SÍ que supo todo el ejército que Holofernes había sido degollado, perdieron todos el seso y quedaron sin saber qué hacer; y agitados de terror y miedo, no hallaron otro remedio que la fuga.
De manera que ninguno consultaba ni siquiera con su compañero, sino que cabizbajos, abandonándolo todo, se daban prisa a escapar de los hebreos, que oían venir armados contra ellos, y a huir por las sendas de los campos y veredas de los collados.
Viéndolos, pues, huir, los israelitas los persiguieron. Y así bajaron del monte tocando las trompetas y dando grandes gritos en pos de ellos.
Y como los asirios iban desparramados, huyendo precipitadamente, los israelitas, formados en buen orden, los perseguían, destrozando a cuantos encontraban.
Al mismo tiempo Ozías despachó mensajeros a todas las ciudades y provincias de Israel.
Con lo que de todas las provincias y ciudades salió armada en pos de los enemigos la juventud más escogida, que los fue persiguiendo y acuchillando hasta llegar a los últimos términos del país.
Entretanto los vecinos que quedaron en Betulia entraron en el campamento de los asirios, y cogieron los despojos que éstos abandonaron al huir, de que volvieron bien cargados.
Asimismo los que victoriosos del enemigo regresaron a Betulia, trajeron consigo todo lo que habían tomado a los asirios, en tanta abundancia, que no podían contarse los ganados y bestias y las alhajas; y así es que todos quedaron ricos con este botín, desde el menor hasta el mayor.
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En seguida Joacim, sumo sacerdote, vino de Jerusalén a Betulia con todos sus ancianos o senadores para ver a Judit;
y habiendo salido ella a recibirlo, todos a una voz la bendijeron, diciendo: Tú eres la gloria de Jerusalén ; tú la alegría de Israel; tú la honra de nuestra nación.
Porque te has portado con varonil esfuerzo, y has tenido un corazón constante; porque has amado la castidad, y no has conocido otro varón que a tu difunto marido; por esto también la mano del Señor te ha confortado, y por lo mismo serás bendita para siempre.
A lo que respondió todo el pueblo: ¡Amén!, ¡amén!
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Apenas bastaron treinta días para que el pueblo de Israel acabase de recoger los despojos de los asirios.
Pero todas las cosas que se conoció haber sido propias de Holofernes, así oro, como plata, y vestidos, y pedrería, y toda suerte de muebles, se las dieron a Judit; todo se lo entregó el pueblo.
Y todos, así hombres como mujeres, doncellas y jóvenes, estaban llenos de regocijo, cantando al son de órganos y de cítaras.
Pater
Filius
Spiritus Sanctus
Angelorum
Satan
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