Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

ni

Prov 17:21 Nacido parece el necio para ignominia suya; ni aún el mismo padre hallará gozo en el hijo insensato.
Prov 19:10 No corresponden al insensato las delicias; ni al siervo el mandar a los príncipes.
Prov 19:27 No te canses, hijo mío, de escuchar las advertencias, ni quieras ignorar las máximas juiciosas.
Prov 21:25 Los deseos consumen al perezoso, pues sus manos no quieren trabajar poco ni mucho.
Prov 22:22 No uses de prepotencia con el pobre, por lo mismo que es pobre; ni atropelles en juicio al deudor que nada tiene:
Prov 22:24 No tengas amistad con el hombre iracundo, ni te acompañes con el furioso,
Prov 23:6 No vayas a comer con el hombre envidioso, ni desees su mesa;
Prov 23:10 No cambies los linderos de los menores de edad, ni te metas en la herencia de los huérfanos;
Prov 23:20 No asistas a los convites de los borrachos, ni a las comilonas de aquellos que contribuyen para los banquetes;
Prov 23:23 Procura adquirir a toda costa la verdad, y nunca te desprendas de la sabiduría, de la doctrina, ni de la inteligencia.
Prov 24:1 No envidies a los hombres malos, ni desees estar en su compañía;
Prov 24:15 No andes acechando ni buscando delitos en casa del justo, no perturbes su reposo;
Prov 24:17 No te alegres de la caída de tu enemigo, ni se regocige tu corazón en su ruina,
Prov 24:19 No porfíes con los malvados; ni tengas envidia de los impíos;
Prov 24:28 No seas, sin motivo, testigo contra tu prójimo; ni adules a nadie con tu hablar.
Prov 25:6 No hagas del grande delante del rey, ni te asientes en el lugar de los magnates;
Prov 27:10 No te deshagas de tu amigo, ni del amigo de tu padre; y cuando te vieres en aflicción, no vayas a la casa de tu hermano; pues más sirve el vecino que está cerca, que un hermano desviado.
Prov 30:2 Yo soy el más ignorante de los hombres, ni tengo sabiduría humana.
Prov 30:3 No he aprendido la sabiduría, ni he entendido por mí mismo la ciencia de los santos.
Prov 30:8 Aleja de mí la vanidad y las palabras mentirosas. No me des ni mendiguez ni riquezas; dame solamente lo necesario para vivir,
Prov 30:8 Aleja de mí la vanidad y las palabras mentirosas. No me des ni mendiguez ni riquezas; dame solamente lo necesario para vivir,
Prov 31:3 No entregues tu sustancia o bienes a las mujeres, ni emplees tus riquezas en lo que es la ruina de los reyes.
Ecle 1:8 Todas las cosas del mundo son difíciles: no puede el hombre comprenderlas ni explicarlas con palabras. Nunca se harta el ojo de mirar, ni el oído de oír cosas nuevas.
Ecle 1:8 Todas las cosas del mundo son difíciles: no puede el hombre comprenderlas ni explicarlas con palabras. Nunca se harta el ojo de mirar, ni el oído de oír cosas nuevas.
Ecle 1:10 Nada es nuevo en este mundo; ni puede nadie decir: He aquí una cosa nueva; porque ya existió en los siglos anteriores a nosotros.
Ecle 2:10 En suma, nunca negué a mis ojos nada de cuanto desearon; ni vedé a mi corazón el que gozase de todo género de deleites, y se recrease en las cosas que tenía yo preparadas; antes bien juzgué ser esta mi suerte el disfrutar de mi trabajo o industria.
Ecle 2:23 Llenos están de dolor y de amargura todos sus días; ni aún por la noche goza de reposo su alma. ¿Y no es esto una suma de vanidad o miseria?
Ecle 3:14 He visto que todas las cosas que ha creado Dios, duran perpetuamente; ni podemos añadir ni quitar nada de lo que Dios hizo para ser temido y adorado.
Ecle 3:14 He visto que todas las cosas que ha creado Dios, duran perpetuamente; ni podemos añadir ni quitar nada de lo que Dios hizo para ser temido y adorado.
Ecle 4:3 y juzgué más feliz que unos y otros al hombre que todavía está por nacer, ni ha visto los males que se hacen debajo del sol.
Ecle 4:8 Un hombre solo que no tiene heredero, ni hijo ni hermano; y sin embargo no cesa de afanarse, ni se hartan de bienes sus ojos; ni le ocurre el preguntarse a sí mismo: ¿Yo para quién trabajo? ¿Y por qué me privo del uso de estos bienes? Vanidad es ésta también y aflicción grandísima del ánimo.
