I Tim 6:16
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el solo que es inmortal por esencia, y que habita en una luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto, ni tampoco puede ver, suyo es el honor y el imperio sempiterno. Amén.
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I Tim 6:17
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A los ricos de este siglo mándales que no sean altivos, ni pongan su confianza en las riquezas caducas, sino en Dios vivo (que nos provee de todo abundantemente para nuestro uso);
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II Tim 1:8
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Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, o de confesar tu fe públicamente, ni de mí que estoy en cadenas por amor suyo, antes bien padece y trabaja a una conmigo por el evangelio con la virtud que recibirás de Dios.
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II Tim 2:5
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Así mismo ni el que combate en la palestra, o en los juegos públicos, es coronado si no lidiare según las leyes.
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Tit 1:6
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escogiendo para tan sagrado ministerio a quien sea sin tacha, casado una sola vez, que tenga hijos fieles, no infamados de lujuria, ni desobedientes.
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Tit 1:14
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y no den oídos a las fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
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Tit 3:2
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que no digan mal de nadie, que no sean pleitistas ni pendencieros; sino modestos, tratando a todos los hombres con toda la dulzura posible.
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Heb 7:3
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representado sin padre, sin madre, sin genealogía, sin ser conocido el principio de sus días, ni el fin de su vida, sino que siendo por todo esto imagen del Hijo de Dios, queda sacerdote eternamente.
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Heb 8:4
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porque si él habitase sobre la tierra, ni aun sacerdote sería, estando ya establecidos a este fin los hijos de la tribu de Leví, que según la ley, ofrecen los dones,
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Heb 9:12
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y presentándose no con sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino con la sangre propia, entró una sola vez para siempre en el santuario del cielo habiendo obtenido una eterna redención del género humano.
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Heb 9:18
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Por eso ni aun aquel primer Testamento fue celebrado sin sangre,
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Heb 10:5
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Por eso el Hijo de Dios al entrar en el mundo dice a su eterno Padre: Tú no has querido sacrificio, ni ofrenda; mas a mí me has apropiado un cuerpo mortal;
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Heb 10:8
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Ahora bien, diciendo: Tú no has querido, ni han sido de tu agrado los sacrificios, las ofrendas y holocaustos por el pecado, cosas todas que ofrecen según la ley;
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Heb 10:17
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añade en seguida: Y ya nunca jamás me acordaré de sus pecados, ni de sus maldades.
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Heb 12:5
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sino que os habéis olvidado ya de las palabras de consuelo, que os dirige Dios como a hijos, diciendo en la Escritura. Hijo mío, no desprecies la corrección o castigo del Señor, ni caigas de ánimo cuando te reprende.
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Heb 12:16
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Ninguno sea fornicario, ni tampoco profano como Esaú, que por un potaje o plato de comida vendió su primogenitura.
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Heb 13:5
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Sean las costumbres sin rastro de avaricia, contentándoos con lo presente, pues el mismo Dios dice: No te desampararé, ni abandonaré jamás;
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Sant 1:7
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Así que un hombre semejante no tiene que pensar que ha de recibir poco ni mucho del Señor.
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Sant 1:17
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Toda dádiva preciosa y todo don perfecto de arriba viene, como que desciende del Padre de las luces, en quien no cabe mudanza, ni sombra de variación.
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Sant 2:11
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Porque aquel que dijo: No cometerás adulterio, o no fornicarás, dijo también: No matarás. Conque aunque no cometas adulterio, ni forniques, si matas, transgresor eres de la ley.
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Sant 5:12
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Sobre todo, hermanos míos, no queráis jurar ni por el cielo, ni por la tierra, ni con otro juramento alguno. Mas vuestro modo de asegurar una cosa sea: Sí, sí; no, no; para que no caigáis en condenación jurando falso o sin necesidad.
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Sant 5:12
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Sobre todo, hermanos míos, no queráis jurar ni por el cielo, ni por la tierra, ni con otro juramento alguno. Mas vuestro modo de asegurar una cosa sea: Sí, sí; no, no; para que no caigáis en condenación jurando falso o sin necesidad.
