Hech 13:28
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cuando no hallando en él ninguna causa de muerte, no obstante pidieron a Pilatos que le quitase la vida.
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Hech 22:4
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Yo perseguí de muerte a los de esta nueva doctrina, aprisionando y metiendo en la cárcel a hombres y a mujeres,
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Hech 22:20
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y mientras se derramaba la sangre de tu testigo, o mártir, Esteban, yo me hallaba presente, consintiendo en su muerte y guardando la ropa de los que le mataban.
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Hech 23:29
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Allí averigüé que es acusado sobre cuestiones de su ley de ellos; pero que no ha cometido ningún delito digno de muerte o de prisión.
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Hech 25:11
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que si en algo les he ofendido, o he hecho alguna cosa por la que sea reo de muerte, no rehúso morir; pero si no hay nada de cuanto éstos me imputan, ninguno tiene derecho para entregarme a ellos. Apelo a César.
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Hech 25:15
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sobre lo cual estando yo en Jerusalén , recurrieron a mí los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo que fuese condenado a muerte.
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Hech 25:25
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Mas yo he averiguado que nada ha hecho que mereciese la muerte. Pero habiendo él mismo apelado a Augusto he determinado remitírsele.
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Hech 26:10
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como ya lo hice en Jerusalén , donde no sólo metí a muchos de los santos, o fieles, en las cárceles, con poderes que para ello recibí de los príncipes de los sacerdotes, sino que siendo condenados a muerte yo di también mi consentimiento.
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Hech 26:23
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es a saber, que Cristo había de padecer la muerte, y que sería el primero que resucitaría de entre los muertos, y había de mostrar la luz de la buena nueva a este pueblo y a los gentiles.
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Hech 26:31
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Y habiéndose retirado aparte hablaban entre sí, y decían: En efecto, este hombre no ha hecho cosa digna de muerte, ni de prisión.
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Hech 28:18
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los cuales después que me hicieron los interrogatorios, quisieron ponerme en libertad, visto que no hallaban en mí causa de muerte.
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Rom 1:32
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los cuales en medio de haber conocido la justicia de Dios, no echaron de ver, que los que hacen tales cosas, son dignos de muerte eterna, y no sólo los que las hacen, sino también los que aprueban a los que las hacen.
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Rom 4:25
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el cual fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación.
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Rom 5:10
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Que si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, mucho más estando ya reconciliados, nos salvará por él mismo resucitado y vivo.
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Rom 5:12
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Por tanto, así como por un solo hombre entró el pecado en este mundo, y por el pecado la muerte, así también la muerte se fue propagando en todos los hombres, por aquel solo Adán en quien todos pecaron.
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Rom 5:12
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Por tanto, así como por un solo hombre entró el pecado en este mundo, y por el pecado la muerte, así también la muerte se fue propagando en todos los hombres, por aquel solo Adán en quien todos pecaron.
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Rom 5:14
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Con todo eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión de la ley de Dios semejante a la de Adán, el cual es figura del segundo Adán que había de venir.
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Rom 5:17
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Pues como por el pecado de uno solo ha reinado la muerte por un solo hombre que es Adán, mucho más los que reciben la abundancia de la gracia, y de los dones, y de la justicia, reinarán en la vida por solo un hombre que es Jesucristo.
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Rom 5:18
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En conclusión, así como el delito de uno solo atrajo la condenación de muerte a todos los hombres, así también la justicia de uno solo ha merecido a todos los hombres la justificación que da vida al alma.
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Rom 5:21
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a fin de que al modo que reinó el pecado para dar la muerte, así también reine la gracia en virtud de la justicia para dar la vida eterna, por Jesucristo nuestro Señor.
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Rom 6:3
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¿No sabéis que cuantos hemos sido bautizados en Jesucristo, lo hemos sido con la representación y en virtud de su muerte?
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Rom 6:4
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En efecto, en el bautismo hemos quedado sepultados con él muriendo al pecado, a fin de que así como Cristo resucitó de muerte a vida para gloria del Padre, así también procedamos nosotros con nuevo tenor de vida.
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Rom 6:5
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Que si hemos sido injertados con él por medio de la representación de su muerte, igualmente lo hemos de ser representando su resurrección ,
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Rom 6:9
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sabiendo que Cristo resucitado de entre los muertos no muere ya otra vez; y que la muerte no tendrá ya dominio sobre él.
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Rom 6:13
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Ni tampoco abandonéis más vuestro cuerpo al pecado para servir de instrumentos a la iniquidad; sino antes bien entregaos todos a Dios, como resucitados de muerte a vida, y ofreced a Dios vuestros cuerpos para servir de instrumentos a la justicia o virtud.
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Rom 6:16
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¿No sabéis que si os ofrecéis por esclavo de alguno para obedecer a su imperio, por el mismo hecho quedáis esclavos de aquél a quien obedecéis, bien sea del pecado para recibir la muerte, bien sea de la obediencia a la fe para recibir la justicia o vida del alma?