Ecle 4:8 Un hombre solo que no tiene heredero, ni hijo ni hermano; y sin embargo no cesa de afanarse, ni se hartan de bienes sus ojos; ni le ocurre el preguntarse a sí mismo: ¿Yo para quién trabajo? ¿Y por qué me privo del uso de estos bienes? Vanidad es ésta también y aflicción grandísima del ánimo.
Ecle 4:8 Un hombre solo que no tiene heredero, ni hijo ni hermano; y sin embargo no cesa de afanarse, ni se hartan de bienes sus ojos; ni le ocurre el preguntarse a sí mismo: ¿Yo para quién trabajo? ¿Y por qué me privo del uso de estos bienes? Vanidad es ésta también y aflicción grandísima del ánimo.
Ecle 4:8 Un hombre solo que no tiene heredero, ni hijo ni hermano; y sin embargo no cesa de afanarse, ni se hartan de bienes sus ojos; ni le ocurre el preguntarse a sí mismo: ¿Yo para quién trabajo? ¿Y por qué me privo del uso de estos bienes? Vanidad es ésta también y aflicción grandísima del ánimo.
Ecle 5:1 No hables nada inconsideradamente, ni sea ligero tu corazón en proferir palabras indiscretas delante de Dios, porque Dios es el Señor que está en los cielos, y tú un vil gusano sobre la tierra. Sean, pues, pocas y muy medidas tus palabras.
Ecle 6:5 sin haber visto jamás el sol, ni conocido la diferencia del bien y del mal.
Ecle 7:16 No quieras ser demasiado justo, ni saber más de lo que conviene, no sea que vengas a parar en estúpido.
Ecle 7:17 No multipliques pecados sobre pecados, ni quieras ser insensato difiriendo la enmienda; no sea que te coja la muerte antes de tiempo.
Ecle 8:3 Tú no te apresures a retirarte de su presencia, ni perseveres en el pecado; porque hará todo lo que quisiere, y te castigará como mereces.
Ecle 8:4 Pues su palabra es muy poderosa; ni puede alguno decirle ¿por qué haces esto?
Ecle 8:8 No está en poder del hombre el retener el espíritu o prolongar su vida; ni tiene potestad alguna sobre el día de su muerte; ni se le dan treguas en aquella guerra que lo amenaza. No le valdrá al impío su impiedad en aquel trance.
Ecle 8:8 No está en poder del hombre el retener el espíritu o prolongar su vida; ni tiene potestad alguna sobre el día de su muerte; ni se le dan treguas en aquella guerra que lo amenaza. No le valdrá al impío su impiedad en aquel trance.
Ecle 8:13 ¡Ah!, no haya bien para el impío, ni sean prolongados los días de su vida; antes bien pasen como sombra los que no temen la presencia del Señor.
Ecle 8:16 Y apliqué mi corazón para aprender la sabiduría a fin de conocer la causa de esta disipación de ánimo en los que moran la tierra. Hombre hay que ni de día ni de noche admite en sus ojos al sueño.
Ecle 8:16 Y apliqué mi corazón para aprender la sabiduría a fin de conocer la causa de esta disipación de ánimo en los que moran la tierra. Hombre hay que ni de día ni de noche admite en sus ojos al sueño.
Ecle 9:4 No hay hombre que viva siempre, ni que pueda presumirse esto. Con todo, hasta el perro, que vive, vale siempre más que el mismo león ya muerto;
Ecle 9:5 pues los vivos saben que han de morir, y pueden disponerse; pero los muertos no saben ya nada ni están en estado de merecer, y su memoria ha quedado sepultada en el olvido.
Ecle 9:6 Asimismo el amor, y el odio, y las envidias se acabarán con ellos, y no tendrán ya parte ninguna en este siglo, ni en cuanto pasa debajo del sol.
Ecle 9:10 Todo cuanto pudieres hacer de bueno, hazlo sin perder tiempo; puesto que ni obra, ni pensamiento, ni sabiduría, ni ciencia ha lugar en el sepulcro, hacia el cual vas corriendo.
Ecle 9:10 Todo cuanto pudieres hacer de bueno, hazlo sin perder tiempo; puesto que ni obra, ni pensamiento, ni sabiduría, ni ciencia ha lugar en el sepulcro, hacia el cual vas corriendo.