HORA bien, si habéis resucitado con Cristo , buscad las cosas que son de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios Padre;
saboreaos en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
Porque muertos estáis ya, y vuestra nueva vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando aparezca Cristo , que es vuestra vida, entonces apareceréis también vosotros con él gloriosos.
Haced morir, pues, los miembros del hombre terreno que hay en vosotros; la fornicación, la impureza, las pasiones deshonestas, la concupiscencia desordenada y la avaricia, que todo viene a ser una idolatría;
por las cuales cosas descarga la ira de Dios sobre los incrédulos,
y en las cuales anduvisteis también vosotros en otro tiempo, pasando en aquellos desórdenes vuestra vida.
Mas ahora dad ya de mano a todas estas cosas, a la cólera, al enojo, a la malicia, a la maledicencia, y lejos de vuestra boca toda palabra deshonesta.
No mintáis los unos a los otros; en suma, desnudaos del hombre viejo con sus acciones,
y vestíos del nuevo, de aquel que por el conocimiento de la fe se renueva según la imagen del Señor que le creó,
para con el cual no hay distinción de gentil y judío, de circunciso y no circunciso, de bárbaro y escita, de esclavo y libre, sino que Cristo es todo el bien, y está en todos.
Revestíos, pues, como escogidos que sois de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas de compasión, de benignidad, de humildad, de modestia, de paciencia,
sufriéndoos los unos a los otros, y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro, así como el Señor os ha perdonado, así lo habéis de hacer también vosotros.
Pero sobre todo mantened la caridad, la cual es el vínculo de la perfección.
Y la paz de Cristo triunfe en vuestros corazones, paz divina a la cual fuisteis asimismo llamados para formar todos un solo cuerpo, y sed agradecidos a Dios por éste y otros beneficios.
La palabra de Cristo o su doctrina en abundancia tenga su morada entre vosotros, con toda sabiduría, enseñándoos y animándoos unos a otros, con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando de corazón con gracia o edificación las alabanzas a Dios.
Todo cuanto hacéis, sea de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre de nuestro Señor Jesucristo, y a gloria suya, dando por medio de él gracias a Dios Padre.
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Mujeres, estad sujetas a los maridos, como es debido, en lo que es según el Señor.
Maridos, amad a vuestras mujeres, y no las tratéis con aspereza.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto es agradable al Señor.
Padres, no provoquéis a ira, o no irritéis, a vuestros hijos con excesiva severidad, para que no se hagan pusilánimes o apocados.
Siervos, obedeced en todo a vuestros amos temporales, no sirviéndolos sólo mientras tienen la vista sobre vosotros, o solamente cuando os miran, como si no deseaseis más que complacer a los hombres, sino con sencillez de corazón y temor de Dios.
Todo lo que hagáis, hacedlo de buena gana, como quien sirve a Dios y no a hombres,
sabiendo que recibiréis del Señor la herencia del cielo por galardón o salario; pues a Cristo nuestro Señor es a quien servís en la persona de vuestros amos.
Mas el que obra mal o injustamente llevará el pago de su injusticia, porque en Dios no hay preferencia de personas.
Pater
Filius
Spiritus Sanctus
Angelorum
Satan
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