I Rey 22:12
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Envió luego el rey a llamar al sumo sacerdote Aquimelec, hijo de Aquitob, y a todos los sacerdotes de la casa de su padre, que se hallaban en Nobe; los cuales vinieron todos a presentarse al rey.
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I Rey 22:15
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A lo que respondió Aquimelec: ¿Y quién hay entre todos tus criados tan leal como David, yerno del rey, pronto a tus órdenes y respetado en toda tu casa?
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I Rey 22:16
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¿Es por ventura hoy la primera vez que yo he consultado por él a Dios? Lejos de mí otra idea; no sospeche el rey tal cosa ni de mí, su siervo, ni de toda la casa de mi padre; porque tu siervo no sabe nada de ese negocio de conjuración.
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I Rey 22:17
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Dijo el rey: Morirás sin falta, Aquimelec, tú y toda la casa de tu padre.
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I Rey 22:23
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Le respondió David a Abiatar: Bien conocí yo aquel día que estando allí Doeg, idumeo, se lo contaría a Saúl; yo soy el culpado en la muerte de toda la casa de tu padre.
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I Rey 23:19
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Renovaron entonces los dos su alianza en presencia del Señor; y David se quedó en el bosque, pero Jonatás volvió a su casa.
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I Rey 24:21
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júrame por el Señor que no extinguirás mi descendencia después de mi muerte, ni borrarás mi nombre de la casa de mi padre.
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I Rey 24:22
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Y se lo juró David. Con lo cual se retiró Saúl a su casa; pero David y los suyos subieron a lugares más seguros.
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I Rey 25:1
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Habiendo muerto Samuel, se congregó todo Israel a celebrar con lágrimas sus exequias, y lo sepultaron en el sepulcro de su casa en Rámata. David entonces pasó al desierto de Farán.
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I Rey 25:5
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envió diez jóvenes, diciéndoles: Subid al Carmelo, e id a casa de Nabal; saludadle de mi parte cortésmente,
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I Rey 25:6
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y decidle: La paz o felicidad sea con mis hermanos y contigo, y paz a tu casa, y paz a todas cuantas cosas tienes.
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I Rey 25:17
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Por tanto considera y reflexiona lo que debes hacer; porque está para caer sobre tu marido y sobre tu casa una gran desgracia; ese amo nuestro es un hijo de Belial, tan violento que nadie se atreve a hablarle.
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I Rey 25:28
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Perdóname, mi señor, a tu sierva ese pecado de Nabal; porque seguramente edificará el Señor para ti una casa estable, por cuanto tú, dueño mío, peleas por el Señor; no se halle, pues, culpa ninguna en ti, en todos los días de tu vida.
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I Rey 25:34
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Que si no, juro, por el Señor Dios de Israel, el cual me ha prohibido hacerte daño, que a no venir tú tan presto a encontrarme, no hubiera quedado en casa de Nabal, de hoy a mañana, cosa con vida, ni siquiera un perro.
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I Rey 25:35
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En fin, recibió David de su mano todo lo que había traído, y le dijo: Vuélvete en paz a tu casa; ya ves que he hecho lo que me has pedido, y que lo he hecho por consideración a ti.
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I Rey 25:36
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Con esto volvió Abigaíl a Nabal, y lo halló celebrando en su casa un convite como banquete de rey; y el corazón de Nabal rebosaba de alegría, pues estaba atestado de vino; y así no le habló palabra chica ni grande hasta la mañana.
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I Rey 26:25
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Por último dijo Saúl a David: Bendito seas, hijo mío David; sin duda ejecutarás tus grandes empresas, y será grande tu poder. Después David se fue por su camino, y Saúl volvió a su casa.
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I Rey 27:6
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Con esto, le dio Aquis en aquel día la ciudad de Siceleg; y por esta casa vino a ser Siceleg de los reyes de Judá, los cuales la poseen hasta el presente.
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I Rey 28:8
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Se disfrazó luego, y mudado el traje se puso en camino, acompañado de dos hombres. Fue de noche a casa de la mujer, y le dijo: Adivíname por el espíritu de Pitón, y hazme aparecer quien yo te dijere.
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I Rey 28:24
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Tenía la mujer en casa un ternero cebado, y fue corriendo y lo mató; y tomando harina, la amasó, y coció unos panes sin levadura;
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II Rey 1:12
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Y plañeron y lloraron, y ayunaron hasta la tarde por amor de Saúl y de Jonatás, su hijo, y del pueblo del Señor, y de la casa de Israel, porque habían sido pasados a cuchillo.
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II Rey 2:4
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a donde acudieron los varones o ancianos de Judá, y allí lo ungieron por rey de la casa de Judá. Supo entonces David que los de Jabes de Galaad habían dado sepultura a Saúl;
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II Rey 2:7
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Buen ánimo, y cobrad aliento; porque aunque ha muerto Saúl, vuestro señor, la casa de Judá me ha ungido a mí por su rey.
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II Rey 2:11
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El tiempo que habitó David en Hebrón, reinando sobre la casa de Judá, fue de siete años y seis meses.
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II Rey 3:1
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Duró, pues, largo tiempo la lucha entre la casa de Saúl y la casa de David. Pero David iba siempre adelantado, y haciéndose más fuerte, mientras que la casa de Saúl iba decayendo cada día.
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II Rey 3:1
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Duró, pues, largo tiempo la lucha entre la casa de Saúl y la casa de David. Pero David iba siempre adelantado, y haciéndose más fuerte, mientras que la casa de Saúl iba decayendo cada día.
