Prov 30:14
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Otra casta de hombres que tienen unos dientes como cuchillos, y despedazan con sus quijadas, y se tragan los desvalidos de la tierra, y los pobres de entre los hombres.
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Ecle 1:13
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y propuse en mi corazón inquirir e investigar curiosamente acerca de todas las cosas que suceden debajo del sol. Esta ocupación penosísima ha dado Dios a los hijos de los hombres, para que trabajen en ella.
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Ecle 2:3
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En seguida resolví en mi interior el negar a mi cuerpo el uso del vino y demás deleites, para dedicar mi ánimo a la sabiduría y evitar el error, hasta experimentar qué cosa sería la más útil a los hijos de los hombres; o en qué deben emplearse en este mundo en los pocos días que vivían en él.
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Ecle 2:8
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Amontoné plata y oro, y los tesoros de los reyes y de las provincias que sujetó mi padre. Escogí para mi palacio cantores o músicos, y cantoras, y cuanto sirve de deleite a los hijos de los hombres; vasos y jarros preciosos para servir el vino en mi mesa.
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Ecle 3:10
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He visto la pena que ha dado Dios a los hijos de los hombres para su tormento.
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Ecle 3:11
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Todas las cosas que hizo Dios son buenas, usadas a su tiempo; y el Señor entregó al mundo a las vanas disputas de los hombres; de suerte que ninguno de ellos puede entender perfectamente las obras que Dios creó desde el principio hasta el fin.
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Ecle 3:18
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Dije también en mi corazón acerca de los hijos de los hombres, que Dios los probaba y humillaba su orgullo, con hacer ver que son parecidos a las bestias.
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Ecle 4:4
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Pasé también a contemplar todas las obras o destinos de los hombres; y advertí que sus habilidades están expuestas a la envidia del prójimo, y que así aun en esto hay vanidad y cuidados inútiles.
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Ecle 4:15
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He visto yo a todos los hombres que viven debajo del sol acompañar al joven príncipe que ha de suceder al padre.
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Ecle 7:2
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Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del festín; pues en aquélla se recuerda el paradero de todos los hombres, y el que vive considera lo que le ha de suceder un día.
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Ecle 7:11
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La sabiduría con riquezas es más útil, y aprovecha más a los otros hombres.
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Ecle 7:27
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Esto es lo que hallé, dijo el Eclesiastés, habiendo recorrido una cosa tras otra, para averiguar la razón de la pérdida de tantos hombres;
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Ecle 7:28
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razón que aún anda buscando mi alma, sin haberla podido descubrir; a saber, porque entre mil hombres hallé uno, y ninguna entre las mujeres todas.
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Ecle 8:11
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Y sucede que los hijos de los hombres, viendo que no se pronuncia luego la sentencia contra los malos, cometen la maldad sin temor alguno.
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Ecle 9:3
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Esta es la cosa más intrincada y peligrosa de todas cuantas pasan debajo del sol, el ver que todos están sujetos a los mismos azares, de donde nace que los corazones de los hijos de los hombres se llenan de malicia y de orgullo durante su vida, y después de esto son llevados a los infiernos.
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Ecle 9:12
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Ni sabe el hombre su fin; sino que como los peces se prenden con el anzuelo, y como las aves caen en el lazo, así los hombres son sorprendidos de la adversidad, que los sobrecoge de repente.
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Ecle 12:4
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y se cerrarán los labios, puertas que son de la calle, por la voz débil de la lengua que hace el oficio del que muele; e insomnes los hombres se levantarán a la voz de un pájaro, y quedarán sordas sus orejas, que son las que perciben el canto o la armonía.
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Cant 2:3
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Como el manzano entre árboles silvestres y estériles, así es mi amado entre los hijos de los hombres. Me senté a la sombra del que tanto había yo deseado, y su fruto es muy dulce al paladar mío.
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Sab 3:4
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Y si delante de los hombres han padecido tormentos, su esperanza está llena o segura de la feliz inmortalidad.
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Sab 4:1
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¡Oh cuán bella es la generación casta con esclarecida virtud! Inmortal es su memoria, y en honor delante de Dios y de los hombres.
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Sab 7:14
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pues es un tesoro infinito para los hombres, que a cuantos se han valido de él, los ha hecho partícipes de la amistad de Dios y recomendables por los dones de la doctrina que han enseñado.
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Sab 7:20
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las naturalezas de los animales, y la bravura de las fieras; la violencia de los vientos, y las inclinaciones de los hombres; la variedad de las plantas, y las virtudes de las raíces.
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Sab 7:23
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amador de los hombres, benigno, estable, constante, seguro, el cual lo puede todo, todo lo prevé y que abarca en sí todos los espíritus, inteligente, puro y sutil.
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Sab 8:7
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Y si alguno ama la justicia o santidad de vida, frutos son de los trabajos u obras de esta sabiduría las grandes virtudes; por ser ella la que enseña la templanza, la prudencia, y la justicia, y la fortaleza, que son las cosas más útiles a los hombres en esta vida.