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Sant 5:12
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Sobre todo, hermanos míos, no queráis jurar ni por el cielo, ni por la tierra, ni con otro juramento alguno. Mas vuestro modo de asegurar una cosa sea: Sí, sí; no, no; para que no caigáis en condenación jurando falso o sin necesidad.
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I Ped 2:22
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El cual no cometió pecado alguno, ni se halló mentira en su boca;
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I Ped 3:3
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El adorno de las cuales no ha de ser por de fuera con los rizos del cabello, ni con dijes de oro, ni gala de vestidos.
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I Ped 3:3
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El adorno de las cuales no ha de ser por de fuera con los rizos del cabello, ni con dijes de oro, ni gala de vestidos.
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I Ped 3:9
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no volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, antes al contrario, bienes o bendiciones; porque a esto sois llamados, a fin de que poseáis la herencia de la bendición celestial.
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I Ped 3:14
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Pero si sucede que padecéis algo por amor a la justicia, sois bienaventurados. No temáis de los enemigos, ni os conturbéis;
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I Ped 5:3
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ni porque queréis tener señorío sobre el clero, o la heredad del Señor, sino siendo verdaderamente dechados de la grey;
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II Ped 2:11
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como quiera que los ángeles mismos con ser tanto mayores en fuerza y poder, no condenan con palabras de execración, ni maldición, a los de su especie;
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I Jn 2:15
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Ved, pues, lo que os escribo a todos: No queráis amar al mundo, ni las cosas mundanas. Si alguno ama al mundo, no habita en él la caridad o amor del Padre;
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I Jn 3:6
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Todo aquel que permanece en él, no peca; y cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.
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II Jn 1:10
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Si viene alguno a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le saludéis.
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Apoc 3:15
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Conozco bien tus obras, que ni eres frío, ni caliente: ¡Ojalá fueras frío o caliente!
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Apoc 3:15
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Conozco bien tus obras, que ni eres frío, ni caliente: ¡Ojalá fueras frío o caliente!
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Apoc 3:16
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Mas por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, estoy para vomitarte de mi boca.
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Apoc 4:8
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Cada uno de los cuatro animales tenía seis alas, y por fuera de las alas y por dentro, estaban llenos de ojos, y no reposaban de día ni de noche, diciendo: Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios todopoderoso, el cual era, el cual es, y el cual ha de venir.
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Apoc 5:3
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Y ninguno podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni aun mirarlo.
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Apoc 5:3
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Y ninguno podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni aun mirarlo.
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Apoc 5:3
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Y ninguno podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni aun mirarlo.
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Apoc 5:3
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Y ninguno podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni aun mirarlo.
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Apoc 5:4
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Y yo me deshacía en lágrimas, porque nadie se halló que fuese digno de abrir el libro ni registrarlo.
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Apoc 7:1
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Después de esto vi cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos o puntos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplasen sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre árbol alguno.
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Apoc 7:1
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Después de esto vi cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos o puntos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplasen sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre árbol alguno.
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Apoc 7:3
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diciendo: No hagáis mal a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta tanto que pongamos la señal en la frente a los siervos de nuestro Dios.
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Apoc 7:3
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diciendo: No hagáis mal a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta tanto que pongamos la señal en la frente a los siervos de nuestro Dios.
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Apoc 7:16
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ya no tendrán hambre, ni sed, ni descargará sobre ellos el sol, ni el bochorno;
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Apoc 7:16
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ya no tendrán hambre, ni sed, ni descargará sobre ellos el sol, ni el bochorno;
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Apoc 7:16
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ya no tendrán hambre, ni sed, ni descargará sobre ellos el sol, ni el bochorno;
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Apoc 9:4
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y se les mandó no hiciesen daño a la hierba de la tierra, ni a cosa verde, ni a ningún árbol; sino solamente a los hombres que no tienen la señal de Dios en sus frentes.
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