su esclava o doncella. Murió al fin, y fue sepultada con su marido en Betulia."
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Y le hizo todo el pueblo las exequias por espacio de siete días."
Durante toda su vida no hubo quien turbase a Israel, ni después de su muerte en muchos años."
El día de la fiesta de esta victoria es señalado por los hebreos entre los días santos, y lo honran los judíos desde aquel tiempo hasta el presente."
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