HAZ todo lo posible por cumplir exactamente los mandamientos que hoy te ordeno, para que podáis vivir y multiplicaros, y entrar en posesión de la tierra que prometió el Señor con juramento a vuestros padres. 2 Y acuérdate de todos los caminos por donde te ha conducido el Señor Dios tuyo en el desierto por espacio de cuarenta años, con el fin de atribularte y probarte, para que se descubriesen las intenciones de tu ánimo, si estabas o no en guardar sus mandamientos.

3 Te afligió con hambre y te dio el maná, manjar que no conocías tú, ni tus padres, para mostrarte que el hombre no vive de solo pan, sino de cualquier cosa que Dios dispusiere.

4 Hace ya cuarenta años que vas de viaje, y con todo, ni el vestido con que te cubres se ha gastado por viejo, ni tu pie se ha lastimado, ni roto tu calzado; 5 para que recapacites en tu corazón, que del mismo modo que un padre corrige e instruye a su hijo, así te ha corregido e instruido a ti el Señor Dios tuyo, 6 con el fin de que guardes sus mandamientos, y andes por sus caminos, y lo temas.

7 Porque el Señor tu Dios va a introducirte en esa tierra buena, tierra llena de arroyos, y de estanques, y de fuentes; en cuyos campos y montes brotan manantiales perennes de aguas; 8 tierra de trigo y cebada, y de viñas; en la que nacen higueras, y granados y olivos: tierra de aceite y de miel; 9 donde sin escasez ninguna comerás el pan y gozarás en abundancia de todos los bienes; en cuyas piedras o peñas hallarás el hierro; y mucho cobre y metal en sus montes: 10 a fin de que cuando hubieres comido y te hubieres saciado, bendigas al Señor Dios tuyo por la bonísima tierra que te dio. 11 Está alerta, y guárdate de no olvidarte jamás del Señor Dios tuyo, ni de dejar de observar sus mandamientos y leyes, y ceremonias que hoy te prescribo: 12 no sea que después de haber comido, y haberte saciado, y de haber fabricado bellas casas, y morado en ellas, 13 y adquirido vacadas y rebaños de ovejas, y gran caudal de plata y de oro, y de todas las cosas, 14 se engría tu corazón, y eches en olvido a tu Señor Dios que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud,

15 y que ha sido tu conductor por el vasto y espantoso desierto, donde había serpientes que abrasaban con su aliento, y escorpiones y dípsades, sin que tuvieses una gota de agua: la cual te la hizo salir a chorros de una piedra durísima:

16 y te alimentó en el desierto con el maná manjar desconocido de tus padres: y después de haberte afligido y probado, al fin se compadeció de ti;

17 pero no antes, para que no dijeras en tu corazón: Mi fuerza y la robustez de mi brazo me granjearon todas estas cosas; 18 sino para que te acuerdes del Señor Dios tuyo por haberte él mismo dado fuerzas, a fin de cumplir así su pacto que juró con tus padres, como se ve en el presente día. 19 Mas si olvidado de tu Dios y Señor, te fueres en pos de dioses ajenos, y les rindieres culto y adoración, mira que desde ahora te protesto que perecerás sin remedio. 20 Como las naciones que deshizo el Señor a tu entrada, del mismo modo pereceréis vosotros si fuereis desobedientes a la voz del Señor Dios vuestro.
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