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Rom 6:21
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Mas ¿y qué frutos sacasteis entonces de aquellos desórdenes de que ahora os avergonzáis? En verdad que la muerte es el fin a que condu-cen.
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Rom 6:23
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Porque el estipendio y paga del pecado es la muerte; pero la vida eterna es una gracia de Dios por Jesucristo nuestro Señor.
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Rom 7:4
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Así también vosotros, hermanos míos, quedasteis muertos a la ley en virtud de la muerte del cuerpo de Cristo , para ser de otro, esto es, del que resucitó de entre los muertos, a fin de que nosotros produzcamos frutos para Dios.
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Rom 7:5
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Pues cuando vivíamos según la carne, las pasiones de los pecados, excitadas por ocasión de la ley, mostraban su eficacia en nuestros cuerpos, en hacerles producir frutos para la muerte;
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Rom 7:6
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pero ahora estamos ya exentos de esta ley de muerte, que nos tenía ligados, para que sirvamos a Dios según el nuevo espíritu, y no según la letra o ley antigua.
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Rom 7:10
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y yo quedé muerto; con lo que aquel mandamiento, que debía servir para darme la vida, ha servido para darme la muerte.
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Rom 7:11
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Porque el pecado, tomando ocasión del mandamiento, me sedujo, y así por la violación del mismo mandamiento me ha dado la muerte.
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Rom 7:13
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Pero qué, ¿lo que es en sí bueno, me ha causado a mí la muerte? Nada menos. Sino que el pecado, o la concupiscencia, es el que, habiéndome causado la muerte por medio de una cosa buena, cual es la ley, ha manifestado lo venenoso que él es; de manera que por ocasión del mismo mandamiento se ha hecho el pecado sobremanera maligno.
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Rom 7:13
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Pero qué, ¿lo que es en sí bueno, me ha causado a mí la muerte? Nada menos. Sino que el pecado, o la concupiscencia, es el que, habiéndome causado la muerte por medio de una cosa buena, cual es la ley, ha manifestado lo venenoso que él es; de manera que por ocasión del mismo mandamiento se ha hecho el pecado sobremanera maligno.
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Rom 7:24
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¡Oh qué hombre tan infeliz soy yo! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte, o mortífera concupiscencia?
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Rom 8:2
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Porque la ley del espíritu de vida, que está en Cristo Jesús , me ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.
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Rom 8:6
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La sabiduría o prudencia de la carne es una muerte, pero la sabiduría de las cosas del espíritu, es vida y paz:
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Rom 8:10
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Mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto, o sujeto a muerte, por razón del pecado de Adán, el espíritu vive en virtud de la justificación.
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Rom 8:11
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Y si el espíritu de aquel Dios, que resucitó a Jesús de la muerte, habita en vosotros, el mismo que ha resucitado a Jesucristo de la muerte dará vida también a vuestros cuerpos mortales, en virtud de su espíritu que habita en vosotros.
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Rom 8:11
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Y si el espíritu de aquel Dios, que resucitó a Jesús de la muerte, habita en vosotros, el mismo que ha resucitado a Jesucristo de la muerte dará vida también a vuestros cuerpos mortales, en virtud de su espíritu que habita en vosotros.
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Rom 8:32
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El que ni a su propio Hijo perdonó, sino que le entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo después de habérnosle dado a él, dejará de darnos cualquier otra cosa?
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Rom 8:36
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(Según está escrito, por ti, ¡oh, Señor!, somos entregados cada día en manos de la muerte, somos tratados como ovejas destinadas al matadero).
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Rom 8:38
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Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las virtudes, ni lo presente, ni lo venidero, ni la fuerza, o violencia,
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Rom 11:15
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Porque si el haber sido ellos desechados ha sido ocasión de la reconciliación del mundo, ¿qué será su restablecimiento o conversión, sino resurrección de muerte a vida?
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I Cor 3:22
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Porque todas las cosas son vuestras, bien sea Pablo, bien Apolo, bien Cefas; el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro, todo es vuestro, o hecho para vuestro bien;
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I Cor 4:9
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Pues yo para mí tengo que Dios a nosotros los apóstoles nos trata como a los últimos o más viles hombres, como a los condenados a muerte, haciéndonos servir de espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.
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I Cor 11:24
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y dando gracias, lo partió, y dijo a sus discípulos: Tomad, y comed, éste es mi cuerpo, que por vosotros será entregado a la muerte; haced esto en memoria mía.
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I Cor 11:26
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Pues todas las veces que comiereis este pan y bebiereis este cáliz, anunciaréis la muerte del Señor hasta que venga.
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I Cor 15:21
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Porque así como por un hombre vino la muerte al mundo, por un hombre debe venir también la resurrección de los muertos.
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