PORQUE mirad que no se ha encogido la mano del Señor, para que ella no pueda salvar; ni se le han entupido sus oídos, para no poder oír vuestros clamores;

2 sino que vuestras iniquidades han puesto un muro de separación entre vosotros y vuestro Dios; y vuestros pecados le han hecho volver su rostro de vosotros para no escucharos. 3 Porque manchadas están de sangre vuestras manos, y llenos de iniquidad vuestros dedos; y no pronuncian más que la mentira vuestros labios, y sólo habla palabras de iniquidad vuestra lengua.

4 No hay quien clame por la justicia; no hay quien juzgue con verdad; sino que todos ponen su confianza en la nada, y tienen en su boca la vanidad. Concibieron o idearon el trabajo o daño del prójimo, y parieron la iniquidad.

5 Han hecho abrir los huevos de áspides, y con sus afanes tejieron telas de araña; quien de dichos huevos comiere, morirá; y una víbora es lo que saldrá si hubiere empollado alguno.

6 No serán buenas para vestidos las telas de ellos; ni podrán cubrirse con sus labores; los trabajos que hagan son trabajos inútiles; pues obra de iniquidad es la que tienen entre manos. 7 Sus pies corren a la maldad y se apresuran a derramar la sangre inocente; pensamientos nocivos son todos sus pensamientos. Por doquiera que pasan, dejan la desolación y el quebranto.

8 No conocen la senda de la paz, y sus pasos no van enderezados hacia la justicia; torcidos son sus senderos, y cualquiera que anda por ellos no sabe qué cosa es paz.

9 Por eso se alejó de nosotros el juicio recto, y no nos abrazará en su seno la justicia; esperamos la luz y he aquí que nos hallamos con las tinieblas; la claridad del día, y caminamos a oscuras. 10 Vamos palpando en la pared como ciegos; y andamos a tientas como si no tuviéramos ojos; en medio del día tropezamos como si estuviésemos en medio de la noche; estamos en oscuros lugares como los muertos en los sepulcros. 11 Como osos rugimos todos nosotros; y meditando nuestros pecados gemimos como palomas. Esperamos la justicia, y ella no parece; que llegue la salud y ésta se alejó de nosotros. 12 Y es que nuestras maldades, oh Señor, se han multiplicado en tu presencia, y están atestiguando contra nosotros nuestros pecados; puesto que permanecen en nosotros nuestras iniquidades, y conocemos bien nuestros crímenes. 13 Pecado hemos y mentido contra el Señor, y hemos vuelto las espaldas por no seguir a nuestro Dios, y sí para calumniar y cometer maldades; concebimos y proferimos del corazón palabras de mentira. 14 Y así es que el recto juicio se volvió atrás, y la justicia se paró a lo lejos de nosotros, hemos visto que la verdad ha ido por tierra en el foro, o tribunales, y que no ha hallado entrada. 15 Y la verdad fue puesta en olvido; y quedó oprimido o hecho presa de los malvados aquel que se apartó del mal. Vio esto el Señor y le hirió en los ojos el que ya no hubiese justicia.

16 Y vio que no quedaba hombre de bien; y se pasmó de no encontrar quien se pusiese por medio; y halló en su mismo brazo la salud y su justicia fue la que le fortaleció. 17 Se armó de la justicia como de una coraza, y se puso en la cabeza el yelmo de la salud; la venganza es el ropaje con que se viste, y el celo es el manto con que se cubre.

18 Saldrá preparado para vengarse y para descargar el merecido enojo sobre sus enemigos, y dar el justo pago a sus adversarios; él tratará a las islas o naciones según su merecido. 19 Con esto temerán el Nombre santo del Señor los pueblos que están al occidente, y los del oriente venerarán su gloria y majestad; cuando venga como un río impetuoso impelido del espíritu del Señor, 20 y llegue el redentor que ha de redimir a Sión, y aquellos hijos de Jacob que se convierten del pecado, dice el Señor.

21 Y éste es mi nuevo pacto con ellos, dice el Señor: El espíritu mío que está en ti, y las palabras mías que puse yo en tu boca, no se apartarán de tus labios, dice el Señor, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de tus nietos, desde ahora para siempre.
Pater
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