Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

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I Rey 28:18 Por cuanto no obedeciste la voz del Señor, ni quisiste hacer lo que la indignación de su ira exigía contra los amalecitas; por esto el Señor ha hecho contigo lo que estás padeciendo hoy día.
I Rey 30:2 llevándose cautivas las mujeres, sin dejar persona chica ni grande. No mataron a nadie, sino que se los llevaron a todos consigo, y se marcharon.
I Rey 30:12 y además un pedazo de pan de higos secos, y dos cuelgas de pasas. Comido que hubo, le volvió el alma al cuerpo, y recobró el aliento; pues no había probado pan ni bebido agua en tres días y tres noches.
I Rey 30:15 Le dijo David: ¿Y podrás tú guiarme a donde está esa gente? Respondió el egipcio: Júrame por el nombre de Dios que no me matarás, ni me entregarás en manos de mi amo, y yo te llevaré a donde está aquella tropa. Se lo juró David.
II Rey 1:21 Montes de Gelboé, ni el rocío ni la lluvia caigan ya jamás sobre vosotros; ni campos haya de donde sacar la ofrenda de las primicias; puesto que allí es donde fue arrojado por el suelo el escudo de los fuertes, el escudo de Saúl, como si no hubiese sido ungido rey con el óleo santo.
II Rey 1:21 Montes de Gelboé, ni el rocío ni la lluvia caigan ya jamás sobre vosotros; ni campos haya de donde sacar la ofrenda de las primicias; puesto que allí es donde fue arrojado por el suelo el escudo de los fuertes, el escudo de Saúl, como si no hubiese sido ungido rey con el óleo santo.
II Rey 1:21 Montes de Gelboé, ni el rocío ni la lluvia caigan ya jamás sobre vosotros; ni campos haya de donde sacar la ofrenda de las primicias; puesto que allí es donde fue arrojado por el suelo el escudo de los fuertes, el escudo de Saúl, como si no hubiese sido ungido rey con el óleo santo.
II Rey 2:19 Iba, pues, Asael al alcance de Abner, sin desviarse a la derecha ni a la izquierda, corriendo trás él incesantemente.
II Rey 2:23 Mas él no hizo caso, ni quiso desviarse. Entonces Abner lo hirió con la parte inferior de la lanza en una ingle, y lo atravesó de parte a parte, dejándole muerto en el mismo sitio; y todos cuanto pasaban por el lugar en que Asael cayó muerto, se detenían.
II Rey 3:29 Caiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre; no falte jamás de la casa de Joab un flujo vergonzoso que los vuelva estériles, como ni tampoco leprosos, y hombres que lleven rueca en vez de espada, y haya siempre quienes mueran a cuchillo, y gentes que vayan mendigando el pan.
II Rey 3:34 Jamás tus manos se vieron atadas, ni cargados de grillos tus pies, sino que tú caíste, como suelen los buenos a manos de los malvados. Y todo el pueblo, repitiendo lo mismo, siguió llorando por él.
II Rey 3:35 Se levantó, pues, David y toda la gente para ir a comer, siendo aún día claro, juró David diciendo: No me haga Dios bien, y hágame si mucho mal, si antes de ponerse el sol probare yo pan, ni cosa ninguna.
II Rey 5:8 Para lo cual había ofrecido aquel día del asalto un premio al que batiese a los jebuseos, y ganando lo alto de los muros, arrojase de allí a los ciegos y a los cojos enemigos enconados de David; de donde se dice por refrán: Ni ciego ni cojo entrarán en el templo.
II Rey 6:20 David también entró en la suya para bendecirla; y Micol, hija de Saúl, saliendo a recibirle, le dijo: ¡Qué bella figura ha hecho hoy el rey de Israel, despojándose de sus insignias delante de las criadas de sus siervos, y desnudándose ni más ni menos de lo que haría si fuese un bufón!
II Rey 6:20 David también entró en la suya para bendecirla; y Micol, hija de Saúl, saliendo a recibirle, le dijo: ¡Qué bella figura ha hecho hoy el rey de Israel, despojándose de sus insignias delante de las criadas de sus siervos, y desnudándose ni más ni menos de lo que haría si fuese un bufón!
