ACOB entonces prosiguió el viaje comenzado, y le salieron al encuentro ángeles de Dios,
vistos los cuales, dijo: He aquí los campamentos de Dios; y llamó a aquel lugar Mahanaim, esto es, Campamentos.
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De aquí también despachó mensajeros delante de sí a su hermano Esaú a tierra de Seir, en la Idumea,
dándoles esta orden: Hablaréis de esta manera a mi señor Esaú: Jacob tu hermano te envía a decir lo siguiente: Me fui peregrinando a casa de Labán, y en ella he estado hasta el día presente.
Tengo bueyes, y asnos, y ovejas, y esclavos, y esclavas; y ahora envío estos mensajeros a mi señor, con deseo de hallar gracia en su presencia.
Los enviados volvieron a Jacob , diciendo: Fuimos a tu hermano Esaú; y él mismo viene presuroso a tu encuentro con cuatrocientos hombres.
Concibió Jacob grandísimo miedo; y lleno de terror, dividió la gente que tenía consigo, junto con los ganados de ovejas, y de bueyes, y de camellos, en dos bandas,
diciendo: Si Esaú acometiere una banda y la destrozare, la otra banda que resta se salvará.
Dijo después Jacob : ¡Oh Dios de mi padre Abrahán, y Dios de mi padre Isaac!, ¡tú, Señor, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra, y al lugar de tu nacimiento , que yo te colmaré de beneficios!
Yo soy indigno de todas tus misericordias, y de la fidelidad con que has cumplido a tu siervo las promesas que le hiciste; sólo con mi simple cayado pasé este río Jordán, y ahora vuelvo con dos cuadrillas de gentes y ganados.
Líbrame, te ruego, porque le temo mucho; no sea que arremetiendo, acabe con madres e hijos.
Tú has prometido hacerme mil bienes, y dilatar mi descendencia como las arenas del mar, que por la muchedumbre no pueden contarse.
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Habiendo, pues, dormido allí aquella noche, separó de todo lo que tenía, lo que había destinado para regalar a su hermano Esaú,
es a saber, doscientas cabras, veinte machos de cabrío, doscientas ovejas, y veinte carneros,
treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas, veinte toros, y veinte asnas, con diez de sus pollinos;
y envío por medio de sus criados cada manada de éstas de por sí, y dijo a los mozos: Id delante de mí, dejando algún trecho entre manada y manada.
Y dio esta orden al primero: Si encontrares a mi hermano Esaú, y te preguntare: ¿De quién eres? o ¿a dónde vas? o ¿de quién es eso que conduces?
has de responder: Es un regalo de tu siervo Jacob , que le envía a mi señor Esaú, y él mismo en persona viene detrás de nosotros.
Las mismas órdenes dio al segundo, y al tercero, y a todos los demás que iban detrás de aquellas manadas, diciendo: En los mismos términos habéis de hablar a Esaú, cuando le encontréis.
Y no dejéis de añadir: Tu siervo Jacob en persona, viene siguiendo detrás de nosotros; porque dijo: Le aplacaré con los regalos que preceden, y después me presentaré a él, quizá se me mostrará propicio.
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Remitió, pues, los dones por delante, y él pasó aquella noche en el campamento.
Y levantándose muy temprano, tomó sus dos mujeres, y las dos criadas con los once hijos, y pasó el vado de Jaboc.
Y después de haber hecho pasar todo lo que le pertenecía,
se quedó solo, y he aquí que se le apareció un personaje, que comenzó a luchar con él hasta la mañana.
Este varón respetable, viendo que no podía sobrepujar a Jacob , le tocó el tendón del muslo, que al instante se secó.
Y le dijo: Déjame ir, que ya raya el alba. Jacob respondió: No te dejaré ir, si antes no me das la bendición.
¿Cómo te llamas?, le preguntó el ángel. El respondió: Jacob .
No ha de ser ya tu nombre Jacob , dijo entonces el ángel, sino Israel, porque si con el mismo Dios te has mostrado fuerte, ¿cuánto más prevalecerás contra todos los hombres?
Le preguntó Jacob : Dime, ahora, ¿cuál es tu nombre? Respondió: ¿Por qué quieres saber mi nombre? Y allí mismo le dio su bendición.
Por donde Jacob llamó aquel lugar Fanuel, diciendo: Yo he visto a Dios cara a cara, y mi vida ha quedado a salvo.
Al punto que partió de Fanuel, le salió el sol; mas él iba cojeando de un pie.
Por este motivo los hijos de Israel, hasta el día de hoy, no comen del nervio de los animales, correspondiente al que se secó en el muslo de Jacob ; en memoria de que habiendo tocado el ángel dicho nervio, quedó éste sin movimiento.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas