ahora, oh Señor todopoderoso, Dios de Israel, a ti dirige sus clamores el alma mía angustiada y mi espíritu acongojado.
Atiende, ¡oh Señor!, y ten piedad, pues tú eres un Dios de misericordia, y apiádate de nosotros, porque hemos pecado en tu presencia.
Pues tú, oh Señor, permaneces eternamente; y nosotros tus hijos, ¿habremos de perder para siempre?
¡Oh Señor todopoderoso, Dios de Israel!, escucha ahora la oración de los muertos de Israel, de los israelitas atribulados y de los hijos de aquéllos los cuales pecaron delante de ti, y no quisieron escuchar la voz del Señor Dios suyo, por cuyo motivo se han apegado a nosotros todos los males.
No quieras acordarte de las maldades de nuestros padres; acuérdate, sí, en esta oración de tu poder y de tu santo Nombre.
Porque tú eres el Señor Dios nuestro; y nosotros, ¡oh Señor!, te tributaremos la alabanza;
pues por eso has llenado de temor nuestros corazones, a fin de que invoquemos tu santo Nombre, y te alabemos en nuestra cautividad; puesto que detestamos ya la iniquidad de nuestros padres que pecaron en tu presencia.
Y he aquí que permanecemos nosotros en nuestro cautiverio, en donde nos tienes tú dispersos, para que seamos el escarnio, la maldición y la condenación de los pecadores, en pena de todas las maldades de nuestros padres, los cuales se alejaron de ti, ¡oh Señor Dios nuestro!
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Escucha, ¡oh Israel!, los mandamientos de vida: Aplica tus oídos para aprender la prudencia.
¿Cuál es el motivo, oh Israel, de que estés tú en la tierra de enemigos?,
¿y de que hayas envejecido en país extranjero, te hayas contaminado entre los muertos, y de que ya se te cuente en el número de los que descienden al sepulcro?
¡Ah!, es por haber tú abandonado la fuente de la sabiduría.
Porque si hubieses andado por la senda de Dios, hubieras vivido ciertamente en paz o felicidad perdurable.
Aprende, pues, dónde está la sabiduría, donde está la fortaleza, donde está la inteligencia, para que sepas así también donde está la vida larga y el sustento, y donde está la luz de los ojos del alma, y la paz o felicidad verdadera.
¿Quién halló el lugar en que ella habita? ¿Y quién penetró en sus tesoros?
¿Dondé están los príncipes de las naciones y aquellos que dominaban las bestias de la tierra?
¿Aquellos que jugaban o se enseñoreaban de las aves del cielo?
¿Aquellos que atesoraban plata y oro, en que ponen los hombres su confianza, y en cuya adquisición jamás acaban de saciarse; aquellos que hacían labrar muebles de plata, y andaban afanados, sin poner término a sus empresas?
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Exterminados fueron y descendieron a los infiernos; y su puesto lo ocuparon otros.
Estos jóvenes vieron la luz, y habitaron sobre la tierra como sus padres; pero desconocieron también el camino de la sabiduría;
y no comprendieron sus veredas, ni sus hijos la abrazaron; se alejó de la presencia de ellos.
No se oyó palabra de ella en la tierra de Canaán, ni fue vista en Temán.
Asimismo los hijos de Agar, que van en busca de la prudencia o sabiduría que procede de la tierra, y los negociantes de Merra y de Temán y los autores de fábulas instructivas, y los investigadores de la sabiduría e inteligencia, desconocieron igualmente el camino de la verdadera sabiduría, y no hicieron mención de sus veredas.
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¡Oh Israel, cuán grande es la casa de Dios y cuán espacioso el lugar de su dominio!
Grandísimo es y no tiene término, excelso es e inmenso.
Allí vivieron aquellos famosos gigantes, que hubo al principio del mundo, de gran estatura, diestros en la guerra.
No fueron éstos escogidos por el Señor; no hallaron éstos la senda de la doctrina, por lo tanto perecieron.
Porque no tuvieron sabiduría, perecieron por su necedad."
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¿Quién subió al cielo, y la tomó, y la trajo de encima de las nubes?"
¿Quién atravesó los mares, y pudo hallarla, y la trajo con preferencia al oro purísimo?"
No hay nadie que pueda conocer los caminos de ella, ni investigar las veredas por donde anda."
Mas aquel Señor que sabe todas las cosas, la conoce y la manifiesta con su prudencia; aquel que fundó la tierra para que subsista eternamente, y la llenó de ganados y de cuadrúpedos;"
aquel que despide la luz, y ella marcha al instante; y la llama, y ella obedece luego, temblando de respeto."
Las estrellas difundieron su luz en sus estaciones, y se llenaron de alegría,"
fueron llamadas, y al instante respondieron: Aquí estamos; y resplandecieron, gozosas de servir al Señor que las creó."
Este es nuestro Dios, y ningún otro será reputado por tal en su presencia."
Este fue el que dispuso todos los caminos de la doctrina o sabiduría, y el que la dio a su siervo Jacob y a Israel su amado."
Después de tales cosas, él se ha dejado ver sobre la tierra, y ha conversado con los hombres."
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