II Rey 7:7 ¿Por ventura en todos los lugares por donde pasé con todos los hijos de Israel, he hablado nunca a alguna de las tribus, a quien hubiese yo encargado el gobierno de mi pueblo Israel, ni le he dicho jamás: Por qué no me edificáis una casa de cedro?
II Rey 7:10 También colocaré en un lugar estable a mi pueblo de Israel, lo estableceré en él, y en él habitará, sin ser inquietado más; ni los hijos de iniquidad volverán a humillarle como lo hacían antes,
II Rey 7:22 En lo cual, ¡oh Señor Dios mío! has ostentado tu grandeza; que nadie hay semejante a ti, ni hay Dios fuera de ti, según todas las cosas que hemos oído con nuestros mismos oídos.
II Rey 12:4 Mas habiendo llegado un huésped a casa del rico, no quiso éste tocar a sus ovejas, ni a sus bueyes para dar el convite al forastero que le había llegado; sino que quitó la ovejita al pobre, y la aderezó para dar de comer al huésped que tenía en casa.
II Rey 12:17 Fueron a él los más ancianos o principiantes de sus domésticos, para obligarle a fuerza de ruegos a que se levantase del suelo; mas él no quiso hacerlo, ni tomar con ellos alimento.
II Rey 13:22 Absalón no habló de esto con Amnón ni en bien ni en mal; a pesar de que le tomó gran odio, por haber violado a su hermana Tamar.
II Rey 13:22 Absalón no habló de esto con Amnón ni en bien ni en mal; a pesar de que le tomó gran odio, por haber violado a su hermana Tamar.
II Rey 13:30 Estando todavía en el camino, llegó a oídos de David el rumor de que Absalón había asesinado a todos los hijos del rey, sin quedar ni siquiera uno solo.
II Rey 13:33 No piense, pues, ni dé crédito el rey mi señor a esa voz que corre de que todos los hijos del rey han sido asesinados; porque sólo Amnón es el que ha muerto.
II Rey 14:7 Y he aquí que ahora toda la parentela conjurándose contra tu sierva, dice: Entréganos el que mató a su hermano, para hacerle morir en venganza de la sangre de su hermano y a quien quitó la vida; y acabemos con ese heredero. De esta suerte pretenden extinguir la sola centella que me había quedado, para que no reste de mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra.
II Rey 14:11 Añadió ella: Por el Señor Dios suyo, pido al rey que reprima con su autoridad la multitud de parientes que quieren vengar con la muerte de mi hijo la sangre del difunto, y haga que no le maten de manera alguna. Le dijo el rey: Vive Dios que no caerá ni un cabello de tu hijo.
II Rey 14:14 Todos nos vamos muriendo, y deslizando como el agua derramada por la tierra, la cual nunca vuelve atrás; ni Dios quiere que perezca ningún hombre, antes bien está propenso siempre a revocar la sentencia, a fin de que no perezca enteramente el que está abatido.
II Rey 14:17 Con que bien podrá suplicar tu esclava que la palabra del rey mi señor a favor de mi hijo, se cumpla a favor de Absalón, como un sacrificio acepto a Dios; porque mi señor rey es como un ángel de Dios, que no se mueve ni por bendiciones o aplausos , ni por maldiciones. De aquí es que el Señor Dios tuyo está contigo.
II Rey 14:17 Con que bien podrá suplicar tu esclava que la palabra del rey mi señor a favor de mi hijo, se cumpla a favor de Absalón, como un sacrificio acepto a Dios; porque mi señor rey es como un ángel de Dios, que no se mueve ni por bendiciones o aplausos , ni por maldiciones. De aquí es que el Señor Dios tuyo está contigo.
II Rey 14:25 No había en todo Israel hombre tan hermoso, ni de tan gallarda presencia como Absalón; desde la coronilla de la cabeza, no había en él el menor defecto.
II Rey 17:12 Y nos echaremos sobre David en cualquier lugar en que se hallare; y siendo nosotros tantos, lo cubriremos como el rocío que suele cubrir la tierra, no dejando con vida ni uno siquiera de los que lo siguen.
II Rey 17:13 Y si se metiere dentro de alguna ciudad, ceñirá todo Israel con maromas aquella ciudad, y lo arrastraremos hasta el torrente; de suerte que no quede de ella ni una piedrecita.
II Rey 17:22 Marchó, pues, David con toda su gente, y pasó el Jordán antes del amanecer, sin que quedase a la otra parte ni siquiera uno.
II Rey 18:3 Le respondieron: No debes venir de ningún modo, pues aun cuando los enemigos nos hagan huir, no habrán logrado gran cosa; ni aunque muera la mitad de nosostros, no quedarán muy satisfechos; porque tú sólo vales por diez mil. Así mejor es que te quedes en la ciudad para poder socorrernos.
II Rey 19:6 Amas a los que te aborrecen, y aborreces a los que te aman, y hoy has mostrado que nada se te da de tus capitanes, ni de tus soldados; y verdaderamente acabo de conocer ahora que si Absalón viviese y todos nosotros hubiésemos perecido, entonces estarías contento.
II Rey 19:7 Ahora, pues, ven y sal afuera, habla a tus soldados y manifiéstales que estás satisfecho de ellos; porque yo te juro por el Señor, que si tú no sales, ni un hombre solo ha de quedar contigo esta noche; y te hallarás en un peligro, el mayor de cuantos has tenido desde tu juventud hasta hoy.
II Rey 19:19 le dijo: No quieras castigar, señor, mi maldad, ni te acuerdes de las injurias recibidas de tu siervo el día que saliste, oh rey y señor mío, de Jerusalén , y no las conserves, oh rey, en tu corazón;
II Rey 19:24 También Mifiboset, hijo de Saúl, descendió al encuentro del rey, y en señal de dolor no se había lavado los pies, ni hecho la barba, ni mudado sus vestidos desde el día que salió el rey de Jerusalén , hasta que regresó felizmente.
II Rey 19:24 También Mifiboset, hijo de Saúl, descendió al encuentro del rey, y en señal de dolor no se había lavado los pies, ni hecho la barba, ni mudado sus vestidos desde el día que salió el rey de Jerusalén , hasta que regresó felizmente.
II Rey 20:1 Aconteció que se hallaba allí un hombre malvado, un hijo de Belial llamado Seba, hijo de Bocri, de la tribu de Benjamín; el cual tocó la trompeta, diciendo: Nada tenemos que hacer con David, ni que esperar cosa alguna del hijo de Isaí; vuélvete, Israel, a tu casa.
II Rey 20:20 Respondiendo Joab, dijo: No, lejos de mí tal cosa; no vengo yo para arruinar ni asolar.
II Rey 21:4 Le respondieron los gabaonitas: No es nuestra querella sobre plata ni oro, sino contra Saúl y su casa; ni pretendemos que muera ningún hombre de Israel. A los cuales replicó el rey: Pues, ¿qué queréis que haga por vosotros?
II Rey 21:4 Le respondieron los gabaonitas: No es nuestra querella sobre plata ni oro, sino contra Saúl y su casa; ni pretendemos que muera ningún hombre de Israel. A los cuales replicó el rey: Pues, ¿qué queréis que haga por vosotros?
II Rey 21:5 Respondieron ellos: Al hombre que nos oprimió y asoló tan inicuamente, debemos aniquilarlo de tal suerte, que ni uno siquiera quede de su linaje en todos los términos de Israel.
III Rey 1:6 Ni por eso su padre lo reprendió nunca, ni le dijo: ¿Por qué haces eso? Era Adonías de hermosísima presencia, y el segundo hijo después de Absalón.
III Rey 1:10 Mas no convidó al profeta Natán, ni a Banaías, ni a los militares más valientes ni a Salomón , su hermano.
III Rey 1:10 Mas no convidó al profeta Natán, ni a Banaías, ni a los militares más valientes ni a Salomón , su hermano.
III Rey 1:10 Mas no convidó al profeta Natán, ni a Banaías, ni a los militares más valientes ni a Salomón , su hermano.
III Rey 1:26 Mas a mí, tu siervo, ni al sumo sacerdote Sadoc, ni a Banaías, hijo de Joíada, como ni a tu siervo Salomón , no nos ha convidado.
III Rey 1:26 Mas a mí, tu siervo, ni al sumo sacerdote Sadoc, ni a Banaías, hijo de Joíada, como ni a tu siervo Salomón , no nos ha convidado.