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II Rey 3:1
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Duró, pues, largo tiempo la lucha entre la casa de Saúl y la casa de David. Pero David iba siempre adelantado, y haciéndose más fuerte, mientras que la casa de Saúl iba decayendo cada día.
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II Rey 3:6
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Continuando, pues, la guerra entre la casa de Saúl y la de David, gobernaba Abner, hijo de Ner, la casa de Saúl.
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II Rey 3:6
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Continuando, pues, la guerra entre la casa de Saúl y la de David, gobernaba Abner, hijo de Ner, la casa de Saúl.
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II Rey 3:8
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¿Cómo te has acercado a la mujer secundaria, viuda de mi padre? Mas él, sumamente indignado por esas palabras de Isboset, respondió: ¿Acaso valgo yo tan poco como un vil perro contra la tribu de Judá; yo que he sostenido la casa de Saúl, tu padre, y a sus hermanos y allegados, y no he querido entregarte en manos de David? Y en pago de esto, ¿vas buscando ahora cómo hacerme cargos por razón de una mujer?
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II Rey 3:10
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Esto es, el trasladar el reino de la casa de Saúl a la suya, y alzar el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Bersabee.
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II Rey 3:29
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Caiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre; no falte jamás de la casa de Joab un flujo vergonzoso que los vuelva estériles, como ni tampoco leprosos, y hombres que lleven rueca en vez de espada, y haya siempre quienes mueran a cuchillo, y gentes que vayan mendigando el pan.
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II Rey 3:29
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Caiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre; no falte jamás de la casa de Joab un flujo vergonzoso que los vuelva estériles, como ni tampoco leprosos, y hombres que lleven rueca en vez de espada, y haya siempre quienes mueran a cuchillo, y gentes que vayan mendigando el pan.
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II Rey 4:5
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Marcharon, pues, los hijos de Remmón berotita, Recab y Baana, y entraron en la mayor fuerza del sol en casa de Isboset, el cual estaba sobre su cama durmiendo la siesta. La portera de la casa, limpiando trigo, se había quedado dormida.
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II Rey 4:5
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Marcharon, pues, los hijos de Remmón berotita, Recab y Baana, y entraron en la mayor fuerza del sol en casa de Isboset, el cual estaba sobre su cama durmiendo la siesta. La portera de la casa, limpiando trigo, se había quedado dormida.
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II Rey 4:6
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Con esto Recab y Baana, su hermano, entraron sin ser vistos en la casa, tomando en la mano unas espigas de trigo e hirieron a Isboset en la ingle, y se escaparon.
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II Rey 4:11
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¿cuánto más, oh hombres malvados, que habéis asesinado a un inocente dentro de su misma casa, sobre su cama, he de vengar yo ahora su sangre en vosotros que la habéis derramado con vuestras manos, y extirparos de la tierra?
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II Rey 5:11
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Además Hiram, rey de Tiro, envió embajadores a David y le remitió maderas de cedro, y carpinteros y canteros para levantar edificios; y fabricaron la casa de David.
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II Rey 6:3
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Y pusieron el arca de Dios en un carro nuevo sacándola de casa de Abinadab, que habitaba en Gabaa; siendo Oza y Ahío, hijos de Abinadab, los que iban guiando el carro nuevo.
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II Rey 6:4
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Luego que sacaron el arca de Dios de la casa de Abinadab, en cuya custodia estaba en Gabaa, Ahío iba delante del arca .
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II Rey 6:9
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Por lo que David concibió en aquel día un gran temor al Señor, y dijo: ¿Cómo ha de ir a mi casa el arca del Señor?
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II Rey 6:10
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Y así no quiso que se llevase el arca del Señor a su casa en la Ciudad de David, sino que la trasladó a casa del levita Obededom, geteo.
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II Rey 6:10
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Y así no quiso que se llevase el arca del Señor a su casa en la Ciudad de David, sino que la trasladó a casa del levita Obededom, geteo.
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II Rey 6:11
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Estuvo, pues, el arca en casa de Obededom de Get tres meses y bendijo el Señor a Obededom y toda su casa.
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II Rey 6:11
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Estuvo, pues, el arca en casa de Obededom de Get tres meses y bendijo el Señor a Obededom y toda su casa.
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II Rey 6:12
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Dieron luego aviso al rey David de que el Señor había echado la bendición sobre Obededom y sobre todas sus cosas, por causa del arca de Dios. Fue, pues, David, y trasladó el arca de Dios de la casa de Obededom a la Ciudad de David con gran regocijo; e iban junto a David siete coros de músicos y un becerro para el sacrificio.
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II Rey 6:15
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y de este modo acompañado de toda la casa de Israel, conducía el arca del Testamento del Señor con júbilo y al son de las trompetas o clarines.
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II Rey 6:19
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Y distribuyó a toda la muchedumbre de israelitas que le habían acompañado, tanto a hombres como a mujeres, a cada persona una torta de pan, un pedazo de carne de buey asada, y flor de harina frita en aceite. Con esto se retiró toda la gente, cada cual a su casa.
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II Rey 7:1
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Estando ya el rey David de asiento en su casa, y habiéndole concedido el Señor paz por todas partes con todos sus enemigos,
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II Rey 7:2
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dijo al profeta Natán: ¿No reparas que yo habito en una casa de cedro, mientras el arca de Dios está debajo de pieles?
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