ERMANOS míos, si alguno, como hombre que es, cayere desgraciadamente en algún delito, vosotros los que sois espirituales, al tal amonestadle e instruidle con espíritu de mansedumbre, haciendo cada uno reflexión sobre sí mismo, y temiendo caer también en la tenta-ción.
Comportad las cargas unos de otros, y con eso cumpliréis la ley de Cristo .
Porque si alguno piensa ser algo, se engaña a sí mismo, pues verdaderamente de suyo es nada.
Por tanto, examine bien cada uno sus propias obras, y así si halla que son rectas tendrá entonces motivo de gloriarse en sí mismo solamente, y no respecto de otro.
Porque cada cual, al ir a ser juzgado, cargará con su propio fardo.
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Entretanto, aquel a quien se le instruye en las cosas de la fe, asista de todos modos con sus bienes al que le instruye.
No queráis engañaros a vosotros mismos: Dios no puede ser burlado.
Así es que lo que un hombre sembrare, eso recogerá. Por donde quien siembra ahora para su carne, de la carne recogerá después la corrupción y la muerte; mas el que siembra para el espíritu, del espíritu cogerá la vida eterna.
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque si perseveramos, a su tiempo recogeremos el fruto.
Así que, mientras tenemos tiempo, hagamos bien a todos, y sobre todo a aquellos que son, mediante la fe, de la misma familia del Señor que nosotros.
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Mirad qué carta tan larga os he escrito de mi propio puño.
Todos aquellos que quieren seros gratos o lisonjearos según la carne, esos os constriñen a que os circuncidéis, con sólo el fin de no ser ellos perseguidos por causa de la cruz de Cristo .
Porque ni ellos mismos que están circuncidados, guardan la ley; sino que quieren que seáis circuncidados vosotros, a fin de gloriarse en vuestra carne, contándoos entre sus proséli-tos.
A mí líbreme Dios de gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo; por quien el mundo está muerto y crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo.
El hecho es que respecto de Jesucristo ni la circuncisión, ni la incircuncisión valen nada, sino que lo que vale es el ser una nueva criatura.
Y sobre todos cuantos siguieren esta norma o doctrina, venga paz y misericordia, como sobre el verdadero pueblo de Dios.
Por lo demás, nadie me moleste en adelante sobre la circuncisión; porque yo traigo impresas en mi cuerpo las señales o la marca del Señor Jesús .
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea, hermanos míos, con vuestro espíritu. Amén.
Pater
Filius
Spiritus Sanctus
Angelorum
Satan
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