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Sab 9:6
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Porque aun cuando alguno de entre los hijos de los hombres fuese un varón consumado, si se ausentare de él tu sabiduría, no valdría nada.
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Sab 9:13
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Porque ¿quién de los hombres podrá saber los consejos de Dios?; ¿o quién podrá averiguar qué es lo que Dios quiere?
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Sab 9:18
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con que sean enderezados los caminos de los moradores de la tierra, y aprendan los hombres las cosas que a ti placen?
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Sab 10:8
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Así es que aquellos que dieron de mano a la sabiduría, no solamente vinieron a desconocer la virtud, sino que dejaron a los hombres memoria de su necedad, de manera que no pudieron encubrir los pecados que cometieron.
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Sab 11:24
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Pero tú tienes misericordia de todos, por lo mismo que todo lo puedes, y disimulas los pecados de los hombres, a fin de que hagan penitencia.
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Sab 12:8
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Mas aún a estos malvados, por ser hombres, les tuviste alguna compasión, y les enviaste avispas, a manera de batidores de tu ejército, para que los exterminasen poco a poco.
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Sab 12:12
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Porque quién te dirá a ti: ¿Por qué has hecho eso?, ¿o quién se opondrá a tus juicios?, ¿o quién se presentará ante ti para defender a hombres malvados?, ¿o quién te hará cargos por haber exterminado las naciones que tú creaste?
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Sab 13:1
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Vanidad, y no más, son ciertamente todos los hombres en quienes no se halla la ciencia de Dios; y que por los bienes visibles no llegaron a entender al Ser Supremo, ni considerando las obras reconocieron al artífice de ellas;
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Sab 13:10
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Pero malaventurados son y fundan en cosas muertas sus esperanzas aquellos que llamaron dioses a las obras de la mano de los hombres, al oro y a la plata, labrados con arte, o a las figuras de los animales o a una piedra inútil, obra de mano antigua.
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Sab 14:5
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Pero a fin de que no quedasen inútiles las obras de tu sabiduría, por eso es que los hombres fían sus vidas a un débil leño, y atravesando el mar sobre un barco llegan a salvamento.
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Sab 14:11
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Y por eso no se perdonará a los mismos ídolos de las naciones; por cuanto a las criaturas de Dios se las hizo servir a la abominación, y de tentación para las almas de los hombres, y de lazo para los pies de los insensatos.
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Sab 14:14
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Sobrevino en la tierra la vanidad de los hombres; y con esto se tuvo por muy pronta la muerte de ellos.
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Sab 14:17
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Y así hacían traer desde lejos los retratos de aquellos a quienes podían los hombres honrar personalmente por estar distantes; y expo-nían a la vista de todos la imagen del rey a quien querían tributar honores, a fin de reverenciarle con su culto, como si estuviera presente.
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Sab 14:21
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Y he aquí cómo se precipitó en el error el género humano; pues los hombres, o por satisfacer a un particular afecto suyo o por congraciarse con los reyes, dieron a las piedras y leños el nombre incomunicable de Dios.
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Sab 14:31
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Que no es el poder de aquellos ídolos por quienes juran, sino la divina venganza contra los pecadores la que persigue siempre la prevaricación de los hombres injustos.
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Sab 16:7
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Y esta insignia quien miraba, quedaba sano; no por virtud del objeto que veía sino por ti, ¡oh Salvador de todos los hombres!
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Sab 16:26
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a fin de que tus hijos, ¡oh Señor!, de ti tan amados, reconociesen que no tanto son los frutos naturales los que alimentan a los hombres; sino que tu palabra es la que sustenta a los que creen en ti."
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Ecli 1:37
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No seas hipócrita delante de los hombres, ni ocasiones con tus labios tu propia ruina.
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Ecli 2:5
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Pues al modo que en el fuego se prueba el oro y la plata, así los hombres gratos a Dios se prueban en la fragua de la tribulación.
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Ecli 2:11
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Contemplad, hijos, las generaciones de los hombres; y veréis cómo ninguno que confió en el Señor quedó burlado.
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Ecli 2:15
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¡Ay de los hombres de corazón flojo y tibio que no confían en Dios!, que por lo mismo, no serán de él protegidos.
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Ecli 2:22
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diciendo entre sí: Si no hacemos penitencia, caeremos en las manos del Señor y no en manos de los hombres.
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Ecli 3:19
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Hijo, has tus cosas con mansedumbre; y sobre ser alabado, serás amado de los hombres.
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Ecli 6:21
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¡Oh cuán sumamente áspera es la sabiduría para los hombres necios! No permanecerá en su estudio el insensato.
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Ecli 7:17
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No te alistes en la turba de los hombres indisciplinados o pecadores.
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Ecli 9:17
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No te agraden las violencias que cometen los hombres injustos; tú sabes que jamás en toda su vida puede agradar el impío.
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