ESPUÉS de haber cenado, condujeron al joven al aposento de la esposa.
Y Tobías, teniendo presentes las advertencias del ángel, sacó de su alforjilla el pedazo de hígado y corazón, y lo puso sobre unos carbones encendidos.
Entonces el ángel Rafael cogió al demonio, y lo confinó en el desierto del Egipto superior.
Al mismo tiempo Tobías exhortó a la doncella, y le dijo: Levántate, Sara, y hagamos oración a Dios, hoy y mañana, y después de mañana; porque estas tres noches las pasaremos unidos en oración con Dios, y pasada la tercera noche haremos vida maridable.
Pues nosotros somos hijos de santos, y no podemos juntarnos a manera de los gentiles, que no conocen a Dios.
En efecto, alzándose ambos, oraban con mucho fervor, para que se dignase Dios conservarlos salvos.
Y dijo Tobías: Oh Señor Dios de nuestros padres, bendígante los cielos, y la tierra, y el mar, y las fuentes, y los ríos, y todas tus criaturas que hay en ellos.
Tú formaste a Adán del lodo de la tierra, y le diste a Eva por ayuda suya y compañera.
Ahora pues, Señor, tú sabes que no movido de concupiscencia tomo a esta hermana mía por esposa, sino por el solo deseo de tener hijos que bendigan tu santo Nombre por los siglos de los siglos.
Asimismo Sara dijo: Ten misericordia de nosotros, oh Señor, ten misericordia de nosotros, y haz que ambos lleguemos sanos a la vejez.
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Raguel, estando cerca el primer canto de los gallos, mandó llamar a sus criados, y fueron con él a abrir una sepultura.
Porque decía: Le habrá sucedido lo mismo que a los otros siete maridos que se acercaron a ella.
Abierta la fosa, volvió Raguel a casa, y dijo a su mujer:
Envía una de tus criadas a ver si ha muerto, para enterrarlo antes que amanezca.
Envió luego ella una de sus criadas; la cual entrando en el aposento, los encontró sanos y salvos, que estaban durmiendo ambos;
y volvió a dar la buena noticia; con lo que alabaron a Dios tanto Raguel como Ana, su mujer,
y dijeron: Te alabamos y damos gracias, oh Señor Dios de Israel, porque no ha sucedido lo que temíamos;
sino que has hecho que experimentásemos tu misericordia, y has expelido lejos de nosotros el enemigo que nos perseguía,
compadeciéndote de los dos hijos únicos de sus padres. Haz, Señor, que te bendigan ellos más cumplidamente, y te ofrezcan el sacrificio de la alabanza por su perfecta salud, para que conozca el mundo todo que tú eres el solo y único Dios en toda la tierra.
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Al instante mandó Raguel a sus siervos, que antes que amaneciese terraplenaran la fosa que había abierto.
Y dijo a su mujer que dispusiese un convite, y que preparase todas las provisiones necesarias para los caminantes.
Hizo también matar dos vacas gordas y cuatro carneros, y convidar a todos sus vecinos y amigos.
Después Raguel hizo jurar a Tobías que se detendría con él dos semanas.
De todos sus bienes dio Raguel la mitad a Tobías, y de la otra mitad declaró, haciendo escritura, heredero, para después de muerto él y su mujer, al mismo Tobías.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas